miércoles, 16 de octubre de 2024

Sufrimiento ¿Quién es el culpable?

 ¿Quién tiene la culpa?

“Maestro, ¿quién tiene la culpa de que este joven haya nacido ciego? ¿Fue por algo malo que hizo él mismo, o por algo malo que hicieron sus padres?”, Jn 9:2

En términos generales es cierto que el sufrimiento es consecuencia del pecado. Hay sufrimiento en el mundo porque no es el mundo que Dios quería. No lo es porque los seres humanos hemos empleado mal la libertad. Por el pecado humano entro la muerte en el mundo. “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron”, Ro 5:12. Entonces el sufrimiento (sea por enfermedad, guerras o aun por causas naturales) no debería existir. Es consecuencia del pecado, pero esto no implica que hay una relación individual y directa. Las personas muertas en diferentes lugares del mundo ya sea por guerras, persecución, pestes, hambrunas, abusos de todo tipo, falta de higiene y salud han sufrido por el pecado, pero no por el suyo propio, sino por el de la humanidad. El pecado es una realidad no solo individual, sino también estructural y hasta afecta a la misma naturaleza. “La creación espera el día en que será liberada de la muerte y la descomposición, ... Pues sabemos que, hasta el día de hoy, toda la creación gime de angustia como si tuviera dolores de parto; y los creyentes también gemimos—aunque tenemos al Espíritu Santo en nosotros como una muestra anticipada de la gloria futura—porque anhelamos que nuestro cuerpo sea liberado del pecado y el sufrimiento. Nosotros también deseamos con una esperanza ferviente que llegue el día en que Dios nos dé todos nuestros derechos como sus hijos adoptivos, incluido el nuevo cuerpo que nos prometió.”, Ro 8:21-23. Cuando venga la redención final y completa y el pecado ya no exista más, también desaparecerá todo sufrimiento. “Él secará sus lágrimas, y no morirán jamás. Tampoco volverán a llorar, ni a lamentarse, ni sentirán ningún dolor, porque lo que antes existía ha dejado de existir”, Ap 21:4. "Sus frutos dan vida eterna, y sus hojas sirven para sanar las enfermedades de todo el mundo", Ap 22:1-3, Is 65:17-25

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

domingo, 13 de octubre de 2024

Calidad de vida

 Ver

“Cuando Jesús salió del templo, vio por el camino a un joven que había nacido ciego”, Jn 9:1

Cuando miramos a la sociedad en todas sus facetas que bueno sería enfocarnos en cómo contribuir para que pueda haber una mayor calidad de vida. Que pueda haber más oportunidades y soluciones a los problemas sociales y estructurales que vienen como consecuencia de una vida alejada del plan de Dios. Jesús vio a un joven y era ciego. Jesús observa y mira. Jesús esta predispuesto a ver una realidad y no quedarse afuera de esta realidad. No hay reflexión y posterior acción sino estamos dispuestos a ver, a mirar, observar y ser parte de esta realidad. Nuestro desafío es traer respuestas concretas ante el sufrimiento de la gente. Es darme cuenta de que ahí está el campo de misión. Toda la iglesia es misionera. Como iglesia si solo nos metemos en nuestras reglas y ritos entendiendo que el quehacer religioso tiene que ver solo con la asistencia a los servicios presenciales o virtuales habremos perdido el principal foco que viene por parte de nuestro Señor: “Que la obra de Dios se manifieste”. Jesús confronto a las personas que veían a la religión como un fin en sí. Eran capaces de hacerse los ciegos frente a la necesidad. “Y al ver la gran cantidad de gente que lo seguía, Jesús sintió mucha compasión, porque vio que era gente confundida, que no tenía quien la defendiera. ¡Parecían un rebaño de ovejas sin pastor! Jesús les dijo a sus discípulos: «Son muchos los que necesitan entrar al reino de Dios, pero son muy pocos los discípulos para anunciarles las buenas noticias. Por eso, pídanle a Dios que envíe más discípulos, para que compartan las buenas noticias con toda esa gente.», Mt 9:35-38

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

Apertura

 Hacer el bien y vivir en paz

“Pero si alguien hace pecar a uno de estos pequeños que creen en mi… Si tu mano te hace pecar, córtatela… Que no falte la sal entre ustedes para que puedan vivir en paz unos con otros” Mr. 9:42-50

Jesús nos dice que no falte la sal entre nosotros en nuestro trato mutuo y que vivamos en paz. La discordia había comenzado porque discutían entre sí quién era el más importante, Mr. 9:33-37. La sal es el símbolo de la disposición de que puedan vivir en paz unos con otros en la comunidad. El Señor nos advierte en tener cuidado de transformarnos en un escándalo o tropiezo para otros, hacer pecar a los que son más pequeños. Pequeños como el que echa demonios que no forma parte de los doce, Mr. 9:38-41, o bien la figura del niño que son modelos de siervos sencillos y humildes, Mr.10:13-16. No excluirlos. Cortemos de raíz este mal. Se requiere una acción drástica que tiene que ver con cortar, dejar y abandonar el pecado. Se orienta la vida de la comunidad hacia la apertura. No acepta el mal. Trasciende fronteras creadas por los sistemas. Cuidado con el “abuso del poder” o el “amor al poder” en vez del “poder del amor”. La responsabilidad y autoridad que se nos ha dado es principalmente para servir, amar y recibir a otros. "Vivan siempre en armonía. Y no sean orgullosos, sino traten como iguales a la gente humilde. No se crean más inteligentes que los demás. Si alguien los trata mal, no le paguen con la misma moneda. Al contrario, busquen siempre hacer el bien a todos. Hagan todo lo posible por vivir en paz con todo el mundo. Queridos hermanos, no busquen la venganza, sino dejen que Dios se encargue de castigar a los malvados. Pues en la Biblia Dios dice: «A mí me toca vengarme. Yo le daré a cada cual su merecido.» Y también dice: «Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Así harás que le arda la cara de vergüenza.» No se dejen vencer por el mal. Al contrario, triunfen sobre el mal haciendo el bien.", Ro 12:16-21

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox 

viernes, 11 de octubre de 2024

La diferencia sin caer en la división

 Un vaso de agua en el camino

"Les aseguro que Dios no se olvidará de premiar a quien les dé un vaso de agua sólo porque ustedes son míos.”, Mc 9:41

Dios nos llama a vivir y afirmar la unidad en medio de "todo su pueblo". Hablamos de la unidad sin caer en la uniformidad, la distinción sin caer en el individualismo, la diferencia sin caer en la división. Nuestro Señor nos invita andar por sus caminos, aceptar sus palabras y ampliar nuestra manera de pensar. Como dice el salmista: “Corro por el camino de tus mandamientos, porque has ampliado mi modo de pensar.”, Sal 119:32. Nadie tiene la exclusividad o el monopolio del evangelio y el Espíritu Santo. Jesús promete un premio para aquellos que están dispuestos en ayudar a los que son del “pueblo de Dios”. Este vaso de agua se da en el camino. También nos advierte "El que no está de mi parte, está contra mí. El que no me ayuda a traer a otros para que me sigan, es como si los estuviera ahuyentando.”, Mt 12:30. Juan y los discípulos aprendieron esta lección y años más tarde Juan escribe a su amigo Gayo que seguramente era líder en la iglesia: "Algunos miembros de la iglesia vinieron y me contaron que sigues confiando en la verdad que Jesucristo nos enseñó. Eso me dio mucho gusto. Nada me alegra más que saber que mis hijos obedecen siempre a la verdad que Dios nos ha enseñado. Querido hermano, tú te portas muy bien cuando ayudas a los otros seguidores de Cristo, especialmente a los que llegan de otros lugares. Ellos le han contado a toda la iglesia cuánto los amas. Por favor, ayúdalos en todo lo que necesiten para continuar su viaje. Hazlo de tal modo que resulte agradable a Dios. Ellos han comenzado a anunciar el mensaje de Jesucristo, y no han aceptado ninguna ayuda de los que no creen en Dios. Por eso, debemos ayudarlos en este trabajo que han empezado, y también debemos hacernos cargo de ellos.”, 3 Jn 1:3-8.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

jueves, 10 de octubre de 2024

Ensancha los espacios

 Ensanchar la mente y el corazón 

“Quien no está contra nosotros, realmente está a nuestro favor.”, Mc 9:40

El evangelio del Reino de Dios ensancha nuestra mente y corazón. Es un evangelio que nos invita a movernos con total libertad. Ensancha los espacios. “Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo. Se moverá con entera libertad, y hallará pastos.”, Jn 10:9. Tengamos cuidado de no dejar fuera al que debe estar dentro. Dejemos de lado toda “etiqueta denominacional” y “sectarismo”. Cuando excluimos a otros corremos el peligro de que los que se queden fuera seamos nosotros. “Entonces les contestaré: “Como ustedes no ayudaron ni a una de las personas menos importantes de este mundo, yo considero que tampoco me ayudaron a mí.”, Mt 25:45. “Amados hijos míos, debemos amarnos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama es hijo de Dios, y conoce a Dios. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor”, 1 Jn 4:7-8. “El odio produce más odio; el amor todo lo perdona”, Pr 10:12. “Hijos míos, si Dios nos ha amado así, nosotros también debemos amarnos los unos a los otros. Nadie ha visto nunca a Dios; pero, si nos amamos unos a otros, Dios vive en nosotros y también su amor estará en nosotros”, 1 Jn 4:11-12. Miremos por todos aquellos que están “a favor nuestro” entre los muchos que “no son de los nuestros”.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox
 

martes, 8 de octubre de 2024

La fe es práctica

 A favor de la gente 

“El que no está contra nosotros está a favor de nosotros. Les aseguro que cualquiera que les dé un vaso de agua en mi nombre por ser ustedes de Cristo no perderá su recompensa.”, Mr. 9:40-41

No sigue a Jesucristo quien afirma su doctrina, sino aquél que actúa como él. La fe es práctica, es seguimiento, no es tener una determinada etiqueta religiosa. Solo hay dos lados: contra nosotros o por nosotros. Jesús dice que debemos aceptar toda ayuda a la causa del Reino, si es en su nombre, con su autoridad. El texto nos invita a valorar lo bueno que nos ofrecen personas ajenas a nuestra manera de ver las cosas. Quien ayude a satisfacer la sed de los que son de Cristo será recompensado en el reino. Son las implicancias de actuar "en mi nombre". Una teología muy amplia y abarcativa. No hay pérdida de recompensa para aquellos que están dispuestos a trabajar en unidad y valorando otras expresiones. Jesús acepta a todos los que hacen obra de misericordia y justicia en su nombre. En otras palabras, nadie tiene el monopolio en la misión o en determinados ministerios. La lección es que tenemos que aprender a trabajar con todos aquellos que tienen una práctica redentora y recibir agradecidos su ayuda, su vaso de agua en nombre de Jesucristo. Necesitamos aprender a recibirnos unos a otros y a recibir de otros. Jesús lo demostró cuando recibió un vaso de agua de la mujer samaritana. La posición de responsabilidad o mal llamada “poder” cuando es vista como privilegio para abusar de ella y no como don para el servicio, siempre es excluyente. El resultado de esto en las iglesias y en los movimientos misioneros es el sectarismo. Lo contrario es el Reino que implica una comunidad abierta que invita y no un grupo cerrado que limita. Este pasaje es un duro golpe para todos los que desean encerrarse puertas adentro, ya sea excluir o encerrarse en un sistema. "No finjan amar a los demás; ámenlos de verdad... Ámense unos a otros con un afecto genuino y deléitense al honrarse mutuamente... Estén listos para ayudar a los hijos de Dios cuando pasen necesidad. Estén siempre dispuestos a brindar hospitalidad", Ro 12: 9-13. 

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

lunes, 7 de octubre de 2024

No se lo prohíban

 Mirar lejos

“Pero Jesús dijo: —No se lo prohíban, porque nadie podría maldecirme después de haber hecho un milagro usando mi nombre”, Mc 9:39

Jesús se niega a respaldar determinadas excomuniones y pone de relieve lo bueno, lo bello, lo verdadero que hay en gente que consideramos “diferente”. Jesús está empeñado en curarnos de la mezquindad, la estrechez, las visiones restringidas. Él nos invita a mirar lejos y descubrir nuevos horizontes. Los discípulos son llamados a cuidarse de pronunciar determinadas sentencias de exclusión. Juan pretende defender la ortodoxia, la disciplina, cuidar el honor de Dios. Bajo la máscara de la fe podemos estar lejos del espíritu de Dios. Lo cierto es que el exorcista no autorizado era respaldado por Dios mismo y lograba lo que ellos no pudieron hacer, Mc 9:18. No se puede descalificar a la gente porque hace lo que nosotros no queremos o no supimos hacer. La envidia delata la impotencia y queda al descubierto la incapacidad. Solo Jesús establece la línea entre el que está dentro y el que está fuera. El Espíritu sopla de donde quiere y los seguidores de Jesucristo disfrutan de esa libertad. Para ellos es más importante amar a Dios y a su prójimo que el reglamento. Lo verdadero pasa cuando todo lo que vivimos y hacemos está en comunión con su nombre. Somos llamados para aprender de todos, incluso de aquellos que consideramos “extraños”. “No se conviertan en jueces de los demás, y así Dios no los juzgará a ustedes.  Si son muy duros para juzgar a otras personas, Dios será igualmente duro con ustedes. Él los tratará como ustedes traten a los demás.  »¿Por qué te fijas en lo malo que hacen otros, y no te das cuenta de las muchas cosas malas que haces tú? Es como si te fijaras que en el ojo del otro hay una basurita, y no te dieras cuenta de que en tu ojo hay una rama. ¿Cómo te atreves a decirle a otro: “Déjame sacarte la basurita que tienes en el ojo”, si en tu ojo tienes una rama? ¡Hipócrita! Primero saca la rama que tienes en tu ojo, y así podrás ver bien para sacar la basurita que está en el ojo del otro”, Mt 7:1-5

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

Dejarse cuestionar

  Abrir los ojos “Entonces Jesús dijo: —Yo he venido a este mundo para hacer justicia, para que los ciegos vean y los que ven se queden cieg...