jueves, 18 de septiembre de 2025

Salgamos a su encuentro

 Saliendo fuera

“Faltaban dos días para que se celebrara la fiesta de la Pascua. A esta fiesta también se le llamaba fiesta de los panes sin levadura. En esos días, los sacerdotes principales y los maestros de la Ley buscaban la manera de engañar a Jesús, para poder arrestarlo y matarlo.  Decían entre ellos: «Vamos a hacerlo, pero no durante la fiesta, no sea que la gente se alborote y se ponga en contra de nosotros”, Mc 14:1-2

Se acercaba el tiempo de la pascua y para el pueblo esta celebración representaba la historia de la salvación. Este relato gira alrededor de la palabra “preparar”. Los dirigentes se preparan para arrestar a Jesús, en el caso de Judas se prepara para traicionarlo, una mujer con un frasco de perfume muy caro se anticipa a preparar el cuerpo del Señor para su entierro y Jesucristo da las indicaciones para los preparativos de la cena pascual. Mientras que los dirigentes excluyen a Jesús para celebrar la pascua, él se manifiesta como el salvador. Jesús inaugura un nuevo tiempo, una pascua nueva. Jesús es el cordero de Dios que nos libra de los pecados y nos relaciona con Dios. Este acontecimiento es recordado por el pan y el vino. Dios nos llama en este tiempo a celebrar la vida porque Jesús lo entregó todo por nosotros. Sigamos cada día dando lo mejor y sirviendo a todas las personas a la cual Dios nos envía. “Por lo tanto, salgamos a su encuentro fuera del campamento”, Heb 13:12-13. “El amor de Cristo domina nuestras vidas..., y nos ha encargado que anunciemos a todo el mundo esta buena noticia: Por medio de Cristo, Dios perdona los pecados y hace las paces con todos. Cristo nos envió para que hablemos de parte suya, y Dios mismo les ruega a ustedes que escuchen nuestro mensaje. Por eso, de parte de Cristo les pedimos: hagan las paces con Dios.”, 2 Co 5:14-20

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

miércoles, 17 de septiembre de 2025

Puede aparecer la luz que buscamos

Buscando la luz

“Ya era viernes por la tarde, y los judíos se estaban preparando para las celebraciones especiales del día sábado. Un hombre llamado José, del pueblo de Arimatea, no tuvo miedo de pedirle a Pilato el cuerpo de Jesús. José era un miembro muy importante de la Junta Suprema. Además, él oraba para que el reinado de Dios empezara pronto. Pilato se sorprendió mucho al oír que Jesús ya había muerto. Por eso, llamó al oficial romano para ver si era cierto, y para averiguar cuándo había sucedido. Cuando el oficial regresó con el informe, Pilato dio permiso para que le entregaran a José el cuerpo de Jesús. José compró entonces una sábana de tela muy fina y cara. Bajó a Jesús de la cruz, lo envolvió en la sábana y lo puso en una tumba. Hacía poco tiempo que José la había mandado construir en una gran roca. Luego tapó la entrada de la tumba con una piedra muy grande”, Mc 15:42-47

Cuando hay mucha familiaridad con la oscuridad debemos seguir confiando que puede aparecer la luz que necesitamos. Dios nos llama a no renunciar a lo que hemos creído y sostenido. “José era seguidor de Jesús, pero no se lo había dicho a nadie porque tenía miedo de los líderes judíos”, Jn19:38. La esperanza puede resurgir cuando seguimos siendo audaces y valientes. “Jose fue un hombre bueno y honesto, y deseaba que Dios comenzara ya a reinar en el mundo. José era miembro de la Junta Suprema, pero cuando la Junta decidió que Jesús debía morir, él no estuvo de acuerdo”, Lc 23:50-51. Dios nos llama a salir de la oscuridad y caminar hacia la luz. “Jose oraba para que el reinado de Dios empezara pronto”. Es una luz que no podemos ocultar. »Ustedes son como una luz que ilumina a todos. Son como una ciudad construida en la parte más alta de un cerro y que todos pueden ver. Nadie enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón. Todo lo contrario: la pone en un lugar alto para que alumbre a todos los que están en la casa”, Mt 5:14-15. "Desde que Juan el Bautista comenzó a predicar hasta ahora, el reino de Dios avanza a pesar de sus enemigos. Sólo la gente valiente y decidida logra formar parte de él”, Mt 11:12

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

martes, 16 de septiembre de 2025

Conocedor del dolor más profundo

 Conocedor de todo el dolor humano

“Desde el mediodía hasta las tres de la tarde, el cielo se puso oscuro. A esa hora, Jesús gritó con mucha fuerza: «Eloí, Eloí, ¿lemá sabactani?» Eso quiere decir: «¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?», Mc 15:33-34. “Entonces Jesús volvió a gritar con fuerza, y entregó su espíritu”, Mt 27:50

“Fue despreciado y rechazado: hombre de dolores, conocedor del dolor más profundo. Nosotros le dimos la espalda y desviamos la mirada; fue despreciado, y no nos importó. Sin embargo, fueron nuestras debilidades las que él cargó; fueron nuestros dolores los que lo agobiaron ... él fue traspasado por nuestras rebeliones y aplastado por nuestros pecados. Fue golpeado para que nosotros estuviéramos en paz; fue azotado para que pudiéramos ser sanados. Todos nosotros nos hemos extraviado como ovejas; hemos dejado los caminos de Dios para seguir los nuestros. Sin embargo, el Señor puso sobre él los pecados de todos nosotros. Fue oprimido y tratado con crueldad; sin embargo, no dijo ni una sola palabra. Como cordero fue llevado al matadero. Y como oveja en silencio ante sus trasquiladores, no abrió su boca. Al ser condenado injustamente, se lo llevaron ... Él no había hecho nada malo, y jamás había engañado a nadie. Pero fue enterrado como un criminal; ... Sin embargo, cuando su vida sea entregada en ofrenda por el pecado, tendrá muchos descendientes ... Y a causa de lo que sufrió, mi siervo justo hará posible que muchos sean contados entre los justos, porque él cargará con todos los pecados de ellos. Yo le rendiré los honores de un soldado victorioso, porque se expuso a la muerte ...”, Is 53:10-12. "Cristo nunca pecó. Pero Dios lo trató como si hubiera pecado, para declararnos inocentes por medio de Cristo", 2 Co 5:20

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

viernes, 12 de septiembre de 2025

Traspasa todo poder

Mirarán al que traspasaron

“Cuando llegaron a Jesús, se dieron cuenta de que ya había muerto. Por eso no le quebraron las piernas. Sin embargo, uno de los soldados atravesó con una lanza el costado de Jesús, y enseguida salió sangre y agua. Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que dice la Biblia: «No le quebrarán ningún hueso». En otra parte, la Biblia también dice: «Mirarán al que atravesaron con una lanza», Jn 19:31-37.

Jesús fue traspasado en la cruz y el que fue atravesado con una lanza es el que traspasa todo poder. Es el poder del amor su fuerza irresistible y nos llama a tener otra mirada. Significa seguir la lógica del amor y dejar el orgullo, el deseo de supremacía, la pretensión de conquistar posiciones favorables y que la tentación de imponernos sea crucificada y clavada en la cruz. Es dejar que me atraviese su vida y su espíritu quitando todo otro poder. “¿Acaso piensan que las Escrituras no significan nada? Ellas dicen que Dios desea fervientemente que el espíritu que puso dentro de nosotros le sea fiel. Y él da gracia con generosidad. Como dicen las Escrituras: «Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes» Así que humíllense delante de Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes. Acérquense a Dios, y Dios se acercará a ustedes. Lávense las manos, pecadores; purifiquen su corazón, porque su lealtad está dividida entre Dios y el mundo. Derramen lágrimas por lo que han hecho. Que haya lamento y profundo dolor. Que haya llanto en lugar de risa y tristeza en lugar de alegría. Humíllense delante del Señor, y él los levantará con honor”, Stg 4:5-10. “Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados”, Is 53:5. “Los que buscan su ayuda estarán radiantes de alegría; ninguna sombra de vergüenza les oscurecerá el rostro”, Sal 34:5. “¡Miren! Él viene en las nubes del cielo. Y todos lo verán, incluso aquellos que lo traspasaron. Y todas las naciones del mundo se lamentarán por él. ¡Sí! ¡Amén!”, Ap 1:7

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

jueves, 11 de septiembre de 2025

“Creyente no es el privilegiado envuelto en la luz; es el que, incluso en la oscuridad, logra ver claro”

Una declaración decisiva

“Jesús lanzó un fuerte grito y murió … El oficial romano que estaba frente a Jesús lo vio morir, y dijo: —En verdad este hombre era el Hijo de Dios.”, Mc 15:37-39

Marcos nos habla de un oficial romano que reconoce en Jesús al Hijo de Dios. Esta declaración constituye el punto de llegada del Evangelio. Es la respuesta tan esperada a una pregunta fundamental: ¿Quién es Jesús? Esta contestación viene de parte de un gentil o pagano y se constituye en una verdadera declaración de fe. Nos hace ver que el Espíritu prometido ya estaba actuando en medio de las personas. Cuando Jesús fue bautizado una voz que venía del cielo le dijo: «Tú eres mi Hijo, a quien quiero mucho. Estoy muy contento contigo.», Mc 1:11 y ahora, en el Calvario, después de su muerte hay un reconocimiento: "En verdad este hombre era el Hijo de Dios". Es interesante observar que esta declaración no viene de parte de un discípulo, un amigo o un familiar, sino de parte de un gentil. Este oficial llegó a descubrir la identidad de Jesús no precisamente en el momento del triunfo, sino en la derrota y el fracaso. Nos encontramos con el cuerpo de Jesús azotado, una corona de espinas en la cabeza, desnudo, burlado, expuesto a todos los golpes, clavado y asesinado en una cruz. Es conmovedor ver que Jesús es reconocido no en el momento feliz de los milagros, sino cuando se negó a hacer el milagro de bajar de la cruz y murió. En la oscuridad del final es reconocido por este oficial, un gentil que puede ver con claridad. En medio de la densa tiniebla que cubrió la tierra, esta persona pudo distinguir un rostro divino. Lo reconoce cuando está desfigurado y no transfigurado. “Creyente no es el privilegiado envuelto en la luz; es el que, incluso en la oscuridad, logra ver claro” “Mientras esperan al Señor, muéstrense alegres; cuando sufran por el Señor, muéstrense pacientes; cuando oren al Señor, muéstrense constantes.”, Ro 12:12

Carlos Scott

Foto Gilbert Lenox

martes, 9 de septiembre de 2025

El cielo es hoy

 La espiritualidad del día a día

“—Jesús, acuérdate de mí, …. Jesús respondió: —Te aseguro que hoy estarás conmigo…”, Lc 23:39-43

El cielo es hoy, aunque me encuentre en una situación que no es agradable. El criminal en la cruz no había estudiado teología, pero a diferencia de Pilato y otros lo proclamo rey sin dudarlo. Le reconoce un Reino cuando lo ha perdido todo, hasta los amigos más íntimos. Y además le reconoce que es un Dios de misericordia. Cuando tenemos las manos clavadas en una cruz, todavía podemos elevar una oración y Dios nos responde. Su amor lo llena todo. Jesús nos salva y recupera lo que está perdido. Aceptamos una herencia que muchos dejan para “mañana”. Tenemos necesidad de escuchar nuevamente el “Hoy de Dios”. Hoy es la salvación, hoy es la conversión, hoy es el perdón, hoy debo abrir los ojos y escuchar y hoy debo reconocer a mi Rey y Señor. El cielo es hoy.  “Acuérdate de mí … Hoy estarás conmigo”

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

lunes, 8 de septiembre de 2025

Los rasgos de un rostro divino

 "De la Oscuridad a la Luz: El Arrepentimiento en la Cruz"

“Uno de los criminales colgados junto a él se burló: «¿Así que eres el Mesías? Demuéstralo salvándote a ti mismo, ¡y a nosotros también!».  Pero el otro criminal protestó: «¿Ni siquiera temes a Dios ahora que estás condenado a muerte? Nosotros merecemos morir por nuestros crímenes, pero este hombre no ha hecho nada malo». Luego dijo: —Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Jesús respondió: —Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.”, Lc 23:39-43

En el relato de la crucifixión nos encontramos con un criminal que ha hablado con Jesús antes de la muerte final. No resultaba fácil hablar en aquellas condiciones. La cruz impide los largos discursos. Jesús y el criminal se han entendido. Se han dicho todo aquello que era necesario decirse con pocas palabras: “—Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Jesús respondió: —Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.” El criminal o ladrón descubre a Dios bajo la imagen de un delincuente común. El criminal reconoce a Cristo como Rey y Señor no en el momento del triunfo, de los milagros, de los aplausos, sino en el momento de la “derrota”, cuando sus discípulos han desaparecido. Jesús se encuentra con una corona de espinas, su cuerpo esta marcado por los azotes, desnudo, reducido a nada, expuesto a todos los golpes. En la oscuridad del fracaso, el ladrón demuestra ver con claridad. En medio de la densa tiniebla, distingue con precisión los rasgos de un rostro divino. Lo reconoce cuando está “desfigurado”.  Es fácil seguir al Jesús de los milagros, de las revelaciones excepcionales, rodeado por la multitud, pero se necesita ser valiente para seguir el itinerario de ese hombre que se esconde, que no se defiende, que se deja procesar y burlar. Hay un hecho que contradice la lógica o el sentido común y parece un callejón sin salida. En la vida podemos ser perdedores, pero no estar perdidos cuando estamos dispuestos a ponernos del lado de este rey, que según la valoración humana puede parecer un perdedor. El criminal arrepentido puede convertirse en nuestra historia.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

domingo, 7 de septiembre de 2025

Junto a Jesús no hay puestos reservados, son más bien lugares dejados libres y esto nos desafía a modificar nuestros itinerarios

 Modificando el itinerario

“Los soldados salieron con Jesús, y en el camino encontraron a un hombre llamado Simón, que era del pueblo de Cirene. Simón era padre de Alejandro y de Rufo; regresaba del campo y los soldados lo obligaron a cargar la cruz de Jesús”, Mc 15:21

Cirene es una ciudad del norte de África en Libia. Allí habitaban numerosos judíos y representaban una cuarta parte de la población. Marcos nos presenta a Simón y a sus hijos que probablemente serían personas conocidas en la primera comunidad cristiana. Simón es obligado a dar un servicio y en este caso llevar la cruz de Jesús. Simón regresaba del campo que en definitiva representaba la periferia de la ciudad y es el protagonista de un hecho histórico. Es el primer discípulo que sigue a Jesús llevando la cruz. Tiempo atrás Jesús les había enseñado a los discípulos que debían estar preparados para llevar la cruz, pero en esa hora no podemos encontrarlos. Al no haber voluntarios para llevar la cruz, los soldados proceden a llamar a otra persona, le guste o no le guste. En este caso el llamado al seguimiento no se ha realizado por el Señor, sino por los que van a ejecutar la pena de muerte. Hay situaciones en que el seguimiento a Jesús se transforma en un llamado que viene de un mundo que pide urgentemente nuestra intervención, nos guste o no. El gesto de Simón de Cirene como la declaración de fe del oficial romano al ver morir a Jesús (Mc 15:39), indican que nuestro Dios levanta otras personas inesperadas, llegadas de lejos, que realizan y dicen lo que deberían haber hecho y dicho los “cercanos”, “los íntimos”, pero que no se dejan encontrar en la hora decisiva. Junto a Jesús no hay puestos reservados, son más bien lugares dejados libres y esto nos desafía a modificar nuestros itinerarios. “No sean nunca perezosos, más bien trabajen con esmero y sirvan al Señor con entusiasmo. Alégrense por la esperanza segura que tenemos. Tengan paciencia en las dificultades y sigan orando. Estén listos para ayudar a los hijos de Dios cuando pasen necesidad. Estén siempre dispuestos a brindar hospitalidad”, Ro 12:11-13

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

viernes, 5 de septiembre de 2025

Y les entregó a Jesús para que hicieran con él como quisieran

 Un escrito realizado con lágrimas

“… le colocaron en la cabeza una corona hecha con ramas de espinos. Entonces comenzaron a burlarse de él, … Lo golpeaban en la cabeza con una vara y lo escupían, y arrodillándose delante de él le hacían reverencias. Cuando se cansaron de burlarse de él, le quitaron el manto rojo y le pusieron su propia ropa. Después se lo llevaron para clavarlo en la cruz.”, Mc 15:16-20

Este relato nos genera un fuerte pesar, lágrimas y dolor profundo. Esto es lo que nos describe Marcos cuando escribió sobre la crucifixión de Jesús. Lucas expresa: “Entonces Pilato sentenció a Jesús a muerte como la gente reclamaba… Y les entregó a Jesús para que hicieran con él como quisieran.”, Lc 23:24-25. El Señor y Rey del universo es maltratado por la humanidad. El justo sufriendo por los injustos, “tenía el rostro tan desfigurado que apenas parecía un ser humano, y por su aspecto, no se veía como un hombre.”, Is 52:14. “¿Quién ha creído nuestro mensaje? ¿A quién ha revelado el Señor su brazo poderoso? Mi siervo creció en la presencia del Señor como un tierno brote verde, como raíz en tierra seca ... Fue despreciado y rechazado: hombre de dolores, conocedor del dolor más profundo. Nosotros le dimos la espalda y desviamos la mirada; fue despreciado, y no nos importó. Sin embargo, fueron nuestras debilidades las que él cargó; fueron nuestros dolores los que lo agobiaron ... él fue traspasado por nuestras rebeliones y aplastado por nuestros pecados. Fue golpeado para que nosotros estuviéramos en paz; fue azotado para que pudiéramos ser sanados. Todos nosotros nos hemos extraviado como ovejas; hemos dejado los caminos de Dios para seguir los nuestros…, Fue oprimido y tratado con crueldad; … no dijo ni una sola palabra…, Sin embargo, cuando su vida sea entregada en ofrenda por el pecado, tendrá muchos descendientes…, Yo le rendiré los honores de un soldado victorioso, porque se expuso a la muerte. Fue contado entre los rebeldes. Cargó con los pecados de muchos e intercedió por los transgresores”, Is 53:1-9.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

jueves, 4 de septiembre de 2025

¿Qué es la verdad?

 La Verdad

“—¿Qué es la verdad? —preguntó Pilato…”, Jn 18:37-39

Nos encontramos con Pilato frente a Jesús y cuando el tema se trata de la verdad no solo puede producir incomodidad, sino también temor que aquel hombre que tiene encadenado le diga que es la verdad. El juez se puede convertir en acusado y los roles pueden ser cambiados cuando se trata de valentía y dignidad. Nos encontramos con una persona libre estando presa y un magistrado o prefecto romano encadenado al poder y a los intereses de otros. Pilato parece controlar la situación desde su alto cargo de funcionario de la gran potencia dominante. Su comportamiento puede marcar el desprecio que muchas veces sienten los burócratas hacia la víctima, como hacían los que perseguían a Jesús. “—¿Eres tú el rey de los judíos? —le preguntó.” Y quizás con tono sarcástico “Así, con esta apariencia, ¿vas a ser tú rey?”. “Jesús contestó: —¿Lo preguntas por tu propia cuenta o porque otros te hablaron de mí?”. Frente a Jesús nos encontramos a inquietantes interrogatorios. Pilato que comenzó con cierta insolencia e ironía se ve obligado a modificar su actitud. Jesús no mira su jerarquía, cargo y posición. Lo despoja de su máscara autoritaria para confrontarlo interiormente ¿Tu cuestión es personal, auténtica o solo es superficial y curiosa? ¿Te sientes implicado con relación a tu persona o esto solo afecta para cuidar tu posición? Ante las preguntas de Pilato, Jesús responde “En realidad, yo nací y vine al mundo para dar testimonio de la verdad. Todos los que aman la verdad reconocen que lo que digo es cierto.” “ —¿Qué es la verdad?—preguntó Pilato”. Con Pilato nos encontramos con un intento normal de esconder las cuestiones que más atormentan y más secretas. Tiene miedo a que la verdad sea aquella que tiene delante sin triunfalismo, sin aplausos, sin privilegios, no rentable. Miedo a descubrir una verdad que pierde, que da risa, humilla, perseguida y en minoría. Es el miedo a una verdad que es más importante que el dinero y la popularidad. Alessandro Pronzato comenta: “¿La verdad? Demasiado comprometedora. Si fuera sólo cuestión de conocer, se la podría afrontar. Pero es claro que se trata de verse involucrado, implicado”

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

«La misión es una tarea cotidiana de la iglesia en cualquier lugar, en cualquier tiempo y en cada generación»

   Resurrección y periferia “No se asusten —les dijo—. Ustedes buscan a Jesús el nazareno, el que fue crucificado. ¡Ha resucitado! No está a...