lunes, 22 de diciembre de 2025

El evangelio nos invita a frecuentar la profundidad

Protagonistas

“Ahora bien, en Jerusalén había un hombre llamado Simeón, que era justo y devoto, y aguardaba con esperanza la redención de Israel. El Espíritu Santo estaba con él y le había revelado que no moriría sin antes ver al Cristo del Señor”, Lc 2:25-26

Simeón fue una persona que vivía de espera, y por tanto de esperanza. El no podía morir, porque todavía tenía que ver una cosa, la más importante. A diferencia de otros ancianos él no miraba hacia atrás, sino que dirigía sus ojos hacia el futuro. Simeón, a pesar de sus años, no pierde la memoria. Conserva intacta la memoria del futuro. Es el contenido de la espera lo que da sentido y determina la calidad de vida

“Movido por el Espíritu, fue al Templo. Cuando al niño Jesús lo llevaron sus padres para cumplir con la costumbre establecida por la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios:  «Según tu palabra, Soberano Señor, ya puedes despedir a tu siervo en paz. Porque han visto mis ojos tu salvación, que has preparado a la vista de todos los pueblos: luz que ilumina a las naciones y gloria de tu pueblo Israel», Lc 2:27-32

La vida de Simeón encuentra su síntesis, su expresión mas alta en ese momento de gracia. Esta gracia implicaba tener fe, confianza y saber esperar. Lucas también señala a Ana con la misma fe. El evangelio nos invita a frecuentar la profundidad. A concentrarnos en lo esencial. “En él estaba la vida y la vida era la luz de la humanidad.”, Jn 1:4

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

"Las costas lejanas esperan su enseñanza", Is. 42:4

"Celebremos a Jesús"

«Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo: Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra», Mt. 28:18. Su autoridad no solamente la tiene sobre el cielo sino también sobre la tierra. Su autoridad es de extensión universal. Por lo tanto, “Si Jesús, en realidad, es Señor de todo, esta realidad tiene que ser proclamada”.
Jesús nos dijo: “Por tanto vayan y hagan discípulos”, Mt 28:19. El hecho que Jesucristo es el Señor y Rey de todo implica una misión global. Su reinado y victoria es final. Se cumple o se cumple, no hay medias tintas o marcha atrás. “Su reinado no tendrá fin”, Lc 1:33
Celebremos su nacimiento no solamente para mirar, ni aun para admirar, sino para compartir su misión.
El que era rico se hizo pobre para que nosotros mediante su pobreza seamos ricos. ¡Que esta sublime generosidad de Dios se exprese en generosidad nuestra!
"Las costas lejanas esperan su enseñanza", Is. 42:4
Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox


domingo, 21 de diciembre de 2025

Jesús es nuestra alegría

 Alojamiento

“María dio a luz a su primer hijo varón. Lo envolvió en tiras de tela y lo acostó en un pesebre, porque no había alojamiento disponible para ellos.”, Lc 2:7

Jesús nos enseñó: “Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá.”, Mt. 7:7. Pero para María las cosas no fueron sencillas porque las puertas permanecieron cerradas. “Ella se encontraba embarazada y mientras estaban allí se le cumplió el tiempo. Así que dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada”. Para él no había sitio. Tiene que ir a nacer fuera de la ciudad.

Corremos el peligro de dejarlo fuera. Su presencia nos puede molestar y tal vez tendremos que defendernos de él, pero la luz brilla en las tinieblas. Su vida es una luz que descubre nuestras miserias, nuestras limitaciones, nuestras mezquindades. Es una luz que no se resigna a ser un puro adorno, sino que compromete, que exige cambios dolorosos en nuestra existencia. Es una luz fastidiosa y provocativa

Jesús nos invita a ser abiertos y entregarnos a su Luz. Cristo viene para llenarnos de alegría. “El ángel dijo: «No tengan miedo. Miren que traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo. Hoy ha nacido en la Ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor.”

Jesús es nuestra alegría. Nos entiende desde adentro, se hace humano. Se hace caminante para recorrer junto a nosotros nuestro mismo camino, compartiendo nuestras penas y miserias, nuestras lágrimas, angustias y esperanzas. Es un Dios que nos trae salvación. “Entonces salgamos al encuentro de Jesús, fuera del campamento…” Fuera de nuestro egocentrismo, de nuestra resistencia para entregarnos a él y seguir su caminar.

Carlos Scott 

Foto Gilbert Lennox

sábado, 20 de diciembre de 2025

Cuando sentimos que nuestra energía y nuestro entusiasmo menguan, podemos recordar que Él mismo se llamó «la vida»

NAVIDAD

"Los pastores regresaron glorificando y alabando a Dios por lo que habían visto y oído, pues todo sucedió tal como se les había dicho." — Lucas 2.20

Durante el nacimiento de Jesús, en medio de la suciedad de un establo, se cumplió un milenio de promesas, profecías y esperanzas. Los pastores oyeron, vieron y todo fue como les habían dicho. Años después, Jesús nos diría de tantas maneras diferentes: «Yo soy la luz que ha venido al mundo» (Jn. 12.46), «…yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia» (Jn. 10.10), «Yo para esto nací, y para esto vine al mundo: para dar testimonio de la verdad» (Juan 18.37). Entonces…

Cuando sentimos la suciedad de la vida en este mundo, podemos focalizarnos en la pureza de Cristo.

Cuando nos sentimos débiles, podemos reposar en el poder de Cristo.

Cuando estamos enfermos, podemos recordar que Él es el Gran Médico.

Cuando estamos confundidos, podemos recurrir a Sus palabras para orientarnos.

Cuando nos sentimos dañados, podemos recordar que Él dijo que no acabará de romper la caña quebrada ni apagará la mecha que apenas arde.

Cuando sabemos que hemos pecado, podemos conocer Su perdón.

Cuando estamos descarriados, podemos recordar que Él se llamó a sí mismo «el camino».

Cuando hemos mentido, podemos recordar que Él se llamó a sí mismo «la verdad».

Cuando sentimos que nuestra energía y nuestro entusiasmo menguan, podemos recordar que Él mismo se llamó «la vida». Y así, podemos orar:

Gracias, Señor Jesucristo, por humillarte y asumir forma de ser humano. Gracias por empujar lejos la oscuridad de este mundo y de mi vida. Gracias por vivir entre nosotros de modo que podamos ver cuánta vida podemos tener. Permíteme vivir las siguientes 52 semanas a la luz de tu presencia y tu poder continuo en este mundo. Y luego poder celebrar nuevamente la Navidad, con alegría.

Mel Lawrenz - Alegría de Navidad

Foto Gilbert Lennox 

Todo comienza el día después y una nueva historia puede comenzar en nuestras vidas.

El don no se compra, solo se recibe

Navidad es, precisamente, esperar el don. Es poder intuir y creer que la gracia es lo que salva. “En verdad, Dios ha manifestado a toda la humanidad su gracia, la cual trae salvación”, Tit 2:11.

La paz, la alegría, la buena voluntad, la fraternidad y la justicia la encontramos en Dios. Es ahí donde podemos recuperar la ingenuidad, la confianza, la esperanza, la espontaneidad, el canto, la risa, la naturalidad. Reencontrar la gratitud.

La Navidad no es un punto de llegada, sino de partida. No se trata de una fecha, sino de una realidad dinámica, un acontecimiento sorprendente, abierta al futuro. Se trata de un tiempo distinto. Todo comienza el día después y una nueva historia puede comenzar en nuestras vidas.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

La fe no es pasiva sino activa

NACIMIENTO

"Así que fueron de prisa y encontraron a María y a José, y al niño que estaba acostado en el pesebre. Cuando vieron al niño, contaron lo que les habían dicho acerca de él, y cuantos lo oyeron se asombraron de lo que los pastores decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas en su corazón y meditaba acerca de ellas. Los pastores regresaron glorificando y alabando a Dios por lo que habían visto y oído, pues todo sucedió tal como se les había dicho", Lucas 2:16-20

Dios eligió a los pastores como las primeras personas en escuchar las noticias sobre el nacimiento de Jesús. Ese es un pensamiento hermoso en sí mismo.

Pero lo que también es interesante es cómo responden los pastores a esta noticia. La fe no es pasiva sino activa. Dios actúa, luego reaccionamos. Y vale la pena imitar la reacción de los pastores.

Los pastores vieron.

Después de escuchar acerca de Jesús, van a investigar. Ellos comienzan a buscar. Esto es importante para nosotros también. El Nuevo Testamento y su mensaje sobre Jesús merecen nuestra consideración. ¿Se puede confiar en los relatos del Evangelio? ¿La resurrección realmente sucedió? ¿Está Jesús vivo y llamándome hoy? Estas son preguntas que vale la pena explorar. Necesitamos ver por nosotros mismos.

Los pastores cuentan.

Después de ver a Jesús, les cuentan a otros acerca de él. Se dan cuenta de que el nacimiento de Jesús es una buena noticia para todos y contaron lo que se les había dicho acerca de él.  Cuando vemos algo grandioso, naturalmente les decimos a los demás y solemos hacer esto. El evangelio no es diferente.

Los pastores adoran.

El texto dice que volvieron "glorificando y alabando a Dios". Esto puede tomar muchas formas. Debemos adorar con nuestras palabras, orando y agradeciendo a Dios continuamente. Deberíamos adorar con el canto. Debemos adorar con nuestras acciones, viviendo rectamente; buscando el amor y la justicia en el mundo.

Para conocer a Jesús, sería prudente aprender de los pastores.

Nate Edmondson

viernes, 19 de diciembre de 2025

Dios tiene una vocación nómada

No dejemos a Jesús en el pesebre

Dios tiene una vocación nómada, aunque muchos lo prefieran sedentario. No tengamos prisa por colocarlo en el pesebre. Él prefiere el movimiento. Desea “salir” con cada uno de nosotros. Le gusta mezclarse con la gente, ir a la plaza, entrar en el lugar de trabajo, acercarse a alguien, sentarse a la mesa con nuestra familia, conocer a nuestros amigos, dialogar sobre los problemas. También le gusta llenar la soledad de algún anciano, escuchar al que está afligido, detenerse en la habitación de un hospital, estar con los emigrantes, caminar por los barrios pobres y jugar con los niños.

Dios se hizo carne en la persona de Jesucristo para estar en el camino, porque el lugar de Dios es la carretera. Enmanuel, Dios con nosotros es un Dios sin casa, porque busca a todo ser humano en donde quiera que se encuentre. Es una invitación a imitarlo.

Recordar su nacimiento nos sirve a nosotros. Volver a nacer es su propuesta para cada uno. Es nacer de lo alto.  "El ser humano solo puede reproducir la vida humana, pero la vida espiritual nace del Espíritu Santo.  Así que no te sorprendas cuando digo: “Tienen que nacer de nuevo”, Jn 3:6-7. 

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

La gloria de Dios se mostró en aquellos sin gloria

 PASTORES

"En esa misma región había unos pastores que pasaban la noche en el campo, turnándose para cuidar sus rebaños. Sucedió que un ángel del Señor se les apareció. La gloria del Señor los envolvió en su luz, y se llenaron de temor.", Lucas 2:8-9

Los pastores fueron vistos injustamente como personas que eran menospreciadas por su trabajo poco atractivo y "sucio". Y estas son las personas a quienes Dios anunció el nacimiento del Rey. No se parecían a las élites respetadas ni a las muy influyentes. Los ángeles no aparecieron en el centro de Jerusalén. La gloria de Dios se mostró en aquellos sin gloria.

Y esto tiene dos implicaciones importantes para nosotros.

Primero, tenemos que renunciar a nuestra propia gloria. Renunciar a buscar formas de hacernos un nombre y de mostrar que estamos por encima de nuestros pares. Nos comparamos con la esperanza de encontrar algo que nos pueda distinguir ... algo que nos haga gloriosos.

El evangelio nos habla que el camino hacia arriba es el que va para abajo. Dios escogió a los pobres para ser ricos en fe y herederos del Reino. Renunciemos a nuestra propia gloria para que podamos ver la gloria de Dios. Si queremos ver al Rey, debemos convertirnos en esos pastores que no estaban en el centro del poder.

Segundo, tenemos que amar a los que no tienen gloria.

El mundo dará prioridad a aquellos con poder y privilegios.  El evangelio dice: no hay personas ni lugares pequeños. En Cristo, todos son hijos de Dios por la fe.

Esto significa que en las iglesias no debemos favorecer a quienes pueden dar más. No debemos priorizar a las personas en función de su trabajo o educación. No debemos mostrar favoritismo. Somos llamados para amar a todos. Creemos en las personas. ¿Y por qué debemos hacer estas dos cosas?

Porque Jesús hizo estas dos cosas por nosotros.

Nate Edmondson

jueves, 18 de diciembre de 2025

El evangelio es siempre un inicio, una posibilidad para nacer de nuevo en la persona de Jesucristo

Oportunidad

El adviento es el tiempo de la espera y Jesús viene a nuestro encuentro. “Les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes”, Ez 36:26. Es una acción que viene “desde lo alto” y espera una respuesta “desde el llano”. Desde el momento que Dios nos ama busca nuestra salud. Es aceptar su intervención liberadora y vivir con propósito. Su presencia nos libera de nuestro aislamiento, se instala en nuestra soledad para hacer de ella un lugar en comunión. Es vivir con esperanza.

Dios es paciente, no se resigna, espera obstinadamente algo distinto de nosotros y esto constituye una provocación. La espera y la paciencia genera un espacio en que debe manifestarse la novedad. “Dios es muy bueno, y tiene mucha paciencia, y soporta todo lo malo que ustedes hacen. Pero no vayan a pensar que lo que hacen no tiene importancia. Dios los trata con bondad, para que se arrepientan de su maldad.”, Ro 2:4

El evangelio es siempre un inicio, una posibilidad para nacer de nuevo en la persona de Jesucristo. Se abre un nuevo capítulo hacia la esperanza y nos pone en camino hacia el futuro. Pero, para empezar, es necesario que algo termine. La noticia de un final puede convertirse en una “buena noticia”. Cristo es el principio de todo. Con él todo puede comenzar.  “En paz me acuesto y me duermo, porque solo tú, Señor, me haces vivir confiado”, Sal 4:9

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox


miércoles, 17 de diciembre de 2025

Hoy en día hay muchas señales de que Jesús ha realizado algo singular en el mundo

ESTRELLA

"Después de oír al rey, siguieron su camino, y sucedió que la estrella que habían visto levantarse iba delante de ellos hasta que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de alegría." — Mateo 2:9-10

La estrella de Belén, una señal en el cielo percibida por los sabios, puede que haya sido un acontecimiento milagroso que acompañó la entrada sobrenatural del Salvador en el mundo. O puede que haya sido un fenómeno astronómico natural que Dios usó como señal. De cualquier modo, los cielos hablaban de una forma singular sobre un hecho particular que transformaría el mundo. ¿Tendría que ser algo que nos sorprendiera?

Pero notemos que solo los observadores reconocieron la señal y en este caso eran extranjeros. Dios llevó forasteros a Belén con una palabra que había colocado en el cielo. No tengas dudas de que Él le está hablando al «extranjero» y que aquellos que lo buscan, lo encontrarán. La Navidad es tanto para los creyentes como para quienes aún no han venido a la fe. En aquellos días fue una señal celestial que atrajo la atención de forasteros. Hoy en día hay muchas señales de que Jesús ha realizado algo singular en el mundo, hechos que se levantan y señalan hacia Su carácter santo.

Oración para este día:
Señor, gracias por poner indicativos claros en este mundo y en nuestra vida de modo que podamos saber que eres real y conocer cuál es tu propósito. Que esta Navidad sea una nueva señal para mí.

Mel Lawrenz - Alegría de Navidad

martes, 16 de diciembre de 2025

María de Nazaret se pone a disposición no de lo posible, sino de lo imposible

 Lo imposible

—“¿Cómo podrá suceder esto —preguntó María al ángel—, puesto que soy virgen? Y el ángel dijo: —El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Así que al santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios... Porque para Dios no hay nada imposible.”, Lc 1:34-37

Sabemos que ciertas cosas resultan imposibles. Conocemos nuestra debilidad, nuestros límites, nuestras miserias, nuestras incapacidades, nuestras perezas y resistencias, nuestras cobardías e hipocresías. Conocemos el mal que existe en el mundo, en sus formas más horribles, su des humanidad

Otras veces conocemos la lentitud de la iglesia, sus contradicciones, sus retrasos, sus miedos y dudas, los comportamientos no siempre evangélicos de algunos de sus representantes. Como seres humanos conocemos nuestro mal funcionamiento. Le siguen las desilusiones y la escasa fiabilidad.

La perspectiva cambia cuando confiamos en Dios y ver que lo imposible está a nuestro alcance. María oye afirmar que “para Dios no hay nada imposible” y se entrega confiada a esta verdad: —“Aquí tienes a la sierva del Señor —contestó María—. Que él haga conmigo como me has dicho.” María de Nazaret se pone a disposición no de lo posible, sino de lo imposible. En la lista de nuestras imposibilidades se introduce la presencia de Dios y entonces nuestros cálculos se derrumban. La columna de las cosas imposibles se convierte en la columna de las cosas posibles. Otra humanidad, sociedad, nación e iglesia es posible.

Debemos convencernos de que lo imposible es la única posibilidad de salvación. Cuando Dios interviene, lo imposible se convierte en el único camino posible. ¡Venga tu Reino!

Carlos Scott 

Foto Gilbert Lennox

La Fe es aventura y riesgo porque se nos llama a creer

Salir sin saber dónde ir                                                                   Salir sin saber dónde ir fue la experiencia de Ab...