martes, 4 de marzo de 2025

Podemos y debemos sembrar

 Comparaciones

“Pero otras semillas cayeron en tierra fértil, ¡y produjeron una cosecha que fue treinta, sesenta y hasta cien veces más numerosa de lo que se había sembrado! El que tenga oídos para oír, que escuche y entienda», Mt 13:8-9
 
Podemos y debemos sembrar. El proceso de la siembra es laborioso, el agricultor primero debe seleccionar la semilla, preparar la tierra, sembrarla en el tiempo adecuado, cuidarla, abonar, regar, esperar y finalmente cosechar. Sembrar el Reino de Dios significa sembrar con esperanza, Sal 126:5, 2 Co 9:6. Es necesario acompañar con una ferviente oración la siembra de las semillas del Reino de Dios y ser testigos, pero no podemos producir el fruto, 1 Co 3:6-7. El mensaje del Reino en palabra y obra está destinado a crecer. La semilla es minúscula, pero tiene el potencial dado por Dios para el crecimiento. El Reino de Dios es universal, tiene un inicio pequeño e insignificante que puede pasar desapercibido, pero está destinado a ser la realidad más grande del mundo y una fuerza indetenible que afecta a todas las personas. La comunidad del Reino de Dios está llamada al seguimiento de Jesús, ser y hacer discípulos, reproducirse y multiplicarse confiando que Dios da el crecimiento. Este crecimiento puede llegar a dominar el ambiente de manera desproporcionada en comparación con el tamaño de la semilla. La finalidad es dar abrigo a las naciones y proveer alimento que saciará el hambre de muchos.  Seamos también semillas de fe, que Dios nos plante llevando esperanza y cubriendo la vida con amor en el lugar que desea. Que nuestro buen Dios sea reconocido y su nombre glorificado.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

lunes, 3 de marzo de 2025

Jesús, el dinero y el corazón | Andrés Pérez | Ritmos | La Parroquia

Esta es nuestra esperanza “lo hará otra vez”. “Queremos ver a Jesús”

 Nostalgia

“Padre, glorifica tu nombre». Entonces habló una voz del cielo: «Ya he glorificado mi nombre y lo haré otra vez», Jn 12:28
 
La insatisfacción y frustración rodean a nuestro mundo. Falta algo y no siempre tiene que ver con placeres, comodidades, dinero. Se ha sofocado, apagado y asfixiado el instinto de lo divino. Parece que el ser humano no se da cuenta de lo que ha perdido. Nos toca orar, inquietar y compartir en palabra y obra un mensaje que transforma toda la existencia humana. Se trata de volver al deseo de estar en relación con Dios y con nuestro prójimo. Es glorificar el nombre de Dios manifestando su vida. Hay nostalgia de otra cosa. Estamos cansados de lo que produce frustración y un gran vacío interior. Hay necesidad de respirar un aire puro, emocionarnos, encender y avivar nuestra relación con Dios, con el prójimo y celebrar su nombre en comunidad. Que nuestro Dios haga arder nuevamente una pasión por su gloria y su nombre. “Mostraré cuán santo es mi gran nombre, … Cuando revele mi santidad por medio de ustedes ante los ojos de las naciones, dice el Señor Soberano, entonces ellas sabrán que yo soy el Señor … » ”Entonces los rociaré con agua pura y quedarán limpios ... Les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes. Les quitaré ese terco corazón de piedra y les daré un corazón tierno y receptivo. Pondré mi Espíritu en ustedes para que sigan mis decretos y se aseguren de obedecer mis ordenanzas …  Sin embargo, recuerden, dice el Señor Soberano, que no lo hago porque lo merezcan … y todos sabrán que yo soy el Señor”», Ez 36:23-37. Nos unimos al clamor de Jesús: “Padre, glorifica tu nombre». Entonces habló una voz del cielo: «Ya he glorificado mi nombre y lo haré otra vez». Esta es nuestra esperanza “lo hará otra vez”. “Queremos ver a Jesús”.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

viernes, 28 de febrero de 2025

Ser seguidores de Jesús es manifestar la presencia de Dios

 Seguir y servir

“Todo el que quiera servirme debe seguirme, porque mis siervos tienen que estar donde yo estoy. El Padre honrará a todo el que me sirva.”, Jn 12:26

Ser seguidores de Jesús es manifestar la presencia de Dios. Es compartir los descubrimientos que representan nuestro itinerario como discípulos del Señor. Mientras andamos por la vida podemos encontrarnos con alguien que espera y desea ver a Jesús. Es la oportunidad para compartir lo que hemos explorado. El apóstol Juan lo describió de esta manera: “Les anunciamos al que existe desde el principio, a quien hemos visto y oído. Lo vimos con nuestros propios ojos y lo tocamos con nuestras propias manos. Él es la Palabra de vida. Él, quien es la vida misma, nos fue revelado, y nosotros lo vimos; y ahora testificamos y anunciamos a ustedes que él es la vida eterna. Estaba con el Padre, y luego nos fue revelado. Les anunciamos lo que nosotros mismos hemos visto y oído, para que ustedes tengan comunión con nosotros; y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo, Jesucristo. Escribimos estas cosas para que ustedes puedan participar plenamente de nuestra alegría”, 1 Jn 1:1-4. “Y su mandamiento es el siguiente: debemos creer en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y amarnos unos a otros, así como él nos lo ordenó.”, 1 Jn 3:23. “Dios mostró cuánto nos ama al enviar a su único Hijo al mundo, para que tengamos vida eterna por medio de él. En esto consiste el amor verdadero: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio para quitar nuestros pecados.”, 1 Jn 4:9-10. “Amar a Dios significa obedecer sus mandamientos, y sus mandamientos no son una carga difícil de llevar. Pues todo hijo de Dios vence a este mundo de maldad, y logramos esa victoria por medio de nuestra fe. ¿Y quién puede ganar esta batalla contra el mundo? Únicamente los que creen que Jesús es el Hijo de Dios.”, 1 Jn 5:3-5

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

jueves, 27 de febrero de 2025

Si ustedes quieren ser mis discípulos, ...

 Evidencia

“Sin embargo, su muerte producirá muchos granos nuevos, una abundante cosecha de nuevas vidas.”, Jn 12:24

Es esencial evidenciar la presencia de Jesús en la vida de su pueblo. La gente que busca ver a Jesús nos desafía para que esto ocurra. Nos corresponde interpretar y satisfacer lo que implica. Se nos llama a “perder la vida” en saber rechazar las ambiciones y vanidades, la popularidad y preferir la humildad y sencillez. Se trata de saber elegir entre las posiciones de poder y privilegio o que sea necesario menguar y disminuir para que Jesús crezca. Es elegir entre la complicidad, encanto y seducción quedando bien con todos o la autenticidad, elegir entre la notoriedad o la costosa fidelidad, entre las búsquedas de resultados o la fidelidad, elegir entre las conquistas o el amor y fruto espiritual que se abre camino lento y espontaneo en el secreto de los corazones y en libertad de las conciencias. Hay gente que espera ver a Jesús como esos griegos. “Entonces llamó a la multitud para que se uniera a los discípulos, y dijo: «Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su propia manera de vivir, tomar su cruz y seguirme. Después, Jesús llamó a sus discípulos y a la gente, y les dijo: «Si ustedes quieren ser mis discípulos, tienen que olvidarse de hacer su propia voluntad. Tienen que estar dispuestos a morir en una cruz y a hacer lo que yo les diga. Porque si sólo les preocupa salvar la vida, la van a perder. Pero si deciden dar su vida por mí y por anunciar las buenas noticias, entonces se salvarán. De nada sirve que una persona gane todo lo que quiera en el mundo, si al fin de cuentas pierde su vida. Y no hay nada que una persona pueda dar para salvar su vida. »Delante de esta gente malvada que rechaza a Dios, no se avergüencen de mí ni de mis palabras. Si lo hacen, yo, el Hijo del hombre, me avergonzaré de ustedes cuando venga con el poder de mi Padre y con sus ángeles.», Mc 8:34-38. “Entonces Jesús se sentó, llamó a los doce discípulos y les dijo: «Si alguno de ustedes quiere ser el más importante, deberá ocupar el último lugar y ser el servidor de todos los demás.», Mc 9:35

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

Me salvé escribiendo - Koplarap

miércoles, 26 de febrero de 2025

“La gente solamente necesita ver a Jesús”

 “Queremos ver a Jesús”

“Algunos griegos que habían ido a Jerusalén para celebrar la Pascua le hicieron una visita a Felipe, que era de Betsaida de Galilea. Le dijeron: «Señor, queremos conocer a Jesús», Jn 12:20-21

En este relato encontramos algunos griegos o temerosos de Dios que desean ver a Jesús. Estos griegos le hacen una visita a Felipe que era de una ciudad medio pagana llamada Betsaida de Galilea. “Felipe se lo comentó a Andrés, y juntos fueron a preguntarle a Jesús. Jesús respondió: «Ya ha llegado el momento para que el Hijo del Hombre entre en su gloria.” Quizás con esta respuesta ellos afirmaban que la fama de Jesús ha llegado muy lejos, hay gente que lo busca, que se siente atraída por su figura. Podrían pensar que es el tiempo del maestro, del éxito, popularidad, de la gloria y el triunfo. Jesús seguidamente responde de una manera muy diferente a las posibles expectativas de Felipe, de Andrés y de esos griegos. No es la hora de la notoriedad, sino es la hora que el grano de trigo debe ser sembrado y morir bajo tierra. Es la hora de una dolorosa siembra, no de la recolección triunfal. La fertilidad y reproducción pasa a través de la muerte. La hora y el tiempo de Jesús es el de la pasión, del paso de este mundo al Padre. En este tiempo nos podemos preguntar ¿Cuál es nuestra hora? ¿Cuál es la hora de la iglesia? “La gente quiere ver a Jesús” “La gente solamente necesita ver a Jesús”. No es ver nuestras estructuras, métodos, sistemas, jerarquías, prestigio, reglamentación, lucha por el poder y control. “Solo queremos ver a Jesús”. Así de simple, pero a su vez es necesario dar un paso que implica morir a una vieja mamera de ser. Dejar atrás lo que no sirve y nacer a una nueva manera de ser iglesia para los demás. Sino lo hacemos, simplemente nos quedamos solos. “Les digo la verdad, el grano de trigo, a menos que sea sembrado en la tierra y muera, queda solo”. Que Dios nos ayude a repensar los modelos y formas que tenemos de ser iglesia y comunidad. Que podamos ser una comunidad abierta para los demás guiada por el Espíritu Santo.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

martes, 25 de febrero de 2025

Jesús sale del templo para no volver, Mc 13:1-2

 Todo lo que tenía 

” —Les aseguro que esta viuda pobre dio más que todos los ricos. Porque todos ellos dieron de lo que les sobraba, pero ella, que es tan pobre, dio todo lo que tenía para vivir.”, Mc 12:28-44

Hay diferencias entre ricos y pobres en el Evangelio, y este párrafo lo destaca. Los que tienen, deben expresar más cabalmente su generosidad. En cuanto a los débiles y desprotegidos tenemos que cuidar que no pierdan la vida para enriquecer a un sistema de piedras o de templo. Todo esto nos debe hacer reflexionar. Dios no aprueba los actos en donde se les quita el sustento a los más pobres. En este caso particular es “a la mujer más pobre”. Por un lado, tenemos actitudes mezquinas de gente pudiente ¿Cómo avanzar hacia una vida de generosidad? ¿ Qué es lo que se debe enseñar? Este texto debe ser leído en el contexto de la teología profética y de misericordia de Jesús. No debe ser domesticado para servir a la institución religiosa. El templo repleto de riquezas roba a la viuda indigente de todo lo que tiene. En vez de proteger a las viudas pobres o indigentes, las explota. Jesús sale del templo para no volver, Mc 13:1-2. A las palabras de Jesús hay que entenderlas más como un lamento y no como una voz de alegría. Es una desaprobación al sistema de esos valores y a las motivaciones de esos maestros de la ley. Ese sistema de valores enseña que “no hay regalo demasiado costoso para la casa de Dios”. «¿Hasta cuándo dictarán decisiones injustas que favorecen a los malvados? » Hagan justicia al pobre y al huérfano; defiendan los derechos de los oprimidos y de los desposeídos. Rescaten al pobre y al indefenso; líbrenlos de las garras de los malvados”, Salmo 82:2-4

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

lunes, 24 de febrero de 2025

"Él siente compasión por los débiles y los necesitados y los rescatará"

La vida en primer lugar

“Había allí mucha gente, y todos escuchaban a Jesús con agrado. Jesús siguió enseñando y les dijo: «¡Cuídense de los maestros de la Ley!, Mc 12:37-44
 
Marcos describe severamente la actitud de los maestros de la ley. Jesús les dice: “¡Que buena manera tienen ustedes de dejar a un lado los mandamientos de Dios para mantener sus propias tradiciones!?", Mc 7:9. Hace referencia a la enseñanza que daban cuando un hijo le podía decir a su padre o madre: “mamá, con mucho gusto te ayudaría pero el dinero que tengo es “corbán” (para el templo, Mc. 7:11), o sea, dedicado a Dios (en realidad era un dinero que no querían usar en el cuidado de la madre y que lo protegían para luego gastarlo en otra cosa). La tradición y enseñanza que se imponía por parte de estos maestros anulaba la palabra de Dios o sea el mandamiento de “Honra a tu padre y a tu madre”, Éx 20:12 y Dt. 5:16. En el caso de la viuda pobre Jesús señala que se privilegia un sistema de acumulación antes que la vida, Mc 12:37-44. La viuda pobre es una víctima, crédula o forzada, de un sistema que privilegia la posesión antes que la vida. No hay elogio por parte de Jesús a cualquier sistema religioso que vive abusando, presionando o manipulando sobre las ofrendas, que por ingenuidad o presión religiosa, terminan dando su vida a explotadores insensibles. Las personas que interpretan mal este pasaje lo que hacen es exigir lo que establece la institución o el templo, pero no lo que dice Dios. No hay ninguna promesa de prosperidad o alabanza en estos textos avalando dar todo ante el pedido de ofrendas. Este tipo de actitudes e imposiciones quitaron el sustento a la mujer más pobre. La verdadera mayordomía cristiana no está en alimentar un sistema de acumulación, sino en la preservación de la vida. “Rescatará a los pobres cuando a él clamen; ayudará a los oprimidos, que no tienen quién los defienda. Él siente compasión por los débiles y los necesitados y los rescatará. Los redimirá de la opresión y la violencia, porque sus vidas le son preciosas”, Salmo 72:12-14. “Busca la justicia y el amor, y encontrarás vida, justicia y riquezas.”, Pr 21:21. 

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox