martes, 4 de febrero de 2020

EXAMEN DE NUESTRA PROFUNDIDAD

EXAMEN DE NUESTRA PROFUNDIDAD "Su fe y sus obras actuaban conjuntamente,...", Stg. 2:22 Cuando somos probados estamos como expuestos a la intemperie, a lo provisional, a la dificultad e incomodidad, pero es ahí donde debemos recordar la esperanza que tenía Abraham que bien puede ser la nuestra. Él se fiaba de una palabra que le había dado Dios: “Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac”, Gn 21:12. Lo que te prometí se cumplirá. En la prueba, lo esencial e indispensable se reduce a un encuentro con Dios. Él nos libera de la aridez, nos salva de la esterilidad y nosotros podemos volver a la vida porque su presencia es lo único necesario. El desierto de las circunstancias adversas se convierte así en la prueba de la fidelidad y es el examen de nuestra profundidad. Dios estaba buscando a un hombre obediente, lleno de justicia, de fe, santidad, que obedeciera sin dudar. Abraham no era guiado por su inteligencia, sino guiado por la voluntad de Dios y el texto de hebreos nos dice: “consideraba que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos”. Dios probó a Abraham, pero esto lo debemos diferenciar de las tentaciones del pecado. Cuando soy tentado a pecar es algo que no viene de Dios. Dios no tienta a nadie. Nuestra propia naturaleza pecaminosa la debo confrontar con la nueva naturaleza que me da Dios. Él está interesado en nuestras vidas y quiere ver como reaccionamos. Cuando nos toman un test deseamos salir aprobados. Abraham tuvo que pasar por diferentes pruebas. Primero fue su llamado: “Vete a la tierra que te mostrare”, Gn 12:1-3. En segundo lugar, separarse de Lot que fue su compañero de fe, Gn 13:1-18 y en tercer lugar, rendir sus propios planes a Dios confiando que también Ismael sería bendecido, Gn 21:8-20. Ahora Dios le pide al hijo de la promesa, al amor de su corazón y su gozo. Dios viene a probarnos para ver que hay en nuestro corazón. Abraham se encontró en ese momento con la prueba de tres días de viaje llevando a Isaac al lugar del sacrificio. Se encuentra con el silencio de Dios, las oraciones no son contestadas y solo puede caminar en fe, sin entenderlo todo, pero sabiendo que Dios está presente. ¿Cómo reaccionamos cuando estamos en medio de una prueba? ¿Cuáles son nuestros sentimientos? ¿Qué deberíamos tener en cuenta? Carlos Scott

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