Salir sin saber dónde ir
Salir sin saber dónde ir fue la experiencia de Abraham. “Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber dónde iba… y habito en tiendas de campaña”, He 11:8-9
Dios habla y manifiesta su deseo para su pueblo: “¡por medio
de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!, Gn 12:3b y “Yo te
pongo ahora como luz para las naciones a fin de que lleves mi salvación hasta
los confines de la tierra”, Is 49:6b
Se trata de una Fe difícil porque Dios muchas veces nos
sacude, nos moviliza, hay que partir y no conocemos el camino. La Fe cara y
difícil se coloca en una posición de riesgo. Hay que ponerse a caminar,
mover la carpa y estar en contacto con otras personas. Implica que no hemos
llegado a nuestro destino final. Estamos en progreso y hay que avanzar. Es
buscar un nuevo horizonte y llevar el mensaje del evangelio que transforma toda
la existencia humana.
El seguimiento a Jesús implica elecciones y decisiones
personales, coraje, sufrimientos, esperas. Esto es lo que le ocurrió a Abraham.
Camina hacia la tierra prometida, la recorre, se encuentra ahí en situación de
extranjero, vive bajo tiendas y cada día tiene que partir. Solo se puede fiar
de una voz, palabra y promesa. No puede ser guiado por su inteligencia,
sentimiento e intuición.
La Fe es aventura y riesgo porque se nos llama a creer. Es
fiarse y confiar en otra persona que conoce el camino. “Creer quiere decir
simplemente que otro conoce el camino y sabe dónde esperarnos"
Carlos Scott
Foto Gilbert Lennox

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