¿Alguna vez tuviste que experimentar el desprecio de otros? ¿Como lo pudiste superar?
Una mujer que tenía una niña poseída por un espíritu maligno, se arrojó a los pies de Jesús. Esta mujer era extranjera, sirofenicia de nacimiento, y le rogaba que expulsara al demonio que tenía su hija, Mt 15:22
El evangelio de Mateo nos relata que “Jesús no le respondió palabra” y sus discípulos le rogaron que la despidiera. Seguidamente Jesús le dijo que había venido primero a darle una oportunidad a su pueblo. La mujer nuevamente pidió su ayuda, pero la respuesta que siguió por parte de Jesús fue muy cruel. Jesús le dijo: "No está bien quitarles el pan a los hijos y echárselo a los perros". En otra perspectiva su respuesta ejemplificaba el egoísmo, desprecio y mezquindad de la clase dirigente y de todo un pueblo que no supo entender el alcance del Reino de Dios a todos y a todas.
Este episodio describe a Jesús saliendo de Palestina y de territorio judío ((Mc 7:24-30, Mt 15:21-28). Jesús entra en territorio gentil. Los cananeos eran enemigos ancestrales de Israel. Jesús está presentando la amplitud del Reino de Dios que viene para todos incluyendo a nuestros enemigos.
Jesús con la actitud intencional de ir a la región de Tiro y Sidón muestra que los gentiles no son inmundos sino que ellos también tienen lugar en el Reino de Dios.
Esta mujer experimentó el desprecio, la indiferencia e insensibilidad, pero nada pudo detener su fe en aquel que podía cambiar su situación. Jesús sigue despertando una fe inquebrantable en aquellos que están lejos del poder y lejos de toda lucha por mantener una posición de prestigio.
Jesús es el pan de vida (Jn 6:35), pero solo las migajas llegan a los que están debajo de la mesa. Encima de la mesa está el pan que es el evangelio para todos y todas. Es el evangelio de la empatía, reconciliación, apego, cercanía, respeto y dignidad.
Esta mujer rechaza la posición de quedarse en silencio y participa con audacia, fe y gran percepción. Responde con agudeza y se vuelve voz de los marginados: “Sí, Señor –respondió la mujer-, pero hasta los perros comen debajo de la mesa las migajas que dejan los hijos”, Mc 7:28 ¿No puedo comer lo que los hijos arrojan al piso?
“Jesús le dijo: Por haberme respondido así, puedes irte tranquila; el demonio ha salido de tu hija”, Mc 7:29. “Jesús invierte el orden y él mismo es el alimento que le da vida a la hija de la mujer” y por lo tanto los discípulos son desafiados a cambiar la historia que incluye a la clase religiosa y a todo un pueblo.
Jesús encuentra una verdadera fe en la periferia, lejos de la clase dirigente y muy distante de lo que se esperaba de los hijos verdaderos (Ro 9:25, Mt 21:43). Se fundamenta la misión universal de Dios (Ef. 2:14, Ga 3:26-28)
Somos desafiados a imitar a Jesús y servir el pan a los que están debajo de la mesa. Jesús nos invita a dejar nuestras mesas de privilegio y tener una mesa de patas muy cortas, donde nadie quepa debajo
Para Pensar: ¿Qué podemos hacer en lo personal, iglesia u organización para que nadie se encuentre debajo de la mesa y compartamos el pan de vida y amor?
Carlos Scott
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