jueves, 6 de febrero de 2025

Se nos llama a honrar la vida, hacer fiesta y celebrarla

Los llenare de alegría

“Pues el Hijo del Hombre es Señor, ¡incluso del día de descanso!”, Mt 12:6-8

El sano uso del día de reposo es liberador, toda persona tiene valor y tiene derechos humanos. Nos da alivio a la tiranía de las cosas y el materialismo. En el antiguo testamento este día tenía un sentido liberador porque debían descansar los siervos y aún los animales, Ex 23:12. Es una señal de libertad y amor donde salimos de las carreras opresoras que caracterizan a la sociedad de la productividad y el consumo. Se nos llama a honrar la vida, hacer fiesta y celebrarla. Todo esto nos recuerda que nuestro valor no depende de la fatiga del trabajo sino de nuestra relación con Dios. Es estar en contraposición con la sociedad del rendimiento, la autosuficiencia y el poder que está caracterizada por la aceleración; su falso concepto de éxito y exceso de positivismo. Podemos creernos que somos los “salvadores” cayendo en la auto explotación de nosotros mismos que nos lleva a vivir “sin límites”. Podemos pensar que todo depende de nosotros y el resultado puede ser la frustración y la destrucción. Como el agua que se va entre las manos perdemos los vínculos y la profundidad. Algunos han definido esto como una sociedad líquida, sin consistencia y sensibilidad. Queremos animar a romper con estos esquemas, es hora de parar y recordar que todo depende de Dios. Es tiempo de recobrar una teología trinitaria; una teología de las relaciones, dando sentido a la relación con Dios, con nosotros mismos, con el prójimo y la creación. Que nuestra existencia pueda ser una danza circular de vida y amor donde caminamos hacia el otro. Una teología caracterizada por la proximidad, la equidad y el sentido de pertenencia. Dar valor a las relaciones de unos a otros y romper con los círculos de la propia auto explotación. Jesús dijo que era el Señor del día de reposo donde apartamos ese tiempo para descansar, para salir de la rutina y del apuro al éxito. “Los llenaré de alegría”.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox 

miércoles, 5 de febrero de 2025

“Quiero que tengan compasión, no que ofrezcan sacrificios”

 Una voz

“Les digo, ¡aquí hay uno que es superior al templo! Ustedes no habrían condenado a mis discípulos—quienes son inocentes—si conocieran el significado de la Escritura que dice: “Quiero que tengan compasión, no que ofrezcan sacrificios”, Mt 12:6-8

Levanta la voz por los que no tienen voz, Pr 31:8-9. Deitrich Bonhoeffer expresó: “Guardar silencio frente a la maldad es la maldad en sí misma. Dios no nos considerará sin culpa. No hablar, es hablar. No actuar, es actuar”. El profeta Miqueas nos recuerda: “¡Ya se te ha declarado lo que es bueno! Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor: Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios”, Mi 6:8.  Miqueas responde con un duro mensaje sobre lo que es el verdadero culto a Dios. Es una vida caracterizada por tres profundos elementos: Justicia, Mishpat en hebreo; Misericordia, Chesed; y Humildad. La Mishpat “justicia” es en esencia liberadora y salvífica. Enfatiza la acción, es dar lo que corresponde, es poner en orden las cosas. Se refiere a la justicia restaurativa. En el Antiguo Testamento, el hacer Mishpat tenía que ver con ocuparse de la viuda, el huérfano, el pobre y el extranjero que eran sectores marginales de la sociedad de esa época. Su base y fundamento son el amor y la compasión. Chesed, “misericordia”, es una actitud del corazón, de compasión, bondad y gracia. Representa el deseo de compartir, dar todo de sí mismo de la cual fluye una vida de justicia. Una vida sin esa virtud hacía que cualquier intento de culto a Dios fuera un sacrificio vacío o una pérdida de tiempo. “En efecto, el pueblo de Dios, que quiere adorar en verdad, cualquiera sea el cántico que cante, está llamado para hacer justicia (poner orden en la vida y las cosas), amar la misericordia (vivir con profunda compasión), y caminar humilde delante de Dios. El culto, repensado bajo esta mirada, es lo que Dios quiere y lo que el mundo necesita desesperadamente" Que hoy sepamos acudir en auxilio de nuestro prójimo, cualquiera sea su origen étnico, creencia o procedencia. ¡Sin demora y sin reservas de ningún tipo!

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

martes, 4 de febrero de 2025

Sigamos adelante haciendo un esfuerzo extra

 Mover Montañas

“A la mañana siguiente, Jesús y sus discípulos pasaron junto a la higuera, y vieron que se había secado hasta la raíz. Pedro recordó lo que había pasado el día anterior, y le dijo a Jesús: —Maestro, ¡mira! El árbol que maldijiste está seco. Jesús les dijo: —Confíen en Dios. Les aseguro que, si tienen confianza y no dudan del poder de Dios, todo lo que pidan en sus oraciones sucederá. Si le dijeran a esta montaña: “Quítate de aquí y échate en el mar”, así sucedería. Sólo deben creer que ya está hecho lo que han pedido. »Cuando oren, perdonen todo lo malo que otra persona les haya hecho. Así Dios, su Padre que está en el cielo, les perdonará a ustedes todos sus pecados”, Mc 11:20-26

El hecho que la higuera fue secada de raíz significa que la destrucción fue total y que nadie en el futuro comería de este árbol. La Higuera está simbolizando al sistema religioso de la época con sus componentes políticos. Esto sirvió como advertencia del juicio que vendría en el año 70 DC cuando los romanos entraron en Jerusalén y destruyeron el templo. No dejará impune a un sistema religioso excluyente, de presión, abuso, control, robo y que no ha dado la libertad a la gente, sino la ha sometido a un legalismo que la ha esclavizado. “Pedro, acordándose, le dijo a Jesús: ¡Rabí, mira, se ha secado la higuera que maldijiste!” La respuesta de Jesús es “Tengan fe en Dios”. Jesús apela a la calidad de la Fe y la Oración. Les dice: “Les aseguro que si alguno le dice a este monte: “Quítate de ahí y tírate al mar”, creyendo, sin abrigar la menor duda de lo que dice sucederá, lo obtendrá.” Quitarse de aquí para allá o trasladarse parece ser una frase proverbial que significa quitar grandes dificultades, 1 Co 13.2. Implica que desaparezca un sistema de valores que no da libertad a la gente. El antídoto será la Fe, pedir por medio de la oración, apelar a su poder que incluye el amor a los enemigos y perdonar a otros. Somos llamados a seguir a Jesús y superar los obstáculos. Sigamos adelante haciendo un esfuerzo extra: “a tiempo y fuera de tiempo”. Oremos creyendo que Dios quitará los grandes obstáculos para la evangelización mundial.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox 

lunes, 3 de febrero de 2025

¿Cuál es el fruto que busca el Señor en medio de su pueblo?

Procesos intencionales

“Cuando llegaron a Jerusalén, Jesús entró en el templo y empezó a sacar de allí a los que estaban vendiendo y comprando. Derribó las mesas de los que cambiaban dinero de otros países por dinero del templo, y también derribó los cajones de los que vendían palomas. Y Jesús no dejaba que nadie anduviera por el templo llevando cosas. Luego se puso a enseñar a la gente y le dijo: «Dios dice en la Biblia: “Mi casa será llamada ‘Casa de oración para todos los pueblos.” Pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones», Mc 11:15-17

El problema del templo y su dirigencia era que aparentaba vida, pero sus hermosas hojas escondían un tremendo vacío. Debemos examinarnos y tener cuidado que no pase lo mismo en nuestro medio. Los pueblos que se acercaban a esta higuera no encontraban algo que les satisficiera la sed y el hambre. ¿Cuál es el fruto que busca el Señor en medio de su pueblo? Jesús les enseñaba con estas palabras: ¿No está escrito: “Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones” ?, Mr. 11:17. Hace referencia a un reino inclusivo que Dios quiere instaurar. Su preocupación tiene que ver con todas las naciones, para todos los pueblos, a favor de todas las etnias. Jesús no se queda con sus límites nacionalistas sino los trasciende. Debemos cuidarnos de no estar centrados en nosotros mismos a favor de las instituciones olvidándonos de las necesidades menos alcanzadas de los no alcanzados y menos evangelizados. Se espera que como individuos e iglesias o comunidades comencemos un proceso intencional para alcanzar a los que están desposeídos del evangelio llevando el mensaje que transforma toda la existencia humana. El Señor está llamando a otras etnias para que también sean su pueblo e invita a su Iglesia a participar. ¿Cómo estamos respondiendo como Iglesia? ¿Qué procesos intencionales estamos comenzando para alcanzarlos?

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

domingo, 2 de febrero de 2025

Dios nos considera capaces de hacer cosas imposibles

 Las pretensiones de Dios

“Al día siguiente, Jesús y sus discípulos salieron de Betania. En el camino, Jesús tuvo hambre.  A lo lejos vio una higuera que tenía hojas pero, cuando se acercó, no encontró ningún higo para comer. El árbol sólo tenía hojas, porque todavía no era época de higos. Entonces Jesús le dijo al árbol: «¡Que nadie vuelva a comer de tus higos!» Y sus discípulos lo oyeron.”, Mc 11:12-25

Este es un pasaje de difícil interpretación en los evangelios. Alessandro Pronzato se refiere a que se trata de una higuera que no tiene más pecado que el respetar sus estaciones. Podríamos definirla como una planta culpable de observar escrupulosamente el reglamento: “No era tiempo de higos”. Este episodio representa una parábola dramatizada. Son las pretensiones de Dios en relación con nosotros. Cristo nos pide algo más. Como si dijera: La fe tiene la obligación de realizar milagros. Podemos estar metidos en muchas actividades, pero tal vez tengamos nada más que hojas. Puedo aparentar que soy un árbol frondoso y lleno de hojas, pero lo que Jesús busca es fruto. Dios espera que su pueblo de fruto a tiempo y fuera de tiempo como Pablo se lo expresó a Timoteo: “Predica la palabra; persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar”, 2 Ti 4:2. Dios nos considera capaces de hacer cosas imposibles. "Les aseguro que el que confía en mí hará lo mismo que yo hago. Y, como yo voy a dónde está mi Padre, ustedes harán cosas todavía mayores de las que yo he hecho”, Jn 14:12. Cristo no solo ha muerto en la cruz para que tengamos vida eterna sino para que también seamos semejante a Él, realizando sus mismas obras.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

sábado, 1 de febrero de 2025

“La casa puede estar en orden”

 Mirar, observar y meditar

“Cuando Jesús entró en Jerusalén, fue al templo y se puso a ver cómo estaba todo. Pero como ya era tarde, se fue con sus discípulos al pueblo de Betania”, Mc 11:11

Cuando Jesús fue al templo se dedicó a mirar e indagar sobre el ánimo de los que estaban dentro. Aquella tarde lo único que hizo Jesús fue observar. Esos silencios y miradas suyas pueden causar preocupación y cierta turbación. El silencio de Dios es más inquietante que cualquier palabra suya. Ese silencio pudo ser una señal de que todo eso era extraño. Él no tiene nada que ver con lo que están tramando ahí dentro. Una vez más en todo tiempo es necesario la voz de los profetas para declarar que Dios no está de acuerdo con tal desorden. Dios nos concede una prórroga y espera lo mejor de cada uno de nosotros: “La casa puede estar en orden”. “Pero ya Dios les ha dicho qué es lo mejor que pueden hacer y lo que espera de ustedes. Es muy sencillo: Dios quiere que ustedes sean justos los unos con los otros, que sean bondadosos con los más débiles, y que lo adoren como su único Dios.”, Miqueas 6:8

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox
 

viernes, 31 de enero de 2025

Se necesita un burro por algunas horas

 Conquistas y triunfos

“Luego pusieron sus mantos sobre el burro, lo llevaron a donde estaba Jesús, y Jesús se montó sobre él. Mucha gente empezó a extender sus mantos sobre el camino por donde iba a pasar Jesús. Algunos cortaban ramas de los árboles del campo, y también las ponían en el suelo como alfombra. Y toda la gente, tanto la que iba delante de Jesús como la que iba detrás, gritaba: «¡Sálvanos ¡Bendito tú, que vienes en el nombre de Dios!», Mc 11:2-11

Si de triunfo se trata, aquí estamos ante el triunfo de la humildad, de la modestia, de la mansedumbre, no del poder. Las únicas conquistas que es capaz este rey son las conseguidas con la fuerza del amor. Es un encuentro con la libertad y la fe. Es un triunfo de la discreción y un mesías privado de poder. Es un príncipe, pero no un príncipe guerrero que viene a conquistar por la fuerza: es un príncipe de paz. Una vez más puede afirmarse que Jesucristo se revela escondiéndose. Se manifiesta, pero sólo a los que tienen oídos para entender y ojos para ver. “El modo escogido por Jesús para su entrada en Jerusalén es para los que están abiertos para comprender su dignidad y al mismo tiempo, para ocultarla a los que no desean descubrirla”. Entusiasmada, la multitud grita y aclama, pero se tiene la impresión de que todo va dirigido a otro Mesías, no al que cabalga sobre un burro. Son expresiones correctas desde la ortodoxia, pero están viciadas, inaceptables. El problema está en las intenciones y Jesús se pudo haber sentido muy solo en medio de esa multitud. La gente pensaba en algo totalmente distinto del sufrimiento y de la muerte. A este Jesús no le pertenecía ni siquiera el animal que montaba, no poseía poder terreno y su conducta mostraba que los pensamientos de Dios son distintos a los pensamientos y caminos de la gente. El Señor tiene necesidad de nosotros y necesita un burro por algunas horas, nada más que esto. Es estar dispuestos a ser utilizados por él cuando así lo decida y a su vez estar contentos de que el triunfo es del Señor, no nuestro. No busquemos el primer plano, simplemente estar dispuestos una y otra vez a servir y no para un premio o una exhibición.

Carlos Scott

Foro Gilbert Lennox

jueves, 30 de enero de 2025

El instinto de ser necesario

 Elegir y decidir

“Jesús y sus discípulos llegaron al Monte de los Olivos, cerca de los pueblos de Betfagé y Betania, y de la ciudad de Jerusalén. Allí, Jesús dijo a dos de sus discípulos: «Vayan a ese pueblo que se ve desde aquí. Tan pronto como entren, van a encontrar un burro atado, que nunca ha sido montado. Desátenlo y tráiganlo. Si alguien les pregunta por qué lo están desatando, respondan: “El Señor lo necesita y pronto lo devolverá.”, Mc 11:1-3

En el ser humano está firme el instinto de ser necesario. El sentido de la propia existencia y felicidad se encuentra cuando ponemos nuestras cualidades y recursos para servir a los demás. Cuando nos limitamos solamente a satisfacer nuestros propios intereses y condiciono a ellos mis preocupaciones y mis actos, las consecuencias suelen ser el alejamiento y separación de los demás. Por lo general estamos dominados por el deseo de apropiarnos de algo, de poseer, pero Dios llama al ser humano a ser libre de ambiciones desmedidas y egoístas. Nos llama a ser necesario para alguien. Pero ¿Quién me necesita? Los objetos no tienen necesidad de mí. Existen valores, virtudes y fines que tienen necesidad de mí. Tanto la generosidad, sinceridad, lealtad, humildad, paz, bondad y justicia tienen necesidad de alguien que encarne, practique y viva esta realidad para beneficio de los demás. Para existir tenemos necesidad de vivir determinados valores para ciertos objetivos y podemos aceptar o rechazar estar a disposición de los mismos. Nos enfrentamos a una elección y decisión, donde la neutralidad no es posible frente a la vida. Mi existencia es un asunto de todos, donde mi compromiso o rechazo tienen carácter público. No hemos sido creados para mantenernos indiferentes, somos llamados e interpelados en vivir de un modo que sea compatible con la grandeza y el misterio de la vida. “El Señor lo necesita". Hay un Dios que nos busca, nos propone una tarea, nos asigna un rol. No quiere espectadores, nos invita. Debemos elegir y decidir.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox
 

miércoles, 29 de enero de 2025

El ejemplo de nuestra humanidad común

 Confrontación

“Los sacerdotes principales y los fariseos reunieron a la Junta Suprema, y dijeron: —¿Qué vamos a hacer con este hombre que hace tantos milagros?  Si lo dejamos, todos van a creer que él es el Mesías. Entonces vendrán los romanos, y destruirán nuestro templo y a todo el país.  Pero Caifás, que ese año era el jefe de los sacerdotes, les dijo: —Ustedes sí que son tontos.  ¿No se dan cuenta? Es mejor que muera un solo hombre por el pueblo, y no que sea destruida toda la nación.  Caifás no dijo esto por su propia cuenta, sino que Dios se lo hizo saber porque era el jefe de los sacerdotes. En realidad, Jesús no iba a morir para salvar sólo a los judíos, sino también para reunir a todos los hijos de Dios que hay en el mundo”, Jn 11:47-52

El Señor eligió revelarnos la verdad sobre sí mismo y por medio de la historia de personas y comunidades específicas. El propósito de su palabra es que nos veamos, nos reconozcamos y por lo tanto nos confrontemos en los relatos de la escritura. Los seres humanos que se describen no son distintos a nosotros. Los protagonistas del evangelio descriptos algunos en su maldad y otros en su bondad son en definitiva el ejemplo de nuestra humanidad común. El evangelio nos anima a no protegernos y escondernos de la luz. Los distintos actores de la historia no son distintos a nosotros. Jesús murió por lo que hay en el ser humano, por lo que hay en todos los seres humanos sin excepción. Dios revela nuestra humanidad caída y es la naturaleza que todos compartimos. Todos somos hechos de la misma madera y no debemos distanciarnos de “los pecadores”. Si logramos hacer algo distinto de lo que otros realizan, será únicamente por la gracia de Dios. “Esas cosas les sucedieron a ellos como ejemplo para nosotros. Se pusieron por escrito para que nos sirvieran de advertencia...  Si ustedes piensan que están firmes, tengan cuidado de no caer. Las tentaciones que enfrentan en su vida no son distintas de las que otros atraviesan. Y Dios es fiel; no permitirá que la tentación sea mayor de lo que puedan soportar. Cuando sean tentados, él les mostrará una salida, para que puedan resistir.”,1 Co 10:11-13

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox
 

martes, 28 de enero de 2025

Él bendice la vida

 Amar la vida

"Muchos de los judíos que habían ido al pueblo de Betania para acompañar a María, vieron lo que Jesús hizo y creyeron en él. Pero otros fueron a ver a los fariseos, y les contaron lo que Jesús había hecho… A partir de ese momento, la Junta Suprema tomó la decisión de matar a Jesús.”. Jn 11:45-53

Creer en la resurrección significa amar la vida, pero Jesús es considerado peligroso, subversivo. Parece increíble que la resurrección de Lázaro marca la condena a muerte de Jesús, pero por otro lado constituye el anuncio de su resurrección. Las fuerzas del mal son capaces de matar y quitar la vida. Jesús se hace insoportable para estas autoridades porque ama la vida. Él bendice la vida, la muerte es un absurdo, un insulto, algo intolerable, ilegítimo y por lo tanto se identifica con todos nosotros. Él no predica la aceptación de la muerte, sino que enseña a amar la vida. Él nos vuelve a decir “Yo soy la vida” y despierta el gusto por vivir dando una amplitud, intensidad y profundidad a nuestra existencia. La fe en la resurrección es el amor a la vida y la que nos da las ganas de vivir. “Lo cierto es que Cristo sí resucitó de los muertos. Él es el primer fruto de una gran cosecha, el primero de todos los que murieron. Así que, ya ven, tal como la muerte entró en el mundo por medio de un hombre, ahora la resurrección de los muertos ha comenzado por medio de otro hombre. Así como todos mueren porque todos pertenecemos a Adán, todos los que pertenecen a Cristo recibirán vida nueva; pero esta resurrección tiene un orden: Cristo fue resucitado como el primero de la cosecha, luego todos los que pertenecen a Cristo serán resucitados cuando él regrese.  Después de eso, vendrá el fin, cuando él le entregará el reino a Dios el Padre, luego de destruir a todo gobernante y poder y toda autoridad. Pues Cristo tiene que reinar hasta que humille a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y el último enemigo que será destruido es la muerte”, 1 Co 15:20-26

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

lunes, 27 de enero de 2025

Salir al sol

 El umbral

«Quítenle todas las vendas, y déjenlo libre», Jn 11:44

Generalmente en un entierro hay un gran silencio. Nos encontramos ante el misterio de todos aquellos que están pensando sobre el sentido de la vida. La sociedad por lo general hace lo posible para esconder la muerte y quitarle toda fealdad, hacerla anónima, burocrática o funcional. Los creyentes en Cristo somos llamados a prestar atención y aprender a vivir con la propia muerte, a no ignorarla. Es saber vivir con la esperanza en la propia resurrección. “La muerte es como pasar el umbral y salir al sol. En concreto la muerte es terminar de morir y esto nos llena de alegría. Mientras tanto recordamos la palabra de Dios que nos lleva a reflexionar de saber pasar otro umbral en esta vida. “Mi antiguo yo ha sido crucificado con Cristo. Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Así que vivo en este cuerpo terrenal confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por mí.”, Ga 2:20. “Dado que Dios los eligió para que sean su pueblo santo y amado por él, ustedes tienen que vestirse de tierna compasión, bondad, humildad, gentileza y paciencia. Sean comprensivos con las faltas de los demás y perdonen a todo el que los ofenda. Recuerden que el Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes deben perdonar a otros. Sobre todo, vístanse de amor, lo cual nos une a todos en perfecta armonía. Y que la paz que viene de Cristo gobierne en sus corazones. Pues, como miembros de un mismo cuerpo, ustedes son llamados a vivir en paz. Y sean siempre agradecidos. Que el mensaje de Cristo, con toda su riqueza, llene sus vidas. Enséñense y aconséjense unos a otros con toda la sabiduría que él da. Canten salmos e himnos y canciones espirituales a Dios con un corazón agradecido. Y todo lo que hagan o digan, háganlo como representantes del Señor Jesús y den gracias a Dios Padre por medio de él.”, Col 3:12-17

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

¿Cuál es el fruto que busca el Señor en medio de su pueblo?

Procesos intencionales “Cuando llegaron a Jerusalén, Jesús entró en el templo y empezó a sacar de allí a los que estaban vendiendo y compran...