miércoles, 12 de marzo de 2025

“Les digo, ¡aquí hay uno que es superior al templo!

  Frente al templo

“Después, Jesús y sus discípulos se fueron al Monte de los Olivos, que está frente al templo. Jesús se sentó y, cuando estaban solos, Pedro, Santiago, Juan y Andrés le preguntaron:  —¿Cuándo será destruido el templo?, Mc 13:3-4
 
¿Por qué para muchos el templo y la institución están primero? ¿Por qué se quiere reglamentar la generosidad? ¿Por qué muchos enfatizan pactos? ¿Qué voz profética debe levantar la iglesia ante la desigualdad y los sistemas de gobierno (políticos o religiosos) que no tienen como prioridad defender la vida de los débiles e indefensos? En tiempos de Jesús el sistema religioso y el político no estaban diferenciados o separados cabalmente. Por eso, más allá del sistema eclesial, estos textos se proyectan como una crítica a todo sistema económico o gubernamental que impone tributos exigentes para los pobres, pero sólo recauda lo que les sobra a los ricos, y no los usa para compensar las desigualdades sino para alimentar a su propia burocracia. Tenemos que buscar un equilibrio cuando admiramos el templo y le decimos a Jesús: ¡Mira Maestro! ¡Que piedras! ¡Que edificios! Los proyectos tienen que ajustarse a la realidad, Jer 22:13-19. La vida de los pequeños es valiosa para Dios. Son los pobres y desprotegidos esos pequeños. Los discípulos veían la grandeza del templo. Jesús veía la profanación en el interior, una religión viciada, obsoleta. Los discípulos miraban el presente, pero Jesús miraba hacia delante y el terrible fin que se aproximaba. Corremos el riesgo de volvernos irreflexivos. A todos nos puede pasar. Podemos pasar de estar centrados en Cristo el Señor, a un lamentable estado de sujeción del poder religioso ambicioso. Muchas instituciones que comenzaron como respuesta a una situación particular pueden cambiar con el tiempo. La gran pregunta que tenemos delante nuestro es si somos capaces de evaluarlas como los hizo Jesús con el estado-templo. ¿Qué cosas debemos cambiar? En algunos casos una reorganización puede rescatar los mejores elementos de la institución sin destruirla del todo, con el templo no pasó así. “Les digo, ¡aquí hay uno que es superior al templo!, Mt 12:6

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

martes, 11 de marzo de 2025

Perspectivas del movimiento cristiano mundial

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lunes, 10 de marzo de 2025

Son piedras por derribar

 Jesús sale del templo para no volver

“Al salir del templo, uno de los discípulos le dijo a Jesús: —Maestro, ¡mira qué piedras, y qué edificios más hermosos! Jesús le respondió: —¿Ves estos grandes edificios? Pues de ellos no va a quedar en pie ni una pared. Todo será destruido.”, Mc. 13:1-2
 
Jesús nos dice que el Templo que acaba de recibir la ofrenda de la viuda no quedará nada, Mc 12:41-44. Son piedras por derribar. La viuda es un ser viviente, una hija de Dios, que lleva su imagen. Sin embargo, su dinero no fue a sostener esa vida que Dios le dio, sino a mantener un sistema de piedras, dispuesto a su destrucción. El historiador judío romano Flavio Josefo, relata los sucesos de la caída del Templo, mediante el cual se cumple este anuncio de Jesús. Allí señala (Las guerras judías, 6, 282) que el arca del tesoro, incluyendo el dinero, ropas y alhajas que había allí, se quemó cuando fue incendiado el Templo. El templo fue construido por Heródes. Este rey había destruido el templo antiguo que fue edificado por Esdras y Nehemías y había construido uno mucho más grande y suntuoso. Fue el fruto de la labor de décadas, impresionaba por su construcción y fue magnífico por sus piedras blancas, por el oro y mármol que brillaba a la luz del sol. Josefo dice que algunas piedras eran de 11 metros de largo por 4 de alto y 5,5 metros de ancho. ¿Qué difícil es negar la legitimidad de algo que funciona y de una institución cuyo tamaño físico y belleza estética son tan impresionantes? ¿Para qué todo este sacrificio por el templo? La hermosura del templo quedó tirada por el piso. Jesús dice: No quedará piedra sobre piedra, todo será derribado. Será Dios mismo que lo hará y lo hará en respuesta a las oraciones que piden un nuevo tiempo. Hoy también queremos afirmar que una nueva iglesia es posible, será la respuesta de Dios a los cristianos de gran Fe, Mr. 11.23-24.  »Tampoco se echa vino nuevo en recipientes viejos porque, cuando el vino nuevo fermente, hará que reviente el cuero viejo. Entonces se perderá el vino nuevo, y los recipientes se destruirán. Por eso, hay que echar vino nuevo en recipientes de cuero nuevo», Lc 5:36-39

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

domingo, 9 de marzo de 2025

“Cuando descubrió una perla de gran valor, vendió todas sus posesiones y la compró”

 Perlas

“Además el reino del cielo es como un comerciante en busca de perlas de primera calidad. Cuando descubrió una perla de gran valor, vendió todas sus posesiones y la compró”, Mt 13:45-46
 
El llamado a la misión tiene que ver más con la obediencia que con la geografía. En todo lugar suele haber determinados sectores que no han sido expuestos a una presentación del evangelio y que no desean un contacto formal con las instituciones religiosas. ¿Qué tipo de servicio alternativo podemos ofrecer a segmentos de personas que están en busca de una espiritualidad diferente que no pase por la jerarquía eclesiástica? El ser humano entrando en la posmodernidad es algo a lo que debemos prestar atención pensando en nuestro presente y futuro. Las generaciones X, Y, Z y Alfa tienen algo para decirnos a las denominaciones cristianas y su tradición. Muchas personas en estas generaciones miran a la iglesia tradicional como irrelevante, mientras que otras personas han tenido experiencias negativas o bien ven a los demás como extraños y lejanos.  Los nuevos contextos nos llevan a buscar odres nuevos para un vino nuevo. A las nuevas generaciones les cae bien Jesús, pero no tanto la iglesia institucional. ¿Qué puede surgir a partir de aquí?  Los acontecimientos que se van desarrollando en medio de la post pandemia nos invita a intentar nuevos movimientos de iglesias. La década de los años 90 no todos supimos apreciar el anuncio anticipado de lo que sería el "tercer espacio" e iglesia emergente. Nuevas comunidades de fe se formaron en cafés, hogares, bares, empresas y otras áreas de la vida comunitaria. A estos espacios neutrales se les llamó el "tercer espacio". Espacios que no serán los nuestros y tampoco el de ellos, sino algo intermedio. Fueron guiadas por el "laos, el pueblo, los laicos". Estructuras de abajo hacia arriba en un liderazgo compartido y no en una jerarquía estática de arriba hacia abajo. “Cuando descubrió una perla de gran valor, vendió todas sus posesiones y la compró”

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

Cómo vivir al ritmo de Jesús - Andrés Pérez

sábado, 8 de marzo de 2025

Entrar en nuevos campos

  Puentes de Esperanza

“El reino del cielo es como un tesoro escondido que un hombre descubrió en un campo. En medio de su entusiasmo, lo escondió nuevamente y vendió todas sus posesiones a fin de juntar el dinero suficiente para comprar el campo.”, Mt 13:44
 
La historia eterna del evangelio no cambia y sigue siendo nuestra brújula que nos mantiene en el rumbo. La misión fluye hacia afuera, no hacia adentro. No se trata de atraer a las personas a nuestros programas, sino más bien ir hacia donde ellas se encuentran. Se trata de lo que ocurre en sus ámbitos, no en los nuestros. Se trata de entrar en nuevos campos y nos habla de la misión que se concreta en la búsqueda del otro, del servicio en la sociedad local, de la solidaridad con los que sufren, de la cooperación global donde el evangelio no ha llegado. La vida del apóstol Pablo nos enseña a ser emprendedores e iniciar nuevas maneras de ser comunidad. Hoy necesitamos atrevernos a probar nuevas modalidades en un contexto cambiante que es diferente en todas partes. Una necesidad muy sentida y buscada es hacer amigos. Somos desafiados a ser una comunidad de espiritualidad y hospitalidad. Nos habla del poder del amor, del apego, la empatía, la proximidad, la equidad. Hablamos de una iglesia sin legalismo, no tradicional, no denominacional, lejos de una religiosidad que se manifiesta en estructuras, reglamentos, etiquetas. Hay personas que se encuentran sin una iglesia a la cual pertenecer y desean estar lejos de los modelos de repetición, tradicionales y jerárquicos. Se trata de un encuentro con la gracia, la libertad, el respeto, la ternura y el cuidado mutuo. El anhelo de hallar pastos y movernos en libertad es el espacio que Jesús nos regala para sanar, para volver a creer, para desarrollar la fe, tener esperanza y en libertad decidir dónde seguir y a qué comunidad pertenecer.  Construyamos puentes de esperanza recordando que "arriesgarse es perder el equilibrio momentáneamente. No arriesgarse es perderse a uno mismo".

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox
 

Qué significa vivir al Ritmo de Jesús - Grups

viernes, 7 de marzo de 2025

La comunidad del Reino de Dios como una semilla

 Semillas

Jesús nos dice: "El Hijo del Hombre es el agricultor que siembra la buena semilla. El campo es el mundo, y la buena semilla representa a la gente del reino, ...", Mt 13:37-38

La palabra de Dios describe y compara a la comunidad del Reino de Dios como una semilla, pero en ese mismo relato se describe con anterioridad que las semillas representan a los que oyen el mensaje del reino. Nos apela, sugiere y apunta a ser una buena tierra que oye y entiende la palabra de Dios, “¡y producen una cosecha treinta, sesenta y hasta cien veces más numerosa de lo que se había sembrado!”. Ahora bien, la siguiente es otra historia o parábola que contó Jesús, pero en esta oportunidad es sobre el trigo y la maleza. Comienza casi igual como la parábola del sembrador: «El reino del cielo es como un agricultor que sembró buena semilla en su campo …”, pero en la explicación hace referencia que “El Hijo del Hombre es el agricultor que siembra la buena semilla. El campo es el mundo, y la buena semilla representa a la gente del reino”. En este pasaje la semilla buena es el discípulo que sigue, observa, encarna e imita las opciones y gestos de Jesús. También hay otras semillas, pero estas no son las del trigo. "Pero aquella noche, mientras los trabajadores dormían, vino su enemigo, sembró hierbas malas entre el trigo y se escabulló… ¡Eso es obra de un enemigo!, exclamó el agricultor… El enemigo que sembró la maleza entre el trigo es el diablo.” ¿Qué podemos hacer? El Señor nos desafía en primer lugar a ser una semilla que esta lista y disponible para ser sembrada o bien estar nuevamente en las manos del Señor para que nos vuelva a sembrar donde lo crea conveniente. “El campo es el mundo”. Seguidamente nos anima a continuar y estar en su seguimiento más allá de toda oposición, obstáculos, contrariedades y accidentes que impide o retarda el logro de un deseo. Dios nos llama a ser semillas de fe llevando esperanza y cubriendo la vida con amor en el terreno o lugar que desea. Que nuestro buen Dios sea reconocido y su nombre glorificado. “Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. ¡El que tenga oídos para oír, que escuche y entienda!”

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

jueves, 6 de marzo de 2025

Repensar la vida de la comunidad y su razón de ser

 Salud

«En el reino de Dios sucede lo mismo que le pasó a uno que sembró, en su terreno, muy buenas semillas de trigo. Mientras todos dormían, llegó su enemigo y, entre las semillas de trigo, sembró semillas de una mala hierba llamada cizaña, y después se fue", Mat 13:24-25

Las iglesias crecen cuantitativamente cuando reciben nuevos miembros, se expanden internamente, profundizan sus conocimientos de la fe y sirven al mundo y crecen en calidad cuando reflejan espiritualidad, encarnación y fidelidad. Ahora bien, no todo crecimiento es saludable para un organismo. Puede haber un crecimiento deformado o no conveniente que puede traer una enfermedad al organismo. Cuando hay un crecimiento sobredimensionado de algunas de sus partes puede producir desequilibrio. Cuando esto sucede aparecen señales o síntomas de que algo no anda bien. Repensar la vida de la comunidad y su razón de ser, nos ayuda a no salirnos del camino en los propósitos globales de Dios. Las dimensiones de la comunidad de fe como ser la numérica (más miembros), orgánica (estructura), conceptual (conocimiento) y diaconal (servicio al mundo) merecen cuidado y atención. Un crecimiento sobre desarrollado en la dimensión conceptual y estructural a costa de no crecer numéricamente y en el servicio al mundo o viceversa puede dañar significativamente un proceso de crecimiento sano. El crecimiento numérico por sí solo se puede convertir en obesidad; el estructural u orgánico, en burocracia; el conceptual, en abstracción teórica; y el diaconal, en activismo social. Este hecho hace imprescindible el reconocimiento de que no todo crecimiento es auténtico ni conveniente. Dios nos anima en este tiempo a ser una buena semilla para Dios y nos desafía a ser plantados en otro terreno. También nos anima a ser una buena tierra, nos recuerda que el crecimiento depende de Él y nos invita a unirnos a su Misión. 

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

Integrity and Partnership in Mission

Integrity and Partnership in Mission

By Carlos Scott 

The idea of “integrity” is something that is complete. It is whole, without missing parts, full, perfect, with appropriate weight and measure. When referring to a person, it’s about the pure, proven, without cracks.   

When we speak of mission, we are sharing in the mission of our missionary God; we’re not working on a private project. We are fulfilling the missio Dei. Our mission is to share his mission. 

“Partnership” is about koinonia (Philippians 1:5), fellowship, solidarity, contribution, reciprocity, equity, something that is shared—either a purpose or an experience, suffering, persecution, weakness and strength, realities and common privileges, sharing time, worship, wealth, or money. Everything we have must be shared. 

Partnership is the thread that weaves everything together. The first thing shared in the context of the church is faith. Koinonia of faith results in koinonia in actions. Sharing faith comes first and defines practical cooperation, but such faith must lead to practical engagement with tangible consequences. 

As the Body of Christ, we have a common future and identity. This involves welcoming others, forgiving one another, humbling ourselves, becoming less—not claiming superiority over another. Our identity and future show we have the same feelings and are unified in following the Father's plans. It includes understanding our different cultures and helping each other—becoming open to others and doing what Jesus would have done. 

The Blind Man, Bartimaeus 

The story of the blind man, Bartimaeus, teaches us many lessons about evangelization, fellowship, integrity, and solidarity. Jesus asked, "What do you want me to do for you?" (Mark 10:46-52). 

Many passages in Mark highlight the fact that the disciples did not understand this. Their minds were numb—they lacked clarity and a complete vision. The key is the ability to see. We often find ourselves struggling with the same thing as disciples. We do not see with clarity, and we do not understand. We need to achieve a clearer vision of mission, evangelization, and fellowship (partnership). 

We may find ourselves in the middle of a process, like the blind man at Bethsaida (Mark 8:22-26). But in this process there is hope (the blind man of Bethsaida and blind Bartimaeus were eventually able to see). The disciples saw as well. We, too, can achieve a clearer vision of the mission we have now. But there is a price to pay: following Jesus and the process of receiving sight go hand in hand. 

Jesus showed he valued humanity by being available. The blind man's answer, "I want to see," was his response, and he was healed. It was a miracle of Jesus; his faith healed him. He decided to follow Jesus and there was transformation. 

In his Gospel, Mark presented a very sharp contrast between the aspirations of the disciples and those of the blind man. While the disciples asked for status and privilege, the blind man answered, "Rabbi, I want to see." 

Mark attributed value to the main character of the text by stating his name. He was not a nameless beggar. This was very significant. We must learn the way Jesus responded to each person's need. Bartimaeus was an outcast. He was considered a sinner, excluded from the covenant, excluded economically, excluded from the appreciation and esteem of others due to his blindness. 

Where Do We Go from Here? 

Some lay hands on, pray for, and ask for healing for the one in need. Others seek to deal with the economic situation, teach the person to read Braille, get a dog guide, help them find a job, or create awareness of the person’s condition. Some respond through the ministry of the body, where the person finds love, appreciation, forgiveness, and acceptance. Still others quickly tell the person to accept Jesus Christ as Lord and Savior. With such varied emphases the blind man would know one aspect of Christ, but something would be missing—doing it the Jesus way. 

Below are four lessons the story of Bartimaeus can teach us. 

First, we must value the individual. Jesus’ method was to open up to the needs of the other person. Faced with Bartimaeus' cry, Jesus stopped, asked for him to be called, and asked the question, "What do you want me to do for you?" All these actions value the individual—not a method, ideology, or doctrine. 

Jesus simply appealed to fellowship, opened up, and showed interest in the other person. This is because fellowship, cooperation, integrity, and solidarity are about sharing life and valuing the other person. 

Often, we do not want to ask, "What do you want me to do for you?" We are afraid the person will ask us something unexpected, or worse, something we do not want to give or do. Asking questions causes instability and discomfort. We prefer to be in control and manage our agendas. 

Second, we must press forward in faith. This implies self-management, trust, and dependence upon God. The order established according to our capacities can tell us what we can and cannot do. Bartimaeus decided to reject the role the crowd wanted to impose on him. He did not settle for being the blind man, a beggar and quiet. He came on stage at the wrong moment and decided to go to Jesus as his main resource. What was at stake was who Jesus was and what he was for him. 

Third, we must learn that to follow Jesus means to leave something behind—whether that is a boat, a cloak, or a way of thinking and acting. Bartimaeus left everything, threw his cloak aside, jumped up, and broke through the crowd. He did not accept the place he had been given. His healing began at the precise moment he decided to meet Jesus. The miracle is to break free from the standards and barriers people set for us or, many times, we set for ourselves. 

Finally, we must understand our real need. Perhaps the Lord is working on our life, church, and ministry. He asks, “Do you know what your real need is?” Here are a few questions to ponder as we consider the above points: 

How do I value others in evangelism, fellowship, and partnership?

What kind of style and spiritual leadership makes a difference?

How do I normally relate to the whole Body of Christ? Do I welcome or do I exclude? Do I ask questions or do I impose my agenda? Do I listen to the voice of the Holy Spirit, or do I cling to already established plans? 

No one can be complete, whole, or righteous without being like Jesus Christ. 

Carlos Scott and his wife, Alicia, work at Misión GloCal and live in Buenos Aires. Carlos is also an associate of the World Evangelical Alliance Mission Commission. For twenty-five years, he served at Open Door Church in Argentina. Previously, he was president of COMIBAM International (2007-2009), director of COMIBAM in the Southern Cone (2000-2006), and president of the World Missions Network Argentina (2003-2006). 






miércoles, 5 de marzo de 2025

Una buena semilla

 Crecer

 “La siguiente es otra ilustración que usó Jesús: «El reino del cielo es como una semilla de mostaza sembrada en un campo. Es la más pequeña de todas las semillas, pero se convierte en la planta más grande del huerto; crece hasta llegar a ser un árbol y vienen los pájaros y hacen nidos en las ramas», Mt 13:31-32

El crecimiento es un fenómeno vital, dinámico, complejo, sugiere movilidad. Se da donde existe la vida y lo que tiene vida crece, hay desarrollo, expansión, creatividad, renovación. Cuando no crecemos la vida se estanca, se deteriora, decrece, prevalece la inercia, la pereza y el estatismo. La comunidad del Reino de Dios como organismo vivo está llamada a crecer y multiplicarse, expandirse hacia afuera en la formación de nuevas comunidades de fe. Un organismo que no se desarrolla y crece termina por tener una vida vegetativa o morir, Lc 19:11-26. Dejar de crecer sería dejar de existir. La iglesia es creación de Dios y como un organismo no solo existe, sino que debe reflexionar sobre sí misma y su razón de ser. Su expansión debe estar en conformidad con la visión que tiene de su propia naturaleza y la misión en el mundo. Jesús nos desafía a ser una buena semilla y estar dispuestos a ser plantados en nuevos terrenos para ser de bendición a todas las naciones, que su nombre sea reconocido y glorificado y el mal pueda ser derrotado por el avance del Reino de Dios.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox