sábado, 14 de diciembre de 2024

La vida misma

 Las intrigas del camino

“Mientras Jesús iba de camino, un hombre llegó corriendo, se arrodilló delante de él y le preguntó: —Maestro bueno, dime, ¿qué debo hacer para tener vida eterna?”, Mc 10:17

El gran tema al identificarnos con Jesús es estar en su seguimiento. Puede haber determinadas situaciones que pueden bloquear y no permitir seguir a Jesús. El tema de fondo y lo que está en juego es la vida misma. La pregunta inicial de esta persona joven y rica revela su preocupación para tener “vida entera”. El encuentro con Jesús se produce camino a Jerusalén, pero no es un camino que conduce a la muerte, sino a la vida. El fin es la vida, o sea la plena comunión con Dios y el prójimo. Cuando afirmamos la grandeza de este camino las otras realidades terrenas se desvanecen. Jesús nos desafía a estar disponibles y ligeros para seguirle. No alcanza la buena voluntad y se espera una decisión completa. La vida sedentaria es incompatible con la vida nómada. Nuestra vida es camino y seguimiento. En este caso particular Jesús nos advierte de los peligros de la riqueza y la dificultad que un rico acepte a Dios como su Rey. Nuestra alegría en seguir a Jesús tiene recompensa no solo en el futuro sino también en el presente. “Pedro le dijo: —Recuerda que nosotros hemos dejado todo lo que teníamos y te hemos seguido. Jesús les respondió: —Les aseguro que quien haya dejado algo por seguirme y por anunciar las buenas noticias, recibirá su premio. Si dejó a sus hermanos o hermanas, a su padre o a su madre, a sus hijos, su casa o algún terreno, recibirá en esta vida cien veces más casas, terrenos y familiares, aunque también será maltratado por sus enemigos. Y cuando muera, vivirá con Dios para siempre; pero muchos que ahora son importantes, serán los menos importantes; y muchos que ahora no son importantes, serán los más importantes.”, Mc 10:28-31

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

viernes, 13 de diciembre de 2024

La escases de amor

 Tengo algo que decirte ...

“Jesús le puso este ejemplo: —Dos hombres le debían dinero a alguien. Uno de ellos le debía quinientas monedas de plata, y el otro sólo cincuenta. Como ninguno de los dos tenía con qué pagar, ese hombre les perdonó a los dos la deuda. ¿Qué opinas tú? ¿Cuál de los dos estará más agradecido con ese hombre? Simón contestó: —El que le debía más. —¡Muy bien! —dijo Jesús. Luego Jesús miró a la mujer y le dijo a Simón: —¿Ves a esta mujer? Cuando entré en tu casa, tú no me diste agua para lavarme los pies. Ella, en cambio, me los ha lavado con sus lágrimas y los ha secado con sus cabellos.  Tú no me saludaste con un beso. Ella, en cambio, desde que llegué a tu casa no ha dejado de besarme los pies. Tú no me pusiste aceite sobre la cabeza. Ella, en cambio, me ha perfumado los pies.  Me ama mucho porque sabe que sus muchos pecados ya están perdonados. En cambio, al que se le perdonan pocos pecados, ama poco.”, Lc 7:41-47

El relato sobre el fariseo Simón, la mujer y Jesús nos abre la puerta para hacer un autoexamen. Nos tenemos que preguntar si nuestras actitudes suelen ser sospechosas hacia otras personas porque nos consideramos intachables. Cuando esto sucede puede haber desaprobación y desprecio hacia otros. La jactancia y vanagloria puede formar parte de aquellos que se colocan en la categoría de los virtuosos, de los justos. Lo exterior puede jugar un papel de fidelidad y ejemplaridad. Existe un lenguaje controlado con sus respectivos gestos a una vida de observancia de ciertos reglamentos, estatutos o códigos. A Jesús no le impresionan las apariencias. “Jesús dijo: —Simón, tengo algo que decirte…” No se pone a discutir con él. Jesús le cuenta una pequeña historia y lo confronta para que se examine a sí mismo. El diagnóstico es la escases de amor. Por otro lado, la mujer expresa arrepentimiento, afecto, fe. Se entrega sin reservas a un amor más grande. La respuesta de Jesús fue: «Tú confías en mí, y por eso te has salvado. Vete tranquila.» En estos días el Señor nos vuelve a contar esta misma historia. Dios quiere que encontremos la paz y sigamos confiando en él.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

jueves, 12 de diciembre de 2024

Ausencia de amor

 Mirar hacia adentro

 “Me ama mucho porque sabe que sus muchos pecados ya están perdonados. En cambio, al que se le perdonan pocos pecados, ama poco”, Lc 7:47

 La grandeza y salvación consiste en darnos cuenta de que necesitamos arrepentirnos y confesar que hemos fracasado en nuestra relación con Dios y nuestro prójimo. El verdadero pecado se puede definir como la ausencia de amor. Esto mismo le pasaba al religioso Simón en relación con Dios y la mujer. El arrepentimiento puede consistir en que hemos fallado en cuestiones de amor, el deseo intenso de amar y de ser amado. Simón sabe los pecados de la mujer intrusa, pero ninguna virtud puede llenar el vacío del amor. No podemos justificarnos con ser intachables y mantener el orden exterior. No debemos tenerles temor a las lágrimas y ser despojados de las apariencias, de nuestra pobreza interior. El mayor pecado es cuando no deseamos que la luz de Dios nos examine por consideramos demasiado justos. La vida no cambia y puede seguir como antes a no ser que estemos dispuestos a que suceda algo nuevo y decisivo en nuestra existencia cotidiana. “No sean egoístas; no traten de impresionar a nadie. Sean humildes, es decir, considerando a los demás como mejores que ustedes.”, Fil 2:3. “¡Que todo el mundo me busque para la salvación!, porque yo soy Dios; no hay otro. He jurado por mi propio nombre; he dicho la verdad y no faltaré a mi palabra: toda rodilla se doblará ante mí, y toda lengua me declarará su lealtad”, Is 45:22-23

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox 

miércoles, 11 de diciembre de 2024

Descubrir nuestra propia debilidad

 Máscaras

“Jesús dijo: —Simón, tengo algo que decirte…”, Lc 7:40 

Uno de los problemas que podemos tener es creer que podemos mostrarle al Señor nuestras virtudes. El dirigente Simón quizás buscaba darse importancia al invitar al Señor y hacerse la ilusión que podría ser admirado por su moralidad. Mas que pensar en nuestras propias virtudes para compararnos con otros, siempre es más oportuno examinarnos, inspeccionar y descubrir nuestra propia debilidad y pobreza. La máscara honorable también puede esconder una gran miseria. El religioso Simón está disponible para confesar los pecados ajenos, pero no puede ver lo suyo propio. “Al ver esto, Simón pensó: «Si de veras este hombre fuera profeta, sabría que lo está tocando una mujer de mala fama.». En la otra vereda nos encontramos con una mujer que se limita a expresar gestos de arrepentimiento, una liturgia de amor y ternura que conmovió al Señor. “Si vivimos en la luz, así como Dios está en la luz, entonces tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesús, su Hijo, nos limpia de todo pecado. Si afirmamos que no tenemos pecado, lo único que hacemos es engañarnos a nosotros mismos y no vivimos en la verdad; pero si confesamos nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. Si afirmamos que no hemos pecado, llamamos a Dios mentiroso y demostramos que no hay lugar para su palabra en nuestro corazón.”, 1 Jn 1:7-10

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox
 

martes, 10 de diciembre de 2024

La evidencia de la ternura

 Encuentro y Gestos

“Un fariseo llamado Simón invitó a Jesús a comer en su casa. Jesús aceptó y se sentó a la mesa. Una mujer de mala fama, que vivía en aquel pueblo, supo que Jesús estaba comiendo en casa de Simón … y fue a ver a Jesús”, Lc 7:36-37

Nos encontramos en la casa de un fariseo llamado Simón y uno de sus invitados es el Señor. Sorpresivamente llega una mujer de la cual muchos no hablan muy bien y no está en la lista de los invitados. Su presencia no es muy grata, pero Jesús le da mucha importancia. Es una mujer que más que hablar se expresa con gestos concretos y estos resultan bastante incomodos para los presentes. Su conversación está marcada por “las lágrimas”. Ella celebra un encuentro que evidencia la ternura. Ella fue a buscar un frasco de perfume muy fino, luego fue a ver a Jesús y se arrodillo detrás de él. Sus lágrimas caían sobre los pies del Señor y después secó los pies de Jesús con sus propios cabellos, se los besó y les puso el perfume que llevaba. Jesús en principio no le dirige la palabra, pero comienza a hablar de ella a Simón. El Señor fue tocado por todo lo que esta mujer le ofreció con total libertad y espontaneidad.  Son gestos de amor, de ternura, de arrepentimiento y confesión. Es la búsqueda del perdón y de una vida nueva. Jesús una vez más nos sorprende y le dijo a la mujer: «Tus pecados están perdonados.» Los otros invitados comenzaron a preguntarse: «¿Cómo se atreve éste a perdonar pecados?»  Pero Jesús le dijo a la mujer: «Tú confías en mí, y por eso te has salvado. Vete tranquila.». Hoy podemos tener un encuentro con el Señor y encontrar la paz.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox
 

lunes, 9 de diciembre de 2024

La vida de la comunidad hacia la apertura

 Significancia e inclusividad 

“Empezaron a llevarle niños a Jesús para que los tocara, pero los discípulos reprendían a quienes los llevaban. Cuando Jesús se dio cuenta, se indignó…” Mr. 10:13-14

La cultura judía no apreciaba a los niños. Tipificaban inmadurez y desconocimiento. No apreciaban su inocencia y potencialidad. Ocuparse de ellos era pérdida de tiempo. Los discípulos reprenden a los que habían traído los niños a Jesús. Ellos responden de acuerdo con su cultura y mentalidad. Jesús muestra su humanidad: Se indigna. Jesús nos dice: “El que es más insignificante entre todos ustedes, ese es el más importante”, Lc. 9:48. “Y después de abrazarlos, los bendecía poniendo las manos sobre ellos”, Mr 10:16. El Señor nos advierte en tener cuidado de transformarnos en un escándalo o tropiezo para otros, hacer pecar a los que son más pequeños. Pequeños como el que hecha demonios que no forma parte de los doce, Mr. 9:38-41. No excluirlos. Cortemos de raíz este mal. Se requiere una acción drástica que tiene que ver con cortar, dejar y abandonar el pecado. Se orienta la vida de la comunidad hacia la apertura. Trasciende fronteras creadas por los sistemas. No acepta el mal. La responsabilidad y autoridad que se nos ha dado es principalmente para servir, amar y recibir a otros. Jesús no se deja llevar por los prejuicios de la cultura. Toma en sus brazos a los niños. El Señor toma en sus brazos a los que todavía no tienen mucha comprensión de las cosas. El relato bíblico mantiene la prioridad de la solidaridad y no del exclusivismo, Mr. 9:33-50. Que podamos ser una comunidad abierta para todos guiada por el Espíritu Santo. Lo que hay que cortar es el pecado. Es una acción drástica, de profunda convicción, decisión, voluntad, responsabilidad, compromiso. "Vivan una vida llena de amor, siguiendo el ejemplo de Cristo. Él nos amó y se ofreció a sí mismo como sacrificio por nosotros, como aroma agradable a Dios", Ef 5:2

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

domingo, 8 de diciembre de 2024

No poner abstáculos

 Dejarnos hacer

“Hubo quienes llevaron a sus niños para que Jesús los tocara y los bendijera. Pero los discípulos las regañaron. Al ver Jesús lo que estaban haciendo sus discípulos, se enojó con ellos y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan, porque el reino de Dios es de los que son como ellos. Les aseguro que quien no confía en Dios como lo hace un niño, no puede ser parte del reino de Dios» Jesús tomó en sus brazos a los niños y, poniendo sus manos sobre ellos, los bendijo”, Mc 10:13-16

Jesús ama a los niños y tiene motivo para esto. Le encanta que su pueblo sea un pueblo de “niños” y le gusta rodearse de ellos. Los niños no han aprendido a traicionar y se puede contar con ellos. Jesús nos desafía a ser como ellos y confiar. Es dejarnos hacer, porque el niño se deja hacer. Cuando nos volvemos grandes muchas veces nos transformamos en personas duras y tampoco estamos dispuestos a asumir riesgos y nuevas aventuras. Tratamos de refugiarnos en la seguridad y la prudencia. Para el niño todo es nuevo, es alegría, entusiasmo, creatividad, inquietud, descubrimiento y sorpresa. El mundo de los adultos se ha vuelto bastante oscuro, monótono, está perdiendo la vivacidad, ya no ríe y aprende tanto. Trata de tener planes detallados, pierde la espontaneidad, la novedad y cae en la rutina. Su refugio podría ser una coraza impenetrable cuyo nombre la llaman experiencia o tradición. Dios quiere llegar a nosotros y nuestro desafío es no poner obstáculos. Tenemos que “dejarle hacer”. Es derribar, demoler, arrancar, destruir para recién entonces volver a construir y plantar una nueva forma de ser, Jer 1:9-10. Es quitar las estructuras mentales y volvernos a encontrar con lo sencillo, lo simple y lo “humano”. Los apóstoles discutían de protocolos y se preocupaban de los primeros puestos. Cristo, colocando a un niño en medio de la escena, declara como entrar en el Reino de Dios “y poniendo sus manos sobre ellos, los bendijo”. Quizás debamos volver al inicio y nacer de nuevo, nacer de lo alto. “Ámense siempre los unos a los otros, como hermanos en Cristo”, Heb 13:1

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

sábado, 7 de diciembre de 2024

Capaces de dejarse guiar

 Disponibilidad

"Les aseguro que quien no confía en Dios como lo hace un niño, no puede ser parte del reino de Dios. "Jesús tomó en sus brazos a los niños y, poniendo sus manos sobre ellos, los bendijo”, Mc 10:15-16

Jesús nos propone seguir el modelo del niño de los cuales no tienen posiciones que conservar, seguridades que defender, funciones que reclamar, un prestigio que mantener, privilegios que atribuirse. No tienen que presumir y no pretenden conquistar con la fuerza. Por lo general son confiados, dispuestos a recibir lo que le den, capaces de dejarse guiar y tienen el don de vivir en el instante presente. Los niños responden a la llamada que se les dirige, se abren confiados y tienen un sentido natural de dependencia. Están abiertos a la sorpresa y el sentido de maravillarse. Nos podemos volver demasiado viejos cuando perdemos la capacidad de asombro, ser receptivos y agradecidos. “Jesús siguió con el espíritu de niño hasta el final porque esperaba todo del Padre”. Dios realiza sus milagros cuando no hay orgullo, jactancia, vanagloria y fanfarronería. “Hermanos, Dios los llamó a ustedes a ser libres, pero no usen esa libertad como pretexto para hacer lo malo. Al contrario, ayúdense por amor los unos a los otros. Porque toda la ley de Dios se resume en un solo mandamiento: «Cada uno debe amar a su prójimo, como se ama a sí mismo.» Les advierto que, si se pelean y se hacen daño, terminarán por destruirse unos a otros.”, Ga 5:13-15

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox
 

jueves, 5 de diciembre de 2024

Especialistas en recibir a los demás

 Receptividad

“Hubo quienes llevaron a sus niños para que Jesús los tocara y los bendijera. Pero los discípulos las regañaron, … Jesús les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí”, Mc 10:13-14

El ser humano puede perder cierta apertura, simpleza y naturalidad. No necesariamente tiene que ver con nuestra edad cronológica. Podemos perder la frescura y el empuje para volvernos complicados y pretenciosos. Este episodio quizás se origina en un descanso del viaje. En la mente de los discípulos estos niños no son maduros como para estar cerca del maestro. Pueden ser un elemento de desorden, no merecen consideración y significa perder el tiempo. Parece que todo es cosa de adultos quienes pueden ser capaces de comprometerse y comprender la enseñanza del Señor. Jesús se enojó con sus discípulos porque la ternura hacia los pequeños permite reconocer al mismo Señor. Jesús nos enseña a tener cuidado de decidir quién es digno de acercarse a él y quién no lo es. Es sorprendente que los discípulos siempre son reprendidos cuando intentan “impedir” o “prohibir”. Los discípulos manifestaron incomprensión y la misma casi siempre está del lado del rechazo. Debemos tener cuidado en convertirnos en profesionales del rechazo y no ser especialistas en recibir a los demás. "Yo, el Rey, les diré: “Lo que ustedes hicieron para ayudar a una de las personas menos importantes de este mundo, a quienes yo considero como hermanos, es como si lo hubieran hecho para mí.”, Mt 25.40. Jesús nos anima a volvernos como niños y comenzar desde el principio, volver y partir desde el niño

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

miércoles, 4 de diciembre de 2024

Dios está preocupado por la soledad del ser humano

 El ideal de Dios

“Unos fariseos se acercaron a él para ponerle una trampa, y le preguntaron: —¿Puede un hombre divorciarse de su esposa?”, Mc 10:1-2

Dios está preocupado por la soledad del ser humano. No es bueno que el ser humano permanezca solo y así lo manifestó Dios en su creación. No puede existir verdadera felicidad, cuando se está solo en la felicidad. El ser humano en separación no puede gustar la propia felicidad. Dios creó al ser humano a su imagen y la imagen de Dios es comunitaria, Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo. El ser humano ha sido creado para vivir en armonía con Dios, con su prójimo y la creación. Vivir en comunidad es un desafío. Hablamos de la unidad sin la uniformidad, de la distinción sin caer en el individualismo, de la diferencia sin caer en la división y separación. Encontramos el propósito en la felicidad cuando estamos en relación unos con otros. Nuestra humanidad se realiza plenamente y se manifiesta completamente solo en la relación con otro ser. Podemos “tener todo”, sin embargo, puede faltar algo, nos falta alguien. La alegría de vivir en armonía con Dios implica el encuentro de amor con mi prójimo. El “no es bueno estar solo” afecta la vida social y afectiva. Dios mismo cae en la cuenta de esta necesidad. El proyecto divino respecto al matrimonio es un proyecto de amor, vida, armonía, luz, unidad. El encuentro mutuo del hombre y la mujer es el cara a cara de dos sujetos, de igual dignidad y se realizan en la entrega recíproca para el gozo del otro. La dureza del corazón nos ha separado unos de otros y cuando no le damos lugar al plan de Dios afloran los egoísmos. Una pareja perfecta no depende de un hombre o una mujer perfecta, todo comienza en una correcta relación con Dios. Jesucristo no acude a la ley para salvar a una pareja o darle su curación, sino que propone como una sanidad completa la referencia a un proyecto de amor. No todo pasa por un plano legal, sino en una perspectiva espiritual e integral. La conciencia, cuando se la solicita para que funcione, tiene el inconveniente de molestar. “No hagan que se ponga triste el Espíritu Santo de Dios... Por eso deben tratar de ser como él es"

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

martes, 3 de diciembre de 2024

Es hora de buscar la luz

 Salir de la noche

“Pero como creen ver muy bien, Dios sí los culpará por sus pecados”, Jn 9:41

Es posible salir de la noche y la oscuridad puede ser derrotada. Jesús nos dice “Yo soy la luz del mundo”. Es hora de buscar la luz y no refugiarnos en nuestros argumentos. Huimos de la luz porque no queremos confrontarnos con nuestras propias miserias. La peor forma de ceguera es aquella que nos hace ver exclusivamente lo que queremos ver. El ciego pudo afirmar ¡Lo que sí sé es que antes yo era ciego, y ahora veo!. Hay un hecho innegable y es que Jesús nos puede dar la vista y una vida abundante siguiendo sus gestos y opciones. Cuando conocemos a Jesús y le seguimos aparece el milagro de la “vida entera”.  Nuestro seguimiento al Señor está basado en un encuentro que se traduce día a día en la relación con él. Es experiencia de vida porque donde hay un encuentro con él nuestra vida cambia. Podemos ser transformados y lavar nuestros ojos gracias a su luz.  “Enseguida Jesús escupió en el suelo, hizo un poco de lodo con la saliva, y se lo puso al joven en los ojos. Entonces le dijo: «Ve a la piscina de Siloé, y lávate los ojos. El ciego fue y se lavó, y cuando regresó ya podía ver.», Jn 9:6-7

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

Convivir en la diversidad

  Caminar hacia el centro “Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea qu...