sábado, 11 de febrero de 2023

Apertura

 Hacer el bien y vivir en paz

“Pero si alguien hace pecar a uno de estos pequeños que creen en mi… Si tu mano te hace pecar, córtatela… Que no falte la sal entre ustedes para que puedan vivir en paz unos con otros” Mr. 9:42-50
Jesús nos dice que no falte la sal entre nosotros en nuestro trato mutuo y que vivamos en paz. La discordia había comenzado porque discutían entre sí quién era el más importante, Mr. 9:33-37. La sal es el símbolo de la disposición de que puedan vivir en paz unos con otros en la comunidad. El Señor nos advierte en tener cuidado de transformarnos en un escándalo o tropiezo para otros, hacer pecar a los que son más pequeños. Pequeños como el que echa demonios que no forma parte de los doce, Mr. 9:38-41, o bien la figura del niño que son modelos de siervos sencillos y humildes, Mr.10:13-16. No excluirlos. Cortemos de raíz este mal. Se requiere una acción drástica que tiene que ver con cortar, dejar y abandonar el pecado. Se orienta la vida de la comunidad hacia la apertura. No acepta el mal. Trasciende fronteras creadas por los sistemas. Cuidado con el “abuso del poder” o el “amor al poder” en vez del “poder del amor”. La responsabilidad y autoridad que se nos ha dado es principalmente para servir, amar y recibir a otros. "Vivan siempre en armonía. Y no sean orgullosos, sino traten como iguales a la gente humilde. No se crean más inteligentes que los demás. Si alguien los trata mal, no le paguen con la misma moneda. Al contrario, busquen siempre hacer el bien a todos. Hagan todo lo posible por vivir en paz con todo el mundo. Queridos hermanos, no busquen la venganza, sino dejen que Dios se encargue de castigar a los malvados. Pues en la Biblia Dios dice: «A mí me toca vengarme. Yo le daré a cada cual su merecido.» Y también dice: «Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Así harás que le arda la cara de vergüenza.» No se dejen vencer por el mal. Al contrario, triunfen sobre el mal haciendo el bien.", Ro 12:16-21
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

viernes, 10 de febrero de 2023

Valorar lo bueno

 A favor de la gente 

“El que no está contra nosotros está a favor de nosotros. Les aseguro que cualquiera que les de un vaso de agua en mi nombre por ser ustedes de Cristo no perderá su recompensa.”, Mr. 9:40-41
No sigue a Jesucristo quien afirma su doctrina, sino aquél que actúa como el. La fé es práctica, es seguimiento, no es tener una determinada etiqueta religiosa. Solo hay dos lados: contra nosotros o por nosotros. Jesús dice que debemos aceptar toda ayuda a la causa del Reino, si es en su nombre, con su autoridad. El texto nos invita a valorar lo bueno que nos ofrecen personas ajenas a nuestra manera de ver las cosas. Quien ayude a satisfacer la sed de los que son de Cristo será recompensado en el reino. Son las implicancias de actuar "en mi nombre". Una teología muy amplia y abarcativa. No hay pérdida de recompensa para aquellos que están dispuestos a trabajar en unidad y valorando otras expresiones. Jesús acepta a todos los que hacen obra de misericordia y justicia en su nombre. En otras palabras, nadie tiene el monopolio en la misión o en determinados ministerios. La lección es que tenemos que aprender a trabajar con todos aquellos que tienen una práctica redentora y recibir agradecidos su ayuda, su vaso de agua en nombre de Jesucristo. Necesitamos aprender a recibirnos unos a otros y a recibir de otros. Jesús lo demostró cuando recibió un vaso de agua de la mujer samaritana. La posición de responsabilidad o mal llamada “poder” cuando es vista como privilegio para abusar de ella y no como don para el servicio, siempre es excluyente. El resultado de esto en las iglesias y en los movimientos misioneros es el sectarismo. Lo contrario es el Reino que implica una comunidad abierta que invita y no un grupo cerrado que limita. Este pasaje es un duro golpe para todos los que desean encerrarse puertas adentro, ya sea excluir o encerrarse en un sistema. "No finjan amar a los demás; ámenlos de verdad... Ámense unos a otros con un afecto genuino y deléitense al honrarse mutuamente... Estén listos para ayudar a los hijos de Dios cuando pasen necesidad. Estén siempre dispuestos a brindar hospitalidad", Ro 12: 9-13. 
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

jueves, 9 de febrero de 2023

Lo bello y verdadero

  Mirar lejos

“Pero Jesús dijo: —No se lo prohíban, porque nadie podría maldecirme después de haber hecho un milagro usando mi nombre”, Mc 9:39
Jesús se niega a respaldar determinadas excomuniones y pone de relieve lo bueno, lo bello, lo verdadero que hay en gente que consideramos “diferente”. Jesús está empeñado en curarnos de la mezquindad, la estrechez, las visiones restringidas. Él nos invita a mirar lejos y descubrir nuevos horizontes. Los discípulos son llamados a cuidarse de pronunciar determinadas sentencias de exclusión. Juan pretende defender la ortodoxia, la disciplina, cuidar el honor de Dios. Bajo la máscara de la fe podemos estar lejos del espíritu de Dios. Lo cierto es que el exorcista no autorizado era respaldado por Dios mismo y lograba lo que ellos no pudieron hacer, Mc 9:18. No se puede descalificar a la gente porque hace lo que nosotros no queremos o no supimos hacer. La envidia delata la impotencia y queda al descubierto la incapacidad. Solo Jesús establece la línea entre el que está dentro y el que está fuera. El Espíritu sopla de donde quiere y los seguidores de Jesucristo disfrutan de esa libertad. Para ellos es más importante amar a Dios y a su prójimo que el reglamento. Lo verdadero pasa cuando todo lo que vivimos y hacemos está en comunión con su nombre. Somos llamados para aprender de todos, incluso de aquellos que consideramos “extraños”. »No se conviertan en jueces de los demás, y así Dios no los juzgará a ustedes.  Si son muy duros para juzgar a otras personas, Dios será igualmente duro con ustedes. Él los tratará como ustedes traten a los demás.  »¿Por qué te fijas en lo malo que hacen otros, y no te das cuenta de las muchas cosas malas que haces tú? Es como si te fijaras que en el ojo del otro hay una basurita, y no te dieras cuenta de que en tu ojo hay una rama. ¿Cómo te atreves a decirle a otro: “Déjame sacarte la basurita que tienes en el ojo”, si en tu ojo tienes una rama? ¡Hipócrita! Primero saca la rama que tienes en tu ojo, y así podrás ver bien para sacar la basurita que está en el ojo del otro”, Mt 7:1-5

Carlos Scott

Foto de Gilbert Lennox

miércoles, 8 de febrero de 2023

Personalismos y particularidades

Cuidado con el reglamento

“Le dijimos que no lo hiciera, porque él no es de nuestro grupo.”, Mc 9:38
Cuando se quiere mantener el monopolio del Espíritu y aparece “alguien que no es de los nuestros” la actitud que suele aparecer es la prohibición, la descalificación y el rechazo. Cuando lo que domina son los personalismos, determinadas particularidades y la mentalidad del clan, lo que se pierde es la riqueza que otros pueden aportar. Se pierde el sabor de la relación, la libertad, el amor y la unidad. Los especialistas de las prohibiciones y la descalificación les cuesta demasiado apreciar otras formas redentoras. Sus prejuicios los mantienen alejados de otros y por lo tanto intentan impedir más que favorecer, rechazar más que aceptar. Es precisamente aquí donde nos encontramos con la mentalidad sectaria ¿Quién está dentro y quien está fuera? ¿Quién es de los nuestros y quien no lo es? Parece que se necesita cierta credencial de reconocimiento para circular. Uno de los peligros en las comunidades y movimientos es cuando alguien o algunos en particular pretenden ser los dueños de la autoridad y se ignora que esta debe estar al servicio de la unidad, sin manifestar preferencias y dar exclusividades. Jesús como Moisés en su momento no se prestaron a este juego mezquino: “Había dos hombres del grupo de los setenta, llamados Eldad y Medad, que se habían quedado en el campamento. Y aunque estaban allí, el espíritu también vino sobre ellos y empezaron a profetizar. Un muchacho fue corriendo a contárselo a Moisés. Josué, que desde joven era ayudante de Moisés, estaba allí. Al oír al muchacho, dijo: —Moisés, mi señor, ¡no los deje usted profetizar! Pero él le respondió: —No seas celoso ni envidioso. Ya quisiera yo que todo el pueblo de Dios recibiera su espíritu y profetizara”, Nm 11:26-29. Ensanchemos los espacios y miremos el horizonte. "El más humilde de todos ustedes es la persona más importante». Lc 9:48
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

martes, 7 de febrero de 2023

Hacer participar y no celar

 Prestigio, poder y competencia 

“Maestro -dijo Juan- , vimos a uno que expulsaba demonios en tu nombre y se lo impedimos porque no es de los nuestros. – No se lo impidan – replicó Jesús  – Nadie que haga un milagro en mi nombre puede a la vez hablar mal de mí” Mr.  9:38-39
A Juan y a los discípulos (protagonistas de esta historia) les preocupa la competencia, el prestigio y el poder. Ensimismados tratan de excluir a otros. Lo cierto es que Juan revela el verdadero motivo de su queja. Entre lo que relata Marcos "se lo impedimos" y luego "no se lo impidan" aparece el motivo: "porque no nos siguen, no son de los nuestros". "No nos pidieron permiso para hacer esto". No pertenece a nuestro grupo social, nuestra pauta cultural, nuestros indicadores de lenguaje y trasfondo. Parece que los discípulos no han entendido el modelo de "recibir", aceptar, amar y perdonar. En este caso ellos prefieren "excluir". Jesús responde “no se lo impidan”. En definitiva, está explicando la verdadera intención que tenemos que tener dentro del reino. Recibir, dar oportunidades, hacer participar, no celar, no competir. Jesús acepta a una persona fuera del grupo que hace milagros en su nombre. Parece que el que expulsaba demonios lo hacía en la autoridad de Jesús, pero es significativo que Jesús no indaga acerca de su doctrina, ni tampoco sobre sus motivaciones. Jesús responde mostrando la alternativa del reino. Quien luche en mi nombre es parte y no enemigo.
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

lunes, 6 de febrero de 2023

Amar y recibir

 Discusiones en el camino

“¿Qué venían discutiendo por el camino? Ellos se quedaron callados, porque en el camino habían discutido entre sí quién era el más importante.” Mr. 9:33-34
¿Cuál fue la respuesta de Jesús? Elaboró una parábola dramatizada. “Entonces Jesús se sentó, llamó a los doce y les dijo: Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”, Mr.9:35-36. Acto seguido: Tomó a un niño y lo puso en medio de ellos. “Abrazándolo, les dijo: El que recibe en mi nombre a uno de estos niños, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, no me recibe a mí sino al que me envió”, Mr. 9:37. La ubicación del niño en medio del grupo describe la forma de pensar de Jesús. La enseñanza de Jesús está centrada en dos movimientos: sentarse y abrazar. Jesús se sienta y enseña. Jesús toma a un niño y lo abraza. En estos dos movimientos Jesús muestra la paciencia que tiene con nosotros y nos recuerda cómo debe ser nuestra actitud de servicio. El Señor nos está presentando un modelo que tiene que ver con la sencillez, humildad y pequeñez. Nos habla del modelo de humildad en la comunidad del reino y de la necesidad de cambiar para pertenecer a él. No debemos hacer nada por egoísmo o vanidad. Se nos llama a considerar a los demás y no solo preocuparme por mis propios intereses. Jesús resalta en la dignidad del niño su ideología: Ser sencillos, humildes, servidores, amar, recibir y abrazar. Este mensaje es para todos nosotros. Jesús, corrige los valores y la conducta contraria al reino. Significa tener en cuenta a los débiles y desprotegidos. Seguramente las comunidades eclesiales de esa época podían tener los mismos problemas que tenemos hoy. ¿Cómo manejar “el poder” en nuestras relaciones eclesiales y sociales? Marcos da el antídoto y la respuesta al problema, Mr 10:15-16. Debemos arrepentirnos y cambiar. Volvernos pequeños, humildes y sencillos.
Carlos Scott

domingo, 5 de febrero de 2023

Contemplar y caminar

En marcha 

“Mientras bajaban de la montaña, Jesús les ordenó que no contaran a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre se levantara de entre los muertos». Mc 9:8-10
El texto de la transfiguración nos toca de cerca. En Jesús descubrimos que llegó el tiempo donde podemos ser transformados. Jesús nos invita a participar de la vida misma de Dios en nuestra condición humana. En nuestra vida debemos encontrar momentos en que nos apartemos para contemplar al Señor. Esta experiencia espiritual da lugar a una vida interior mucho más rica y plena. “Frente a ellos, Jesús se transformó: su ropa se puso tan blanca y brillante, como jamás aquí en la tierra podría blanquearse”, Mc 9:3. Esta blancura y brillo es la señal que nos ayuda a iluminar el próximo paso y el camino siguiente. «Este es mi Hijo amado. ¡Escúchenlo! », Mc 9:7. Los discípulos en la transfiguración encuentran un sentido de plenitud, pero llega el momento en que deben bajar de la montaña. En cada etapa el seguidor de Jesucristo debe aparecer como uno que está en marcha y no como alguien que ha llegado. Se trata de transformar lo superficial, lo inconsistente y las realidades más dolorosas de la existencia. “Sólo nos queda decir que, si Dios está de nuestra parte, nadie podrá estar en contra de nosotros, … Es más, Jesucristo resucitó, y ahora está a la derecha de Dios, rogando por nosotros, … En medio de todos nuestros problemas, estamos seguros de que Jesucristo, quien nos amó, nos dará la victoria total.”, Ro 8:31-39  
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

sábado, 4 de febrero de 2023

Mirar, contemplar y reconocer

 Caminar y ser abiertos

“Seis días después, Jesús llevó a Pedro, a Santiago y a Juan hasta un cerro alto, para estar solos. Frente a ellos, Jesús se transformó: su ropa se puso tan blanca y brillante, como jamás aquí en la tierra podría blanquearse. Luego, los tres discípulos vieron aparecer al profeta Elías y a Moisés conversando con Jesús. Entonces Pedro le dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bueno que estemos aquí! Vamos a hacer tres enramadas: una para ti, otra para Moisés y otra más para Elías. No sabía qué decir, porque todos estaban asustados.», Mc 9:2-6
Cuando hablamos de seguir a Jesús es importante abrir los ojos. Saber mirar, contemplar y reconocer. Es un buen consejo para todo viaje y seguimiento. El segundo consejo es no detenerse. Un buscador de Dios debe evitar detenerse. Lo más importante es darnos cuenta de que debemos continuar. Somos llamados a no detenernos y no aislarnos, caminar y ser abiertos, a dar y ensancharnos, descubrir la verdad y compartir con todos. El buscador de Dios supera la tentación de estancarse y puede ser capaz de transformar una realidad. Es alguien que se convierte en un don y señal para los demás. Ser creyentes quiere decir que somos incansables buscadores de Dios, no propietarios de Dios. Dios es la fuente de la que se tiene sed y los creyentes somos un pueblo que caminamos hacia él. Busquemos ser siempre alguien que busca. “Entonces apareció una nube que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: «Este es mi Hijo amado. ¡Escúchenlo!», Mc 9:7 “Después, Jesús eligió a setenta y dos discípulos, y los envió en grupos de dos en dos a los pueblos y lugares por donde él iba a pasar. Jesús les dijo: «Son muchos los que necesitan entrar en el reino de Dios, pero son muy pocos los que hay para anunciar las buenas noticias. Por eso, pídanle a Dios que envíe más seguidores míos, para que compartan las buenas noticias con toda esa gente. Y ahora, vayan; pero tengan cuidado, porque yo los envío como quien manda corderos a una cueva de lobos, … »Si entran en un pueblo y los reciben bien, coman lo que les sirvan, sanen a los enfermos, y díganles que el reino de Dios ya está cerca”, Lc 10:1-9
Carlos Scott

viernes, 3 de febrero de 2023

Transformación

Procesos que dan vida

“El ciego respondió: —Veo gente, pero parecen árboles que caminan. Entonces Jesús volvió a ponerle las manos sobre los ojos. El hombre miró de nuevo con cuidado, y vio todo claramente, porque ya estaba sano”, Mc 8:24-25
En todo proceso es clave ser pacientes, no darnos por vencidos, no perder los sueños y perseverar. Intentar y seguir intentando, nos habla de ser tenaces. Seguir y continuar un proceso puede implicar que a veces no vemos con claridad. Este es el momento justo para seguir confiando en aquél que nos tomó de la mano. La realización de todo proceso y milagro no siempre ocurre entendiendo hacia donde vamos caminando. Todo buen proceso llega a un buen fin cuando entendemos que Dios está interviniendo y puedo confiar. “Pero ustedes tienen al Espíritu Santo, que Cristo puso en ustedes. Por eso no necesitan que nadie les enseñe, pues el Espíritu de Dios les enseña todo; y lo que él enseña no es mentira, sino la verdad. Por eso, sigan las enseñanzas del Espíritu Santo, y manténganse siempre unidos a Cristo.”, 1 Jn 2:27. “El Espíritu Santo vendrá y los ayudará, porque el Padre lo enviará para tomar mi lugar. El Espíritu Santo les enseñará todas las cosas, y les recordará todo lo que les he enseñado. »Les doy la paz, mi propia paz, que no es como la paz que se desea en este mundo. No se preocupen ni tengan miedo por lo que pronto va a pasar”, Jn 14:26-27 "Cuando venga el Espíritu Santo, él les dirá lo que es la verdad y los guiará, para que siempre vivan en la verdad. Él no hablará por su propia cuenta, sino que les dirá lo que oiga de Dios el Padre, y les enseñará lo que está por suceder", Jn 16:13. Todo tiene su tiempo y estamos en el camino confiando en aquel que sigue siendo la verdad y la vida.

Carlos Scott

Foto de Gilbert Lennox

jueves, 2 de febrero de 2023

Nuestra existencia

Dejarse guiar

“Jesús tomó al ciego de la mano y lo llevó fuera del pueblo…, y vio todo claramente, …”, Mc 8:23
Los milagros son posibles cuando dejamos que Dios nos toque. El primer paso es dejarnos tomar de la mano. La luz viene cuando Jesús interviene y no de otras luces ilusorias. “Jesucristo nos enseñó que Dios es luz, y que donde Dios está no hay oscuridad”, 1 Jn 1:5. Es importante salir fuera, fuera de nuestro propio encierro, de nuestros viejos paradigmas, de nuestra reglamentación y legalismo, de nuestra falta de amor y misericordia para encontramos con la luz. Necesitamos que Dios ilumine las áreas oscuras de nuestra existencia y confrontarnos con esa realidad. La máscara, camuflaje y fachada no pueden resistir esta intervención. Todo sale a la luz, toda la apariencia exterior está destinada a darse por vencida y no resiste. Es la oportunidad para volver a Dios cuando hemos estado muy lejos de él. Dios es luz, la única luz y la que nos puede guiar cuando todo es oscuridad. Es la luz que nos puede sanar y salvar. Es como ir a un quirófano y es el quirófano de Dios. Solo él sabe cortar en el lugar justo y separar la parte enferma de la sana, hacer la sutura correcta y comenzar nuestra recuperación hacia la vida plena. La fe comienza con la luz y es el comienzo para salir de la oscuridad colocando nuestra mano en la mano de Jesús. “Él es la luz verdadera, que brilla cada vez más fuerte, y que hace que la oscuridad vaya disminuyendo. Si alguno dice que vive en la luz, pero odia a otro miembro de la iglesia, en realidad vive en una gran oscuridad. El que ama a los demás, vive bajo la brillante luz de Dios y no causa ningún problema a los de su iglesia.  Pero el que odia a otro cristiano, vive en la oscuridad y no sabe a dónde va, porque la oscuridad lo ha dejado ciego”, 1 Jn 2:8-11

Carlos Scott

Foto de Gilbert Lennox


miércoles, 1 de febrero de 2023

Milagros

 Hechos para hacer milagros

“Los fariseos llegaron a donde estaba Jesús y comenzaron a discutir con él. Para ponerle una trampa, le pidieron que demostrara con alguna señal milagrosa que él venía de parte de Dios. Jesús se molestó mucho por esto, y dijo: «¿Por qué siempre piden ustedes una señal? Les aseguro que no se les dará ninguna.»  Entonces Jesús los dejó,...”, Mc 8:10-13
El evangelio relata entre otras cosas los milagros de Jesús. Su itinerario está señalado por acontecimientos prodigiosos: los ciegos recobran la vista, los cojos andan, los leprosos quedan sanos, los sordos oyen, los muertos resucitan. Jesús en medio de su camino ve la miseria de la gente, se encuentra con la presencia del dolor y observa la fe. Jesucristo responde a la provocación del sufrimiento humano. El Señor respeta la libertad, deja la puerta abierta, pero sin obligar a entrar a nadie, sin golpes espectaculares. Nuestro Dios es “discreto”. La fe nos lleva al milagro. No rechacemos lo milagroso pretendiendo impedirle a Dios que sea Dios. Un milagro significa la libertad de Dios y él es libre para decidir cuándo realizarlo. No tiene necesidad de que le den una orden o pedir permiso para hacerlo. Los niños suelen decir: ¡otra vez! El milagro es un signo y una señal de que el Reino de Dios ya está entre nosotros. Estamos hechos para los milagros. No sigamos pidiendo otra señal. Jesucristo nos ha dejado la consigna de hacer milagros y superar los grandes obstáculos. Es el signo de nuestra fe. Milagros de fidelidad, de misericordia, integridad, generosidad, lealtad y amor. Esta generación pide una señal y tiene derecho a esperar de nosotros. ¿Qué señales podemos ofrecerles?, ¿Qué milagros podemos presentarles? Nuestro camino pasa por un mundo enfermo y lleno de desilusiones. Un mundo ciego por la violencia y el egoísmo. No solo contemos los milagros de Jesús. Dios nos considera capaces de hacer cosas imposibles y esta es nuestra vocación. “Les aseguro que el que confía en mí hará lo mismo que yo hago. Y, como yo voy a dónde está mi Padre, ustedes harán cosas todavía mayores de las que yo he hecho.”, Jn 14:12

Carlos Scott

Foto de Gilbert Lennox

Creer y seguir creyendo

  Procesos “Y postrándose, lo adoró.”, Jn 9:35-38 El evangelio de Juan nos sigue confrontando con la transformación de un ciego y su proceso...