domingo, 1 de diciembre de 2019

En el Principio

"En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros." (Juan 1: 1, 14a CSB) Según el apóstol Juan, la historia de Jesús no comienza en Belén. No comienza con los ángeles o la Virgen María. Comienza al principio. Este es un reclamo audaz. Significa que entender a Jesús es diferente que entender a cualquier otra figura histórica. Para obtener la historia completa de Jesús, no puedes simplemente estudiar su nacimiento, el origen de su familia o el entorno cultural de su tiempo. Tienes que rebobinar desde el principio. El apóstol Juan nos dice que ver a Jesús es diferente a cualquiera cosa que hayamos visto antes. No es simplemente un maestro dinámico, un líder, un activista de los derechos humanos o que hace milagros y que nació en un establo en Belén. Él es mucho más. Jesús es el Dios Creador, el Eterno, la razón por la cual todas las cosas existen. Él es adorado por los ángeles y temido por los demonios. Él es supremo en todas las cosas. ¿Y que significa? Si Jesús es más que un hombre, entonces la Navidad es más que la celebración del nacimiento de un hombre. La Navidad es más que una historia sobre María, José, pastores y ángeles. Es más que una historia sobre un bebé envuelto en pañales. Es más que una linda historia para los juegos de los niños y las decoraciones del jardín, aunque son todas esas cosas, es más. Es mucho más. La historia de Navidad es la historia de Dios. Se nos recuerda en Navidad que Dios es poderoso y majestuoso pero también es tierno y cercano. En Navidad, el Dios que es más grande que nosotros se convirtió en uno como nosotros. Nos entiende desde adentro. Por lo tanto, una mirada casual al bebé Jesús en el pesebre no servirá. Una sensación sentimental asociada con una melodía navideña familiar no es suficiente. Este Jesús es exigente y merece más, mucho más. ¡Oh, vengan a adorarlo! Nate Edmondson

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