El exceso
”Esta mujer hizo lo único que podía hacer: derramó perfume sobre mi cabeza, sin saber que estaba preparando mi cuerpo para mi entierro”, Mc 14:8Lo que tenía que hacer, ella lo ha realizado. Jesús resalta la importancia de la gracia, del don, de la aptitud. Nos encontramos ante la grandeza y la belleza del Señor que se traduce en una entrega total. Esta mujer rompió el recipiente y el exceso no solo es el perfume derramado, sino también el frasco roto, que de esta manera ya no podrá ser utilizado por otro. A Jesús suele gustarle una entrega absoluta y exclusiva. El exceso de esta entrega puede representar la medida justa. Este ir más allá por Jesucristo no hace referencia al mantenimiento de una institución o sistema. Este exceso es superar los límites a favor de los pobres, porque los pobres y Jesús van en la misma dirección. Jesucristo se identifica con ellos. Un amor absoluto al Señor se traduce, necesariamente, en atención al prójimo. Los pobres que nunca faltaran, tienen todas las de ganar con la locura de los que aceptan entregar la propia vida. Jesús espera nuestro exceso de amor, de servicio, de fe, esperanza y de toda pasión que haga de la vida una fiesta y celebración a favor de las necesidades menos alcanzadas de los no alcanzados.
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox
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