jueves, 31 de octubre de 2019

Una iglesia que siempre se esta reformando

Una Iglesia que siempre se está reformando “En aquellos días, al aumentar el número de los discípulos, se quejaron los judíos de habla griega contra los de habla aramea de que sus viudas eran desatendidas en la distribución diaria de los alimentos. Así que los doce reunieron a toda la comunidad de discípulos y les dijeron: «No está bien que nosotros los apóstoles descuidemos el ministerio de la palabra de Dios para servir las mesas.” Hch 6:1-2 Una iglesia de cara al mundo deja que el Espíritu reforme sus estructuras y organización. No hace énfasis en su estructura, estatutos o reglamentos. Lo importante para el Espíritu no son las estructuras sino la misión. En el libro de los Hechos vemos que el Espíritu está decidido hacer nuevas cosas. Está abriendo la iglesia a un mundo más amplio. Esto requerirá de un liderazgo diferente al conocido. El Espíritu Santo permite circunstancias en la vida de la iglesia que la llevará a reformarse para ser fiel a su misión (Hch 6, 7, 11:19-26, 13:1-4). Los apóstoles dijeron: “Hermanos, escojan de entre ustedes a siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu y de sabiduría, para encargarles esta responsabilidad. Así nosotros nos dedicaremos de lleno a la oración y al ministerio de la palabra.»” Hch 6:3-4 La misión de la iglesia se va ampliando y va surgiendo un liderazgo nuevo. Hay una misión que se va transformando de Israel a todas las naciones. Es importante reflexionar sobre la relación que hay entre una misión que se va ampliando y la transformación de las estructuras y del liderazgo de la iglesia para llevar a cabo esa misión. En Pentecostés ha comenzado un nuevo tiempo donde se nos llama a ser testigos en Jerusalén, Judea, Samaria y hasta lo último de la tierra. Esto, requerirá de personas capaces de tener esa visión. El Espíritu hará surgir siervos para nuevas circunstancias y llevar adelante la misión. Por lo tanto: “Esta propuesta agradó a toda la asamblea. Escogieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, y a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas y a Nicolás, un prosélito de Antioquía. Los presentaron a los apóstoles, quienes oraron y les impusieron las manos.” Hch 6:5-6 Como resultado de las decisiones que se tomaron, el texto de la palabra de Dios nos dice: “Y la palabra de Dios se difundía: el número de los discípulos aumentaba considerablemente en Jerusalén, e incluso muchos de los sacerdotes obedecían a la Fe” Hch 6:7. Nosotros como iglesia debemos ver en este tiempo cuales son las nuevas circunstancias y contextos que nos toca vivir. Debemos preguntarnos cuál es la mejor contribución que podemos hacer a la misión de la iglesia que siempre es cambiante. ¿Cómo, dónde y quienes pueden hacer esta diferencia cualitativa? Esteban era un hombre lleno de fe y del Espíritu Santo (Hch 6:5). Se lo describe también como lleno de la gracia y del poder de Dios haciendo grandes prodigios y señales milagrosas entre el pueblo, Hch 6:8. Los que se ponían a discutir con el no podían “hacer frente a la sabiduría ni al Espíritu con que hablaba”, Hch 6:10. Sus oponentes buscaron formas de levantar acusaciones falsas, agitar al pueblo, a los ancianos, a los maestros de la ley y consiguieron llevar a Esteban ante el consejo (Hch 6:11-12). En el momento de mayor oposición el rostro de Esteban se parecía al de un ángel (Hch 6:15) Esteban ocuparía un rol vital en el desarrollo de la misión cristiana y su extensión a todo el mundo. La iglesia al abrirse hacia los “griegos” o judíos griegos, se abrió hacia una parte de la comunidad que pronto serviría de puente para la misión entre los gentiles. Mientras los apóstoles enfatizan y retienen el ministerio de la palabra de Dios, “es Esteban quien proclama esta palabra, y da testimonio supremo de ella con su martirio. A consecuencia de este suceso, los cristianos, particularmente los ‘griegos’, se dispersan y con ello se expande la misión (Hch 8:4). Acto seguido, es Felipe, otro de los ‘siete’, quien ocupa el centro del escenario al llevar el evangelio primero a Samaria y luego al eunuco etíope” [1] . Hay una visión que deriva del Pentecostés y es que el Espíritu de Dios se derrama sobre todo el género humano (Hch 2:17). “Que hubiera sido de la iglesia si Esteban y Felipe hubieran dicho: No, nuestro ministerio es el de las mesas, no el de la palabra, y por tanto no hemos de predicar” [2] El Espíritu una y otra vez llama a la iglesia a una nueva obediencia. Lo que surge de lo acontecido es que hay una relación estrecha entre la justicia y la misión. Se va preparando el escenario de la misión a los gentiles u otras etnias. El futuro de la iglesia estaría en aquellos “griegos” que habían sido marginados. Muchas veces una de las preocupaciones de la iglesia es su estructura, funcionamiento, gobierno, etc. Buscamos en el Nuevo Testamento un patrón fijo o un modelo a seguir. El problema, puede estar en seguir patrones de aprendizaje que solo siguen la tradición sobre lo que se ha hecho hasta el presente. “La iglesia de Dios está formada por personas, no en edificios y la palabra de Dios alude a las escrituras, no a las tradiciones. Mientras se preserven estos dos elementos esenciales, no importa si se hace necesario prescindir de los edificios y de las tradiciones. No debemos permitir que estos últimos aprisionen al Dios vivo o impidan su misión en el mundo” [3] Muchas veces corremos el peligro de amar más las instituciones que a Dios mismo. Estar cerca del templo no es sinónimo de estar más cerca de Dios. El pueblo de Israel fue religioso, pero con un corazón lejos de Dios. Debemos tener cuidado de limitar a Dios a ciertos lugares. Por mucho que nos quedemos en el ámbito de la religiosidad, la iglesia o el templo, Dios no se queda ahí, sigue caminando. Algunos buscan personas o equipos que se ajusten a las generaciones anteriores, que no traigan un nuevo desafío y una mayor amplitud en la visión. Cuando nos centramos en que lo importante es la estructura lo que hacemos es colocar a la organización por arriba de la misión, y comunicamos que para nosotros lo más importante no es la misión, sino salvaguardar las estructuras que hasta aquí nos han servido. El Espíritu Santo no está en consonancia con esto y constantemente va obligando a la iglesia a reformarse para ser fiel a su misión Quienes quisieron hacer callar a Esteban, en realidad lo que hicieron fue ampliar su mensaje y programa de servicio. La persecución hizo que el mensaje se extendiera hasta Antioquia de Siria y desde allí a todo el mundo. Quizás, como en el caso de Esteban, los que se oponen al mensaje del evangelio pueden llevarnos a cumplir nuestra vocación y Dios puede estar usándolos a ellos para llamarnos a una nueva obediencia. Debemos preguntarnos qué tipo de iglesia es la que Dios desea en este tiempo. El Espíritu Santo llama a la iglesia a nuevos desafíos. Necesitará un liderazgo diferente. El desafío de la iglesia en el día de hoy es que debe revisar y ajustar su funcionamiento respondiendo a la Misión de Dios. Que Dios nos ayude en esto. Preguntas para la reflexión y trabajo en grupos pequeños: ¿Pueden nuestras estructuras, tradiciones y modelos obstaculizar la misión? ¿En qué casos? ¿Cómo podemos superar estos obstáculos? ¿Qué significa ser una iglesia abierta para todos y extendernos a todos lados? ¿Qué implica cruzar barreras de iglesia a no iglesia en lo local y global? ¿El Espíritu de Dios nos está presentando un nuevo desafió y obediencia? ¿Cómo debería ser nuestra estructura y organización? ¿Cuál es el llamado a su Iglesia en la actualidad? ¿Qué significa experimentar una nueva obediencia? ¿Qué implica y cuál puede ser el costo? ¿Cuál es nuestra vocación y contribución a la misión? ¿Cómo podemos seguir ampliando el mensaje del evangelio y servicio? ¿Dónde y quienes pueden hacer esta diferencia cualitativa? Carlos Scott [1]González, Justo L, Hechos Comentario Bíblico Hispanoamericano, p. 131, Editorial Caribe, 1992 [2]Ibíd., p. 131, Editorial Caribe, 1992 [3]Stott, John, Toda la Biblia en un Año, p. 157, Certeza Argentina, 2013


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