En medio del camino
"Jesús y sus discípulos pasaron por la ciudad de Jericó, y al salir de allí mucha gente los siguió. Junto al camino estaba sentado un ciego que pedía limosna. Se llamaba Bartimeo hijo de Timeo. Cuando Bartimeo oyó que Jesús de Nazaret estaba pasando por allí, empezó a gritar: —Jesús, tú que eres el Mesías, ¡ten compasión de mí y ayúdame!”, Mc 10:46-47En el camino a Jerusalén (o a la iglesia) todos somos un poco ciegos cuando no vemos a los Bartimeos que nos piden limosnas o alguna ayuda. Estamos ocupados con el programa, la actividad, las disertaciones, la organización y olvidamos ponernos colirio para nuestros ojos y ver mejor. Se trata de ver con claridad en medio del camino. Parece que Marcos se detiene en este relato y nos ayuda a tener cuidado de no exorcizar los sentimientos y esterilizar las emociones. Nos encontramos con una escena bastante movida “El ciego tiró su manto, y de un salto se puso de pie y se acercó a Jesús”. Se desprendió de aquello que le estorbaba y comienza a ver desde el momento que decide ir a Jesús. Lucas nos recuerda que “Cuando se levantó a leer, le dieron el libro del profeta Isaías. Jesús lo abrió y leyó: «El Espíritu de Dios está sobre mí, porque me eligió y me envió para dar buenas noticias a los pobres, para anunciar libertad a los prisioneros, para devolverles la vista a los ciegos, para rescatar a los que son maltratados y para anunciar a todos que: “¡Éste es el tiempo que Dios eligió para darnos salvación!”» Jesús cerró el libro, lo devolvió al encargado... Entonces Jesús les dijo: «Hoy se ha cumplido ante ustedes esto que he leído.», Lc 4:17-21. Jesús pone todos los gestos, todas las actitudes, todas las iniciativas, todas las palabras del ciego bajo un único denominador común: la fe. “Por lo tanto, ya que estamos rodeados por una enorme multitud de testigos de la vida de fe, quitémonos todo peso que nos impida correr, especialmente el pecado que tan fácilmente nos hace tropezar. Y corramos con perseverancia la carrera que Dios nos ha puesto por delante. Esto lo hacemos al fijar la mirada en Jesús, el campeón que inicia y perfecciona nuestra fe.”, Heb 12:1-2
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox
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