sábado, 13 de julio de 2024

El seguimiento de Jesús - Las comunidades del camino - Un movimiento de discípulos de Jesucristo

 


Sorpresas

Dios viste el traje de todos los días

"Jesús salió de esa región y regresó con sus discípulos a Nazaret, su pueblo. El siguiente día de descanso, comenzó a enseñar en la sinagoga, y muchos de los que lo oían quedaban asombrados. Preguntaban: «¿De dónde sacó toda esa sabiduría y el poder para realizar semejantes milagros?». Y se burlaban: «Es un simple carpintero, hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón. Y sus hermanas viven aquí mismo entre nosotros». Se sentían profundamente ofendidos y se negaron a creer en él. Entonces Jesús les dijo: «Un profeta recibe honra en todas partes menos en su propio pueblo y entre sus parientes y su propia familia». Y, debido a la incredulidad de ellos, Jesús no pudo hacer ningún milagro allí, excepto poner sus manos sobre algunos enfermos y sanarlos. Y estaba asombrado de su incredulidad.", Mc 6:1-6

Un refrán antiguo decía: "Un profeta no es recibido en su tierra y un médico no consigue curaciones entre personas conocidas". "Vino a los suyos, pero los suyos no le recibieron", Jn 1:11. ¿En qué categoría solemos colocar a las personas? Jesús está sorprendido por la falta de fe y la incredulidad entre sus paisanos por motivos familiares. Ellos hacen las preguntas correctas, pero sacan conclusiones erradas. Su problema fue colocar rápidamente a Jesús en una categoría equivocada. No se tomaron el tiempo para pensar y procesar delante que quien estaban. Están dispuestos a encasillar lo inesperado en categorías preexistentes. Lamentablemente el rechazo viene por la sistematización que se hace de sus propias exigencias, no en las de la verdad. La incredulidad puede venir en la incapacidad de aceptar la manifestación de Dios en lo cotidiano, en la normalidad. Que este día pueda ser un día donde podamos ver más allá porque Dios viste el traje de todos los días.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

miércoles, 10 de julio de 2024

Las comunidades del camino - Un movimiento de discípulos de Jesucristo - El seguimiento de Jesús.

 


Hipoacusia

  Invisibles

“Uno de ellos era un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo”, Jn 5:5. “Habla a favor de los que no pueden hablar por sí mismos; garantiza justicia para todos los abatidos. Sí, habla a favor de los pobres e indefensos, y asegúrate de que se les haga justicia”, Pr 31:8-9

El evangelio nos habla que había autoridades que se esforzaban por escuchar la voz de Dios, pero no escuchaban nada del presente. Frente a las necesidades y posibilidades del presente se hacían los sordos. Juan nos relata dos cosas: la iniciativa de Jesús en provocar una confrontación con las autoridades, y su trabajo personal con el hombre sanado. Ellos debían confrontarse con la voz de Dios para hacer un cambio. Es una voz que nos llama al arrepentimiento. Las personas necesitan ser liberadas y sanadas. En nuestros países se habla de democracia, la importancia en la distribución de la riqueza, el derecho y servicio a los pobres, la libertad, el bienestar, la justicia. Es un buen discurso, pero surge una pregunta: ¿Cómo es nuestra realidad? ¿Se defiende el derecho de unos y se viola el derecho de otros? ¿Qué pasa con los que tienen limitación o poco acceso a la salud, vivienda, educación y trabajo? La pregunta central podría ser: ¿Estamos siguiendo el ejemplo de Jesús? Lamentablemente muchas veces no lo hacemos. Jesús descubrió la hipocresía de las autoridades que estaban abandonando a la gente y dio testimonio contra ellos. Asumió el pastorado de las ovejas descuidadas por parte de las autoridades. El evangelio nos presenta las buenas nuevas de Jesucristo, en palabra y obra, dirigida a toda persona en cualquier lugar del mundo. ¿Qué cosas podemos cambiar para beneficio de los demás? 

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

martes, 9 de julio de 2024

Integridad

 “No me traiciones”, Jn 5:12-16

Jesús sanó a un hombre que llevaba treinta ocho años inválido y la autoridad religiosa, social y política no se puso contenta con Jesús. Las autoridades se habían desentendido del hombre sobre la base que su enfermedad era producto del pecado. No tenían que esforzarse por ayudar al enfermo, porque su teología les indicaba que merecía el castigo que sufría. Su enfoque estaba puesto en la reglamentación y ellos estaban lejos de toda compasión. Jesús sanó al inválido y rompió definitivamente con tal manera de pensar y actuar. “Después de esto Jesús lo encontró en el templo y le dijo: -Mira ya has quedado sano. No vuelvas a pecar, no sea que te ocurra algo peor”. Ahora bien, ¿Por qué le dijo no vuelvas a pecar? Jesús se acercó al hombre en el templo para llamarlo a no seguir tomando el lado equivocado. Este hombre no se atrevió a cuestionar la estrechez de los criterios oficiales. La “cosa peor” que podía pasarle sería perder su vida por traicionar a Jesús y esto sería la consecuencia de quedar en el lado equivocado del conflicto. El pecado de este hombre no es lo que hizo antes sino lo que hizo después. “El hombre se fue e informó a las autoridades que Jesús era quien lo había sanado”.  Este hombre delató a Jesús y por esto las autoridades religiosas le perseguían y redoblaron sus esfuerzos para matarlo. El evangelio nos presenta el mismo desafío que tenían los lectores de aquel tiempo. A los “cristianos secretos” les costaba identificarse con Jesús debido a las circunstancias adversas o los posibles castigos, discriminación, burla, perdida de posición y prestigio, que podían sufrir por parte de las autoridades. Lamentablemente este hombre traicionó a Jesús y las autoridades en vez de escuchar la voz de Dios decidieron eliminarla. Seguir el modelo de Jesús es muy arriesgado. Seguir su ejemplo puede traernos problemas, pero el camino contrario sería traicionar a Jesús. Si queremos seguir y servir al Dios vivo no queda otro camino que identificarnos con Jesucristo. Jesús nos vuelve a decir: “No me traiciones”

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox
 

lunes, 8 de julio de 2024

Una fe sencilla

 El poder de los milagros

"Pero él respondió: —El hombre que me sanó me dijo: “Toma tu camilla y anda”. —¿Quién te dijo semejante cosa? —le exigieron", Jn 5:11-12

Los que tratan de observar cuidadosamente la ley y su práctica se les puede pasar u olvidar el poder de los milagros. Son personas que exigen que todo esté en regla y esta es su obsesión. Cuando el primer puesto lo ocupa "el funcionamiento y el reglamento", no hay lugar para la alabanza: "¡La ley no te permite cargar esa camilla!". El que estaba invalido no se había planteado este tema y no había pensado en esto. En su ánimo sólo había lugar para la alegría y no para este tipo de preocupaciones. Hay gente que parece disfrutar cuando consigue complicar una fe sencilla, siembra temores. inquietudes y dudas. No pongamos obstáculos al camino de la libertad. La paz y serenidad de todos aquellos que disfrutan de la gracia de Dios no debe ser despreciada y mal vista, sino admirada para que Dios sea reconocido y adorado, el mal derrotado y la gente bendecida. "Y el que estaba sentado en el trono dijo: «¡Miren, hago nuevas todas las cosas!». Entonces me dijo: «Escribe esto, porque lo que te digo es verdadero y digno de confianza», Ap 21:5

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox 

Un movimiento de discípulos de Jesucristo - El seguimiento de Jesús - Las comunidades del camino.

 


domingo, 7 de julio de 2024

Solidaridad

 La autoridad del afecto y la ternura

“Le dijeron al hombre que había sido sanado: —¡No puedes trabajar el día de descanso! ¡La ley no te permite cargar esa camilla!”, Jn 5:10

Nos encontramos en la celebración de una fiesta de los judíos. Jesús se encuentra con un hombre inválido y muestra la falta de acompañamiento y solidaridad de los demás: Indica su limitación y el tema no es la Fe. La clave en la dirigencia era ejercitar el derecho a la autoridad. Lo importante no era la restauración de la persona sino observar que no guardaba “las normas establecidas de comunión y servicio”. El hombre marginado fue invisible hasta que violó la ley. Nos encontramos con un hombre que no tenía derecho según las autoridades. Lo único que le hacía falta era la compasión humana, la comunión y la solidaridad. Jesús decide centrarse en la Justicia, Misericordia y Humildad. Las autoridades están centradas en la ley, normas, estructura y poder. Jesús nos muestra una teología que tiene que ver con el apego, el cuidado, el abrazo, la ternura, la proximidad, aceptación, sentido de pertenencia y equidad. Hay empatía, valoración y humildad. Dios nunca pierde el corazón. Nunca. Es una teología del amor que se manifiesta en la autoridad del afecto y el cuidado tierno. Jesús nos dice: “Levántate, recoge tu camilla y anda”. “Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor”, 1 Jn 4;7-8

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

El seguimiento de Jesús. Un movimiento de discípulos de Jesucristo - Las comunidades del camino.


 

sábado, 6 de julio de 2024

Conflictos

 El legalismo

"¡Al instante, el hombre quedó sano! Enrolló la camilla, ¡y comenzó a caminar! Pero ese milagro sucedió el día de descanso, así que los líderes judíos protestaron. Le dijeron al hombre que había sido sanado: —¡No puedes trabajar el día de descanso! ¡La ley no te permite cargar esa camilla!", Jn 5:9-10

Celebrar la vida es alegrarnos que Dios hace cosas nuevas. El problema está cuando surgen algunos conflictos de intereses entre privilegiar el bienestar de la gente o bien preservar o custodiar la defensa de las instituciones o el reglamento. Las autoridades de esa época tenían principios intocables en la observancia formal de la ley. Es increíble pensar que, tras treinta y ocho años de espera, la sanidad de esa persona tiene lugar en el día equivocado. Se aceptaba sin problemas que un invalido estuviera treinta y ocho años en esa condición, pero volver a caminar y llevar su camilla en el día de descanso era un escándalo intolerable. Más que ver a una persona que había sido sana, los hombres de la ley ven que las reglas han sido violadas. Su ley es, a sus ojos, más cercana y mucho más importante que Dios. El reglamento sin misericordia se convierte en inhumanidad. Y cuando hay inhumanidad Dios está ausente y no tiene nada que ver con lo que se pretendía imponer en su nombre. Los legalistas de todos los tiempos no consiguen entender que la voluntad de Dios es el bien, la salud, la alegría del ser humano. La gloria de Dios y su honor es ver a las personas de pie, libres y llenas de alegría. Jesús nos dice: "Si ustedes supieran qué significa esto: “Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios”, no condenarían a los que no son culpables, Mt 12:7

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

Dejarse cuestionar

  Abrir los ojos “Entonces Jesús dijo: —Yo he venido a este mundo para hacer justicia, para que los ciegos vean y los que ven se queden cieg...