Descubrimiento
“Jesús se enteró de esto, y cuando se encontró con el joven le preguntó: —¿Crees en el Hijo del hombre? El joven le respondió: —Señor, dígame usted quién es, para que yo crea en él. Jesús le dijo: —Lo estás viendo. Soy yo, el que habla contigo. Entonces el joven se arrodilló ante Jesús y le dijo: —Señor Jesús, creo en ti.”, Jn 9:35-38Solemos encontramos con diferentes percepciones de Jesús. Esta el Jesús de los intelectuales, el de los revolucionarios, el de los ricos, los pobres, el del poder para sostener la última ideología, el de los moralistas, el de derecha y el de izquierda y también existe “mi” Jesús. "—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? —preguntó Jesús. —Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente —afirmó Simón Pedro.”, Mt 16:15-16. Hay un momento en la vida que debemos dejar que el Señor nos haga la misma pregunta que le hizo a sus discípulos. ¿Quién soy para ti? ¿Yo soy lo único que necesitas para tu vida o hay otro? Se trata de encontrarnos cara a cara con él. El Señor nos dice una vez más “Yo Soy, hablo contigo y es todo lo que necesita mi pueblo y las puertas de los dominios de la muerte no prevalecerán”. Cuando nos sentimos presionados por una determinada mentalidad y los del clan pretenden administrarte la vida es el momento del encuentro decisivo y transformante con el Señor. Cuando te faltan los apoyos y respaldos es el momento de ponerse a caminar. Esto mismo le paso al ciego. Dios sana nuestra ceguera para dirigir la mirada en otra dirección. Cuando reconocemos que necesitamos ver, es el Señor que nos regala la posibilidad de nacer, de salir a la luz. Este es el momento donde nos ponemos de rodillas y podemos expresar “—Señor Jesús, creo en ti.”. “Él perdona todos mis pecados y sana todas mis enfermedades. Me redime de la muerte y me corona de amor y tiernas misericordias. Colma mi vida de cosas buenas; ¡mi juventud se renueva como la del águila!”, Sal103:3-5
Carlos Scott
Foto Gilbert Lennox