Nuestro anhelo y esperanza
Como ciudadanos de esta nación a la cual amamos, muchas veces hemos escogido seguir nuestros propios caminos distanciados de Dios. Busquemos a Dios en primer lugar, su perdón por nuestras faltas y pidamos sabiduría. Que podamos valorar la veracidad y no la mentira, conducirnos con respeto y dignidad. Que nuestro buen Dios traiga un nuevo tiempo a la nación reduciendo la insensatez, la necedad y la imprudencia. Que Dios proteja a toda la gente y nos libre de todos aquellos que nos pueden dañar y destruir. Anhelamos un tiempo de renovación, restauración y esperanza y que todo habitante en esta tierra se llene de alegría.
"Esa noche, Dios se le apareció a Salomón y le dijo: —Pídeme lo que quieras, y yo te lo daré. Salomón le respondió: —Mi Dios, tú fuiste muy bueno con mi padre David, y a mí me has puesto a reinar en su lugar. Ser rey de un pueblo tan numeroso que no se puede contar, es muy difícil. Por eso, ahora te ruego que cumplas lo que le prometiste a mi padre. ¡Dame sabiduría e inteligencia para que pueda gobernar a un pueblo tan grande como el tuyo! Porque sin tu ayuda, nadie es capaz de hacerlo. Entonces Dios le respondió a Salomón: —Lo normal hubiera sido que me pidieras mucho dinero, poder y fama; o que te permitiera vivir por muchos años y destruyera a todos tus enemigos. Sin embargo, has pedido sabiduría e inteligencia para reinar sobre mi pueblo. »Por eso, te concedo tu deseo, y además te haré el rey más rico, poderoso y famoso que haya existido. Nadie podrá igualarte jamás.", 2 Crónicas 1:7-12
Carlos Scott
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