El que te sana
"Cuando Jesús lo vio y supo qué hacía tanto que padecía la enfermedad, le preguntó: —¿Te gustaría recuperar la salud? —Es que no puedo, señor—contestó el enfermo—, porque no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando se agita el agua. Siempre alguien llega antes que yo", Jn 5:6-7Jesucristo tiene la centralidad en relación con la salvación. No la podemos buscar en otra parte o recurrir a otros medios. Jesús sana no recurriendo al "agua milagrosa" sino que su sanidad viene únicamente con la fuerza de su palabra. El verdadero encuentro de salvación es cuando nos confrontamos con su palabra y le damos una respuesta al Espíritu de Dios. La verdad es sencilla y está a nuestro alcance. En este acontecimiento la salvación es ofrecida al más débil, a los últimos. Los más ágiles y rápidos o bien los menos enfermos o ricos que podían pagarle a otra persona para que lo acerquen al agua milagrosa eran los que tenían ventajas. Jesús se enfoca en los más indefensos, débiles y los últimos. Jesús rompe con el paradigma de la religiosidad popular que en definitiva le atribuye a Dios la injusticia más social (Solo se sanan los que tienen más mérito, capacidades o riqueza). Jesús nos ofrece la salvación sin necesidad de recurrir a un determinado tipo de agua, porque el mismo es el "agua que da la vida". Su sanidad es ofrecida al que está vencido, al que siempre pierde. Ahora bien, hay que encontrar valor para curarse cuando ya no hay motivo para permanecer atados a la enfermedad. Jesús nos dice: "Yo soy el que te sana". Lo que resta es una respuesta.
Carlos Scott
Foto Gilbert Lennox
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