domingo, 22 de septiembre de 2024

Alejarnos del Juicio

 Mirarnos al espejo

"Luego, volvió a inclinarse y siguió escribiendo en el suelo. Al escuchar a Jesús, todos empezaron a irse, comenzando por los más viejos, hasta que Jesús se quedó solo con la mujer", Jn 8:8-9. 

Dios nos llama a tener cuidado y no lapidar innecesariamente a las personas. Esto se hace especialmente cuando alguien no está delante, no puede defenderse y suele ser la lapidación más practicada. Cuando juzgamos Jesús suele recordarnos nuestra historia, se inclina y escribe. Lo importante es reconocernos pecadores. Es ahí cuando tenemos la oportunidad de alejarnos del juicio y la falta de misericordia. Jesús nos quita las máscaras, nos confronta y nos pone frente a nuestra propia conciencia. Nos obliga a examinarnos mirando hacia adentro y no ya en dirección hacia el otro. Corremos el peligro de obligar a los demás a rendir cuentas de sus propias acciones y olvidarnos de mirarnos al espejo. Jesús ha obligado a los jueces a juzgarse a sí mismo en un proceso que es interior. Cuando esto sucede las piedras de las manos se dejan caer junto a las máscaras. Se debe dejar caer todo tipo de orgullo propio, pensamientos que destruyen y dividen, determinados códigos y artículos que destruyen una relación. Debemos dejar caer la vanidad, la jerarquía y el legalismo. Cuando somos conscientes de nuestras propias miserias podemos otorgar a nuestro prójimo una amplia ventaja. Ellos llegaron como justos y se van con la credencial de pecadores. El primer paso a la santidad es cuando nos encontramos en el principio de la lista de los pecadores. "Jesús se puso de pie y le dijo: —Mujer, los que te trajeron se han ido. ¡Nadie te ha condenado!" "Amen a los demás con sinceridad. Rechacen todo lo que sea malo, y no se aparten de lo que sea bueno. Ámense unos a otros como hermanos, y respétense siempre.", Ro 12:9-10

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

Dolor y Alegría

 


viernes, 20 de septiembre de 2024

Ser Generoso

 


Aureola de Santidad

 La primera piedra

"Jesús se levantó y les dijo: —Si alguno de ustedes nunca ha pecado, tire la primera piedra", Jn 8:7

Jesús toma a todos por sorpresa cuando los religiosos acusan a la mujer por no guardar los mandamientos de la ley. Jesús introduce una variante revolucionaria que será la clave. El punto principal para acusar a otro será afirmar que soy libre de pecado. No basta con descubrir los defectos de los demás. Se trata de presentar un certificado de inocencia adjunto con el listado de las virtudes. Hay que tener valor, no para recoger las piedras, sino para presentar un certificado de perfección. Hay que tener demasiado valor para ponerse en la cabeza la aureola de la santidad. La primera piedra es la que suele disgustar y abrumar. Cuando estas piedras las traducimos en palabras se transforman en calumnias, murmuraciones y sospechas. Todo lo que sigue a continuación responde y depende a la primera piedra. Tras la primera piedra llega la granizada y no se piensa en la víctima. La primera piedra suele ser la palabra que es lanzada con ligereza, la que golpea más duro. "Cuiden ustedes de las personas que Dios dejó a su cargo, pues ellas pertenecen a Dios. Cuídenlas, como cuida el pastor a sus ovejas. Háganlo por el gusto de servir, que es lo que a Dios le agrada, y no por obligación ni para ganar dinero. No traten a los que Dios les encargó como si ustedes fueran sus amos; más bien, procuren ser un ejemplo para ellos. Así, cuando regrese Cristo, que es el Pastor principal, ustedes recibirán un maravilloso premio que durará para siempre...  Todos deben tratarse con humildad, pues la Biblia dice: «Dios se opone a los orgullosos, pero brinda su ayuda a los humildes.», 1 P 5:2-5.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

miércoles, 18 de septiembre de 2024

Exceso de misericordia

 Se busca un culpable

"Y le dijeron a Jesús: —Maestro, encontramos a esta mujer cometiendo pecado de adulterio. En nuestra ley, Moisés manda que a esta clase de mujeres las matemos a pedradas. ¿Tú qué opinas?, Jn 8:4-5

Las autoridades religiosas confrontan a Jesús y le hacen una pregunta para ponerle una trampa. En las intenciones de los acusadores los culpables son dos: la mujer y Jesús. El pecado de Jesús parece ser el exceso de misericordia. Jesús se encontraba enseñando y lo interrumpen bruscamente para obligarlo a tomar una posición. El silencio y la palabra formarán parte de la actitud de Jesús. Es interesante observar que misteriosamente el nombre del amante ha desaparecido. La única culpable es la mujer. Seguramente hay complicidad de los guardianes de la moral pública que son machistas e indulgentes. Jesús traza líneas en el polvo del suelo para demostrar lo lejos que está de esas actitudes. No ha venido para juzgar y no le interesan los artículos del código. Jesús no tiene nada que ver con la gente que es cruel, sin piedad, con la hipocresía y con todos aquellos que actúan como fanáticos escandalizados. Jesús busca la comprensión y hace referencia a otra ley diferente. Con su escritura misteriosa lo que resalta es el código de la misericordia. Esta misericordia apela a un corazón de carne y no a un código penal escrito sobre una madera dura. Cuando se lanzan o tiran piedras nada bueno puede ocurrir. "Amados hermanos, si otro creyente está dominado por algún pecado, ustedes, que son espirituales, deberían ayudarlo a volver al camino recto con ternura y humildad. Y tengan mucho cuidado de no caer en la misma tentación. Ayúdense a llevar los unos las cargas de los otros, y obedezcan de esa manera la ley de Cristo. Si te crees demasiado importante para ayudar a alguien, solo te engañas a ti mismo. No eres tan importante. Presta mucha atención a tu propio trabajo, porque entonces obtendrás la satisfacción de haber hecho bien tu labor y no tendrás que compararte con nadie. Pues cada uno es responsable de su propia conducta.", Ga 6:1-5. “Sobre todo, ámense mucho unos a otros, porque el amor borra los pecados”, 1 P 4:8.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

lunes, 16 de septiembre de 2024

Perseverar

 Procesos que dan vida

“El ciego respondió: —Veo gente, pero parecen árboles que caminan. Entonces Jesús volvió a ponerle las manos sobre los ojos. El hombre miró de nuevo con cuidado, y vio todo claramente, porque ya estaba sano”, Mc 8:24-25

En todo proceso es clave ser pacientes, no darnos por vencidos, no perder los sueños y perseverar. Intentar y seguir intentando, nos habla de ser tenaces. Seguir y continuar un proceso puede implicar que a veces no vemos con claridad. Este es el momento justo para seguir confiando en aquél que nos tomó de la mano. La realización de todo proceso y milagro no siempre ocurre entendiendo hacia donde vamos caminando. Todo buen proceso llega a un buen fin cuando entendemos que Dios está interviniendo y puedo confiar. “Pero ustedes tienen al Espíritu Santo, que Cristo puso en ustedes. Por eso no necesitan que nadie les enseñe, pues el Espíritu de Dios les enseña todo; y lo que él enseña no es mentira, sino la verdad. Por eso, sigan las enseñanzas del Espíritu Santo, y manténganse siempre unidos a Cristo.”, 1 Jn 2:27. “El Espíritu Santo vendrá y los ayudará, porque el Padre lo enviará para tomar mi lugar. El Espíritu Santo les enseñará todas las cosas, y les recordará todo lo que les he enseñado. »Les doy la paz, mi propia paz, que no es como la paz que se desea en este mundo. No se preocupen ni tengan miedo por lo que pronto va a pasar”, Jn 14:26-27 "Cuando venga el Espíritu Santo, él les dirá lo que es la verdad y los guiará, para que siempre vivan en la verdad. Él no hablará por su propia cuenta, sino que les dirá lo que oiga de Dios el Padre, y les enseñará lo que está por suceder", Jn 16:13. Todo tiene su tiempo y estamos en el camino confiando en aquel que sigue siendo la verdad y la vida.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

domingo, 15 de septiembre de 2024

 


Milagros

 Dejarse guiar

“Jesús tomó al ciego de la mano y lo llevó fuera del pueblo…, y vio todo claramente, …”, Mc 8:23

Los milagros son posibles cuando dejamos que Dios nos toque. El primer paso es dejarnos tomar de la mano. La luz viene cuando Jesús interviene y no de otras luces ilusorias. “Jesucristo nos enseñó que Dios es luz, y que donde Dios está no hay oscuridad”, 1 Jn 1:5. Es importante salir fuera, fuera de nuestro propio encierro, de nuestros viejos paradigmas, de nuestra reglamentación y legalismo, de nuestra falta de amor y misericordia para encontramos con la luz. Necesitamos que Dios ilumine las áreas oscuras de nuestra existencia y confrontarnos con esa realidad. La máscara, camuflaje y fachada no pueden resistir esta intervención. Es cuando toda la apariencia exterior está destinada a darse por vencida y no resiste, todo sale a la luz. Es la oportunidad para volver a Dios cuando hemos estado muy lejos de él. Dios es luz, la única luz y la que nos puede guiar cuando todo es oscuridad. Es la luz que nos puede sanar y salvar. Es como ir a un quirófano y es el quirófano de Dios. Solo él sabe cortar en el lugar justo y separar la parte enferma de la sana, hacer la sutura correcta y comenzar nuestra recuperación hacia la vida plena. La fe comienza con la luz y es el comienzo para salir de la oscuridad colocando nuestra mano en la mano de Jesús. “Él es la luz verdadera, que brilla cada vez más fuerte, y que hace que la oscuridad vaya disminuyendo. Si alguno dice que vive en la luz, pero odia a otro miembro de la iglesia, en realidad vive en una gran oscuridad. El que ama a los demás, vive bajo la brillante luz de Dios y no causa ningún problema a los de su iglesia.  Pero el que odia a otro cristiano, vive en la oscuridad y no sabe a dónde va, porque la oscuridad lo ha dejado ciego”, 1 Jn 2:8-11

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox 

viernes, 13 de septiembre de 2024

Nuevos horizontes

 “Dejarse hacer

“Les voy a enseñar a ganar seguidores para mí”, Mc 1:17

Los discípulos no sabían de qué se trataba hacer discípulos que hacen otros discípulos, que forman comunidades de discípulos al estar en el seguimiento de Jesús. Una de las características de un discípulo es “dejarse hacer” y “ponerse en las manos del Señor”. El discípulo no dice “ya llegué” y es un proceso que “dura toda la vida”. Discípulo es simplemente uno que se está haciendo. Lo importante es seguir y seguir avanzando, creer y seguir creyendo. Es imitar al Señor siguiendo sus opciones y gestos. Lo que importa es que se intente y seguir intentando. “El Espíritu Santo vendrá y los ayudará, porque el Padre lo enviará para tomar mi lugar. El Espíritu Santo les enseñará todas las cosas, y les recordará todo lo que les he enseñado”, Jn 14:26 “Un discípulo de Jesucristo es una persona que se dirige hacia nuevos horizontes y maravillas, cosas por ver y pasos por dar”

Carlos Scott

Distinguir claramente

 Dejarse tocar por Dios 

“Cuando llegaron al pueblo de Betsaida, unas personas guiaron a un ciego hasta Jesús y le pidieron que lo tocara. Jesús tomó al ciego de la mano y lo llevó fuera del pueblo. Después le mojó los ojos con saliva, colocó las manos sobre él, y le preguntó si veía algo. El ciego respondió: —Veo gente, pero parecen árboles que caminan. Entonces Jesús volvió a ponerle las manos sobre los ojos. El hombre miró de nuevo con cuidado, y vio todo claramente, porque ya estaba sano”, Mc. 8:22-25

Dios es alguien que toca a las personas y a su vez se deja tocar. Jesús aparece como un médico divino cuya curación se realiza hablando con el paciente. Dios es amor. La novedad relevante en este encuentro es que la curación se realiza en dos tiempos. Esta sanidad la podemos describir como un proceso donde recuperar la visión tiene que ver con creer y seguir creyendo, orar y seguir orando, caminar y seguir caminando. Es creer para poder ver y no necesariamente ver para poder creer. Las personas que guiaron a este ciego creyeron y pudieron ver el milagro. En el proceso de ver no siempre hay una claridad inmediata. Necesitamos que sus manos una y otra vez toquen nuestra vida para distinguir claramente. En los diferentes tiempos y sucesos es clave seguir escuchando su voz y confiar; no hay otro como él. Su manera de proceder no siempre coincide con lo que pensamos o deseamos, pero el final es su provisión amorosa para nuestro mejor desarrollo. Es su bendición e inagotable gracia. Este ciego es un no vidente sin nombre y quizás nos represente a cada uno de nosotros. "Pero de una cosa estoy seguro: he de ver la bondad del Señor en esta tierra de los vivientes. Pon tu esperanza en el Señor; ten valor, cobra ánimo; ¡pon tu esperanza en el Señor!", Salmo 27:13-14

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

jueves, 12 de septiembre de 2024

¿Y todavía no entienden?

Asumir su Vida

“Tengan cuidado, ¡Ojo con la levadura de los fariseos y la de Herodes!... ¿Por qué están hablando de que no tienen pan? ¿Todavía no ven ni entienden? ¿Tienen la mente embotada? ¿Acaso no recuerdan? Cuando partí los cinco panes para los cinco mil, ¿Cuántas canastas llenas de pedazos recogieron? Y cuando partí los siete panes para los cuatro mil, ¿Cuántas cestas llenas de pedazos recogieron? ¿Y todavía no entienden? Mr 8:14-21

Este pasaje nos habla que los discípulos estaban hablando que no tenían pan. El Señor los lleva por otro camino donde les advierte sobre la levadura de los fariseos y la de Herodes: “Tengan cuidado; ¡ojo con la levadura de los fariseos y con la de Herodes! La levadura de los religiosos o fariseos es la preocupación morbosa en mantener el control sobre la religiosidad del pueblo a través de la reglamentación. Representaba la hipocresía, la piedad mal entendida convertida en legalismo, la justicia sin la misericordia. Es alejarnos de la gracia, del amor, de la gratitud, del respeto al otro para caer en el abuso del poder (Os 6:6, Mi 6:8, Mt 12:1-8, Mt 9:12-13). La levadura de Herodes representa una sociedad sin Dios, secular, sin necesidad de depender de Dios, añadiendo los valores del sistema vigente, aceptar por bueno lo que es malo, corrupción, poder, manipulación, resultados exitistas sin Dios. Es decir, el “mercado manda” y se sigue sus reglas postrándose ante sus métodos. Somos llamados a formar “comunidades eclesiales” que reflejen el espíritu de reconciliación, respeto, aceptación, perdón y amor. El ejercicio del liderazgo en la vida de las iglesias locales deberá estar marcado por el modelo de Jesús y mostrar un contraste con el caudillismo y otras deformaciones causadas por el abuso del poder. Seguir a Jesús significa asumir su vida y misión. Jesús les recuerda a sus discípulos que no deben preocuparse de la comida, el vestido y donde dormir. Nos proyecta a ser y hacer como Jesús cuando les dijo: “Crucemos al otro lado” Mr. 4.35. ¿Y todavía no entienden?

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

Paciencia

  Discusiones en el camino “¿Qué venían discutiendo por el camino? Ellos se quedaron callados, porque en el camino habían discutido entre sí...