Poder nivelador
“En realidad lo que pasa es lo que anunció el profeta Joel: En los últimos días—dice Dios—, derramaré mi Espíritu sobre toda la gente. Sus hijos e hijas profetizarán. Sus jóvenes tendrán visiones, y sus ancianos tendrán sueños”, Hch 2:16-17En el día de Pentecostés los creyentes estaban reunidos en un mismo lugar. Los apóstoles estaban unidos en oración junto con María la madre de Jesús, varias mujeres más, los hermanos de Jesús y otros que podrían ser unos ciento veinte creyentes, Hch 1:14-15. Se les había ordenado esperar y no alejarse de Jerusalén porque dentro de pocos días serían bautizados con el Espíritu Santo y eso fue lo que sucedió. El Espíritu es poder nivelador y descendió sobre todos. No hay alguien que estaba por arriba de los demás o más abajo. Se destaca así que se trató de una experiencia inclusiva que alcanzó a todos y que incluía a las mujeres galileas que seguían a Jesús. Fue una experiencia niveladora en una sociedad excluyente que concebía a las mujeres como menos importantes que los varones. El Espíritu nivelador es destructor de cualquier privilegio. El derramamiento del Espíritu Santo es comunicar el mensaje, es una visitación divina y somos desafiados a ser testigos. Su voluntad es extendernos a toda la humanidad porque es un Espíritu nivelador que piensa en todas las etnias. Es multiétnico, multilingüe y multicultural. Mientras permanezcamos acá, el Señor nos llama a involucrarnos en la misión. “Vivan siempre en armonía. Y no sean orgullosos, sino traten como iguales a la gente humilde. No se crean más inteligentes que los demás.”, Ro 12:16. “Cada uno de ustedes ha recibido de Dios alguna capacidad especial. Úsela bien en el servicio a los demás”, 1 P 4:10
Carlos Scott