miércoles, 29 de abril de 2020

¿Principio de resignación...?

¿Principio de resignación...? La fe no es "principio de resignación". La fe nos debe llevar a la acción; a favor de la gente mas olvidada de la ciudad, la nación y el mundo. “A los pobres siempre los tendrán con ustedes” . ¿Qué es lo primero que nos viene a la mente cuando escuchamos estas palabras?, ¿Cómo explicamos y aplicamos la expresión de Jesús, Mr 14:7? Jesús hace referencia a la escritura y los rabinos solían decir: “Dios permite que los pobres estén siempre con nosotros, para que nunca falten oportunidades de hacer el bien”. Los oyentes podrían recordar Dt 15:10-11: “No seas mezquino sino generoso y así el Señor tu Dios bendecirá todos tus trabajos y todo lo que emprendas. Gente pobre en esta tierra siempre la habrá, por eso te ordeno que seas generoso con tus hermanos hebreos y con los pobres y necesitados de tu tierra”. Cuando Jesús cita a los pobres no es para dejarlos de lado ante alguna otra necesidad o proyecto. Es para servirles y atenderles. Las palabras de Jesús no son para que nosotros las podamos acomodar o transferir a nuestras circunstancias, intereses particulares u organizacionales para luego omitir a los pobres. La justicia, la verdad y la misericordia deben estar al servicio de los más olvidados y no alcanzados con “todo el evangelio”. Seguir a Jesús implica identificarnos con los pobres. Jesús dice: “Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, fui forastero y me dieron alojamiento, necesité ropa, y me vistieron, estuve enfermo, y me atendieron, estuve en la cárcel y me visitaron… Señor ¿Cuándo te vimos así?... Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun el más pequeño, lo hicieron por mí.” Mt 25:31-40. Damos gracias a Dios por todas las iglesias y organizaciones que honran la expresión de Jesús, pero también debemos decir que no todos lo hacen. Lo que nos puede seguir ayudando es la cooperación e interdependencia de todos con todos. Desterremos la competencia y el individualismo. Debemos preguntarnos si en nuestras organizaciones e iglesias estamos cooperando con las mas débiles y vulnerables. Preguntarnos si estamos alcanzando a los mas desprotegidos trabajando en solidaridad con otras iglesias y organizaciones que se encuentran en situaciones críticas para atender a su comunidad. En esta pandemia una vez mas hemos descubierto que el valor supremo es la vida y Jesús nos invita a que le amemos prácticamente enfocándonos en los olvidados, oprimidos y en las necesidades no alcanzadas de los menos alcanzados con todo el evangelio. Cuando hacemos todo lo que podemos a favor de la gente más olvidada lo estamos haciendo por Jesús y hacia Él mismo. ¿Que acciones concretas expresan nuestra fe en este tiempo? Carlos Scott

CAMBIOS DE PARADIGMAS - Misiones en las lenguas minoritarias de Europa. Daniel Scott

miércoles, 22 de abril de 2020

Obreros de Paz

Obreros de paz “Bienaventurados los pacificadores porque ellos serán llamados hijos de Dios” Mateo 5:9, RV60 El tradicional concepto cristiano de paz es ausencia de conflicto. En vista de ello, y según muestra el pasaje que nos sirve de referencia, los pacificadores son aquellos que no tienen conflicto con nadie. Bienaventurados los que carecen de conflicto. Felices los que no se meten en líos con nadie. Obviamente ésta es una mirada incompleta de la paz. Es lo que el teólogo alemán Dietrich Bonhoeffer llamaría: “paz barata”. Escuche cómo Dios recrimina a su pueblo a través del profeta Jeremías. “…desde el profeta hasta el sacerdote, todos son engañadores. Y curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz”. (Jer. 6:14, RV60) La ausencia de paz en la otrora ciudad de Jerusalén se debía a la violencia, la maldad, los robos y las injusticias que sufría el pueblo (lea con atención Jeremías 6:6-7). En un contexto así es imposible tener paz, aunque fuera el profeta o el sacerdote quien a viva voz la promoviera. “No hay paz en un contexto de injusticia”. “No hay paz donde hay hambre”. “No hay paz donde hay desigualdad social”. “No hay paz donde faltan oportunidades para la educación de todos”. “No hay paz donde no hay bienestar general”. “No hay paz donde hay explotación, falta de libertad, miseria, sufrimiento, enfermedad, etc.” De acuerdo a este concepto más amplio de paz, el shalom de Dios, entonces debemos pensar en que los pacificadores a los que Jesús se refiere en su bienaventuranza son aquellos que trabajan por establecer la paz, es decir, por crear las condiciones necesarias para que exista paz entre los hombres y, en consecuencia, trabajan por quitar los obstáculos que la impiden (injusticia, hambre, explotación, corrupción, mentira, fraude, violencia, etc.). “Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios”. Mateo 5:9, NVI. Ante esta definición amplia de paz, podemos decir con toda certeza que Juan el Bautista fue un pacificador, aunque confrontó duramente a las autoridades de su pueblo (Lc. 3:7-14). Jesús fue un pacificador aunque condenó la injusticia y mostró un camino nuevo y justo a seguir (Mt. 10:34). El apóstol Pablo fue un pacificador aunque creaba disturbios en casi todos los lugares que visitaba (véase por ejemplo: en Filipos, Hch. 16; en Atenas, 17:15). Es válido preguntarse, en el caso de estos tres ejemplos de pacificadores: ¿Cómo acabaron sus días terrenales? Permítame preguntarle, ¿es usted un pacificador según este segundo concepto que complementa al anterior? ¿Qué estamos haciendo por lograr la paz en nuestro país? ¿Qué estamos haciendo para evitar las injusticias y mentiras que nos rodean? ¿Somos agentes de paz en nuestro vecindario, en nuestro lugar de trabajo, en nuestra propia casa? ¿Estamos dispuestos a ser pacificadores al estilo de Juan, Jesús y Pablo, aunque eso nos lleve a la confrontación o a la pérdida de esa paz barata y pasajera? Registremos nuestro nombre al de innumerables obreros que trabajan incansablemente por la paz desde el lugar donde Dios los ha puesto. Ellos y nosotros somos llamados hijos de Dios. Carlos A López

domingo, 19 de abril de 2020

jueves, 16 de abril de 2020

Quebrantamiento

- Cuando hablamos de la iglesia local estamos hablando de una comunidad que experimenta el quebranto. Una comunidad sana es una comunidad que se forma a través de la prueba y aflicción. * David aprendió a ser quebrantado de corazón. Un corazón integro se forma a través de la prueba y la aflicción. Condimento infaltable para que Dios afirme a sus hombres. Descubrió que nada sirve tener un corazón orgulloso, soberbio, altivo, Sal 19:12. * “Escudríñame, OH Dios y conoce mis inquietudes, conoce mi corazón, pruébame y ve si hay en mi camino malo y guíame en el camino eterno”, Sal 139:23-24. No conocemos nuestro corazón, pero Sí le podemos pedir a Dios que nos haga conforme a su corazón. * El quebrantamiento nos lleva a un nuevo nivel de madurez y fe. David fue quebrantado. Sufrió por el celo y la envidia de Saúl; fue engañado. Lo rebajaron de grado militar, procuraron matarlo, lo persiguieron, anduvo en cuevas, en el desierto, se tuvo que hacer pasar por loco para ser aceptado por los extranjeros y enemigos. Sufrió la burla de otros y la incomprensión de sus 600 hombres: "¿Cómo que no mataste a Saúl?”. Quebrantamiento que da integridad. “Yo no toco al ungido de Dios”. Amor a Dios y sujeción a su propósito. * El quebrantamiento nos lleva a fortalecernos en Dios en la más dura aflicción. “Y David se fortalecía en el Señor su Dios”, “Y David consultaba con su Dios”, 1 S 30:6-7. * Dios nos llama a “Servir a nuestra propia generación por el propósito de Dios”. Él cumple su propósito, aunque a veces no lo parezca. David pensó: “Saúl me va a matar”, ni se acordaría que fue llamado a ser Rey..., pero Dios cumplió su propósito en David porque él “vivió bajo su autoridad”. ¿Estamos experimentando algún tipo de quebrantamiento? ¿Que podemos aprender en este tiempo? Carlos Scott

¿Cómo bailamos juntos y damos espacio unos a otros para que exista unidad sin uniformidad, diferencia sin división, personalidad o distinción sin individualismo?

  Hacer lugar “Padre, quiero que los que me diste estén conmigo donde yo estoy. Entonces podrán ver toda la gloria que me diste, porque me a...