viernes, 27 de septiembre de 2024

Harold Segura C. | Crónicas e impresiones desde Lausana IV (5)

   Harold Segura C. | Crónicas e impresiones desde Lausana IV (5)

Lo que pasa por fuera del programa de Lausana IV a veces resulta hasta más interesante que lo que ocurre dentro del centro de convenciones. No estoy diciendo que las conferencias, los testimonios, las entrevistas desde la plataforma, la música, ni mucho menos los diálogos en los grupos pequeños no sean valiosos, sino que, por fuera de la agenda formal, en la libertad de los pasillos, se expresan controversias que ponen al descubierto las tensiones teológicas y pastorales de quienes estamos aquí.
En el auditorio, formalidad y corrección. En los pasillos, en los buses y en los hoteles, informalidad y, en ocasiones, incorrección política y teológica. Es en estos espacios donde surgen las preguntas no contestadas y los reclamos.
Por cierto, la producción del programa del congreso es técnicamente impecable. Se cumplen los tiempos minuto a minuto; se sigue el libreto acordado y sin cambios sorpresivos (muy pocos); las más de 1000 mesas donde nos ubicamos cada día permanecen en filas perfectas. Los expositores y expositoras, antes de subir a la plataforma, pasan por una pequeña sala de maquillaje donde se retoca la imagen y se adornan los rostros (conmigo hubieran tenido mucho trabajo). Un detalle curioso: uno de los moderadores de este día, al parecer, recibió un labial de un rojo más intenso del acostumbrado para un varón, especialmente en un entorno evangélico (un poco de humor no hace daño).
Tanto orden en la sala podría llevar a creer que existe uniformidad en el grupo; que las teologías evangélicas se han alineado con las expectativas, bastante conservadoras, de quienes organizaron el congreso. Pero no es así. En los momentos informales, aflora la libertad y se hacen evidentes las diferencias.
Una de las controversias sigue siendo el borrador (aún nadie sabe si es borrador o versión final) de la Declaración de Seúl. Un grupo de casi 65 teólogos y teólogas, comprometidos con la Misión Integral, encabezados por los coreanos Sam Cho y Jongho Kim, firmaron una carta dirigida al Grupo de Trabajo Teológico de Lausana. Expresaron serias preocupaciones sobre la falta de transparencia en el proceso de redacción. Afirman que muchos participantes vieron la declaración por primera vez al comenzar el congreso, sin oportunidad de aportar sugerencias.
Este grupo plantea que la declaración necesita una voz profética más fuerte y un enfoque más amplio en los problemas sociales, económicos y ambientales, especialmente en el contexto posterior al COVID-19. También señalan un desequilibrio en el tratamiento de los temas LGBTQ+, con un enfoque desproporcionado en comparación con otras preocupaciones urgentes como la justicia racial y la desigualdad económica. Proponen que la iglesia debe comprometerse no solo con la evangelización y el cuidado pastoral, sino también con la transformación de las estructuras injustas y el cuidado de la creación.
Además, el grupo critica que la declaración se centre excesivamente en las iglesias locales tradicionales, ignorando nuevas expresiones de fe, como las comunidades digitales y las organizaciones paraeclesiásticas. Sugieren que se debe abordar la industria armamentista, el racismo, el patriarcado y el nacionalismo cristiano, que distorsionan el evangelio y dañan el testimonio de la iglesia. También lamentan la omisión de una condena más clara de las justificaciones teológicas defectuosas en el conflicto de Gaza. Para ellos, la declaración carece del dinamismo necesario para inspirar un movimiento vibrante y atractivo. Consideran que la iglesia debe ser un catalizador de cambio, no solo en el ámbito espiritual, sino también en la justicia social y la igualdad, respondiendo a las preocupaciones de las generaciones más jóvenes, como la Generación Z.
Invitaban a otros participantes que estuvieran de acuerdo a firmar el documento. Yo, gustoso, lo firmé. Decenas más lo hicieron, aunque, para ser sinceros, la mayoría no lo ha hecho, ni lo hará (ni sabe de la existencia de ese reclamo).
Este es, y así es, el pueblo evangélico en el mundo: diverso, aunque mayoritariamente nostálgico de teologías arcaicas. Hoy, obsesionado con los debates morales y, por estos, preso de los partidismos políticos. Esta es la fe del pueblo al cual pertenezco y al cual me debo. Así es; sin maquillajes.
El pastor y teólogo Harold Segura es colombiano, radicado en Costa Rica. Director de Fe y Desarrollo de World Vision en América Latina y El Caribe y autor de varios libros. Anteriormente fue Rector del Seminario Teológico Bautista Internacional de Colombia
.𝗘𝗻 𝘀𝘂 𝗻𝘂𝗲𝘃𝗮 𝗰𝗿𝗼́𝗻𝗶𝗰𝗮 𝗱𝗲𝘀𝗱𝗲 𝗟𝗮𝘂𝘀𝗮𝗻𝗮 𝗜𝗩, Harold Segura nos muestra una mirada sincera, sin filtros, sobre lo que sucede tanto dentro como fuera del congreso. ¿Qué tensiones teológicas y pastorales se viven en los pasillos? ¿Cómo los debates sobre la Declaración de Seúl están dividiendo opiniones? Descubre más sobre estas dinámicas y las preocupaciones que inquietan a los participantes en Lausana IV.
👉 𝗟𝗲𝗲 𝗹𝗮 𝗰𝗿𝗼́𝗻𝗶𝗰𝗮 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗹𝗲𝘁𝗮 𝗮𝗾𝘂𝗶́ 𝘆 𝗰𝗼𝗻𝗼𝗰𝗲 𝗹𝗮 𝗿𝗲𝗮𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱 𝘀𝗶𝗻 𝗺𝗮𝗾𝘂𝗶𝗹𝗹𝗮𝗷𝗲: https://www.elblogdebernabe.com/.../lausana-sin...

 

Lausana, sin maquillaje | Por Harold Segura
elblogdebernabe.com
Lausana, sin maquillaje | Por Harold Segura
Debates sobre la Declaración de Seúl revelan tensiones teológicas en Lausana IV

miércoles, 25 de septiembre de 2024

Cambiar la historia

 Una mirada  

"Pusieron a la mujer en medio de toda la gente", Jn 8:1-3

Las autoridades llevaron ante Jesús a una mujer para ratificar su sentencia de muerte. El silencio, una escritura, una palabra y una mirada pueden cambiar la historia. Primeramente, nos encontramos con la mirada de la mujer que expresa miedo e incredulidad. Cuando levanta los ojos, pudo ver a Jesús que la mira diferente que los demás. Nunca había visto a una persona que la observara de ese modo. Sus experiencias le marcaban el desprecio, la condena, el deseo o la posesión egoísta. En ese lugar había miradas que reflejaban el juicio con las piedras que tenían en sus manos, la justicia sin la misericordia. "Ahora sus ojos se cruzan con un hombre que no ve en ella un objeto de placer ni un objetivo para las piedras de una sentencia cruel". La misericordia, comprensión, amor y perdón puede comenzar con una mirada. La mirada de Jesús es creadora de vida nueva y nos llama a tener "vida entera". Su mirada es reveladora porque expresa nuestras mejores posibilidades con su gran dimensión. “—Mujer, los que te trajeron se han ido. ¡Nadie te ha condenado! Ella le respondió: —Así es, Señor. Nadie me ha condenado. Jesús le dijo: —Tampoco yo te condeno. Puedes irte, pero no vuelvas a pecar.” "Jesús le dijo a la gente que creyó en él: —Ustedes son verdaderamente mis discípulos si se mantienen fieles a mis enseñanzas; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres... Así que, si el Hijo los hace libres, ustedes son verdaderamente libres.", Jn 8:31-36

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

The mission of God

  


martes, 24 de septiembre de 2024

Dios es amor

 


Un defensor

Todo estará bien

"Entonces Jesús se puso de pie y le dijo: —Mujer, los que te trajeron se han ido. ¡Nadie te ha condenado! Ella le respondió: —Así es, Señor. Nadie me ha condenado. Jesús le dijo: —Tampoco yo te condeno. Puedes irte, pero no vuelvas a pecar", Jn 8:10-11

Las personas que deseaban apedrear a la mujer se han ido. Se fueron los jueces reflexionando sobre sus propios pecados y la mujer descubre la posibilidad de llevar una vida diferente: "Puedes irte, pero no vuelvas a pecar". Jesús es el único inocente, el único sin pecado. "Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no hay verdad en nosotros; pero si confesamos nuestros pecados, podemos confiar en que Dios, que es justo, nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad. Si decimos que no hemos cometido pecado, hacemos que Dios parezca mentiroso y no hemos aceptado verdaderamente su palabra. Hijitos míos, les escribo estas cosas para que no cometan pecado. Aunque si alguno comete pecado, tenemos ante el Padre un defensor, que es Jesucristo, y él es justo. Jesucristo se ofreció en sacrificio para que nuestros pecados sean perdonados; y no sólo los nuestros, sino los de todo el mundo.", 1 Jn 1:8-10, 2:1-2

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox
 

domingo, 22 de septiembre de 2024

Alejarnos del Juicio

 Mirarnos al espejo

"Luego, volvió a inclinarse y siguió escribiendo en el suelo. Al escuchar a Jesús, todos empezaron a irse, comenzando por los más viejos, hasta que Jesús se quedó solo con la mujer", Jn 8:8-9. 

Dios nos llama a tener cuidado y no lapidar innecesariamente a las personas. Esto se hace especialmente cuando alguien no está delante, no puede defenderse y suele ser la lapidación más practicada. Cuando juzgamos Jesús suele recordarnos nuestra historia, se inclina y escribe. Lo importante es reconocernos pecadores. Es ahí cuando tenemos la oportunidad de alejarnos del juicio y la falta de misericordia. Jesús nos quita las máscaras, nos confronta y nos pone frente a nuestra propia conciencia. Nos obliga a examinarnos mirando hacia adentro y no ya en dirección hacia el otro. Corremos el peligro de obligar a los demás a rendir cuentas de sus propias acciones y olvidarnos de mirarnos al espejo. Jesús ha obligado a los jueces a juzgarse a sí mismo en un proceso que es interior. Cuando esto sucede las piedras de las manos se dejan caer junto a las máscaras. Se debe dejar caer todo tipo de orgullo propio, pensamientos que destruyen y dividen, determinados códigos y artículos que destruyen una relación. Debemos dejar caer la vanidad, la jerarquía y el legalismo. Cuando somos conscientes de nuestras propias miserias podemos otorgar a nuestro prójimo una amplia ventaja. Ellos llegaron como justos y se van con la credencial de pecadores. El primer paso a la santidad es cuando nos encontramos en el principio de la lista de los pecadores. "Jesús se puso de pie y le dijo: —Mujer, los que te trajeron se han ido. ¡Nadie te ha condenado!" "Amen a los demás con sinceridad. Rechacen todo lo que sea malo, y no se aparten de lo que sea bueno. Ámense unos a otros como hermanos, y respétense siempre.", Ro 12:9-10

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

Dolor y Alegría

 


viernes, 20 de septiembre de 2024

Ser Generoso

 


Aureola de Santidad

 La primera piedra

"Jesús se levantó y les dijo: —Si alguno de ustedes nunca ha pecado, tire la primera piedra", Jn 8:7

Jesús toma a todos por sorpresa cuando los religiosos acusan a la mujer por no guardar los mandamientos de la ley. Jesús introduce una variante revolucionaria que será la clave. El punto principal para acusar a otro será afirmar que soy libre de pecado. No basta con descubrir los defectos de los demás. Se trata de presentar un certificado de inocencia adjunto con el listado de las virtudes. Hay que tener valor, no para recoger las piedras, sino para presentar un certificado de perfección. Hay que tener demasiado valor para ponerse en la cabeza la aureola de la santidad. La primera piedra es la que suele disgustar y abrumar. Cuando estas piedras las traducimos en palabras se transforman en calumnias, murmuraciones y sospechas. Todo lo que sigue a continuación responde y depende a la primera piedra. Tras la primera piedra llega la granizada y no se piensa en la víctima. La primera piedra suele ser la palabra que es lanzada con ligereza, la que golpea más duro. "Cuiden ustedes de las personas que Dios dejó a su cargo, pues ellas pertenecen a Dios. Cuídenlas, como cuida el pastor a sus ovejas. Háganlo por el gusto de servir, que es lo que a Dios le agrada, y no por obligación ni para ganar dinero. No traten a los que Dios les encargó como si ustedes fueran sus amos; más bien, procuren ser un ejemplo para ellos. Así, cuando regrese Cristo, que es el Pastor principal, ustedes recibirán un maravilloso premio que durará para siempre...  Todos deben tratarse con humildad, pues la Biblia dice: «Dios se opone a los orgullosos, pero brinda su ayuda a los humildes.», 1 P 5:2-5.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

miércoles, 18 de septiembre de 2024

Exceso de misericordia

 Se busca un culpable

"Y le dijeron a Jesús: —Maestro, encontramos a esta mujer cometiendo pecado de adulterio. En nuestra ley, Moisés manda que a esta clase de mujeres las matemos a pedradas. ¿Tú qué opinas?, Jn 8:4-5

Las autoridades religiosas confrontan a Jesús y le hacen una pregunta para ponerle una trampa. En las intenciones de los acusadores los culpables son dos: la mujer y Jesús. El pecado de Jesús parece ser el exceso de misericordia. Jesús se encontraba enseñando y lo interrumpen bruscamente para obligarlo a tomar una posición. El silencio y la palabra formarán parte de la actitud de Jesús. Es interesante observar que misteriosamente el nombre del amante ha desaparecido. La única culpable es la mujer. Seguramente hay complicidad de los guardianes de la moral pública que son machistas e indulgentes. Jesús traza líneas en el polvo del suelo para demostrar lo lejos que está de esas actitudes. No ha venido para juzgar y no le interesan los artículos del código. Jesús no tiene nada que ver con la gente que es cruel, sin piedad, con la hipocresía y con todos aquellos que actúan como fanáticos escandalizados. Jesús busca la comprensión y hace referencia a otra ley diferente. Con su escritura misteriosa lo que resalta es el código de la misericordia. Esta misericordia apela a un corazón de carne y no a un código penal escrito sobre una madera dura. Cuando se lanzan o tiran piedras nada bueno puede ocurrir. "Amados hermanos, si otro creyente está dominado por algún pecado, ustedes, que son espirituales, deberían ayudarlo a volver al camino recto con ternura y humildad. Y tengan mucho cuidado de no caer en la misma tentación. Ayúdense a llevar los unos las cargas de los otros, y obedezcan de esa manera la ley de Cristo. Si te crees demasiado importante para ayudar a alguien, solo te engañas a ti mismo. No eres tan importante. Presta mucha atención a tu propio trabajo, porque entonces obtendrás la satisfacción de haber hecho bien tu labor y no tendrás que compararte con nadie. Pues cada uno es responsable de su propia conducta.", Ga 6:1-5. “Sobre todo, ámense mucho unos a otros, porque el amor borra los pecados”, 1 P 4:8.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

lunes, 16 de septiembre de 2024

Perseverar

 Procesos que dan vida

“El ciego respondió: —Veo gente, pero parecen árboles que caminan. Entonces Jesús volvió a ponerle las manos sobre los ojos. El hombre miró de nuevo con cuidado, y vio todo claramente, porque ya estaba sano”, Mc 8:24-25

En todo proceso es clave ser pacientes, no darnos por vencidos, no perder los sueños y perseverar. Intentar y seguir intentando, nos habla de ser tenaces. Seguir y continuar un proceso puede implicar que a veces no vemos con claridad. Este es el momento justo para seguir confiando en aquél que nos tomó de la mano. La realización de todo proceso y milagro no siempre ocurre entendiendo hacia donde vamos caminando. Todo buen proceso llega a un buen fin cuando entendemos que Dios está interviniendo y puedo confiar. “Pero ustedes tienen al Espíritu Santo, que Cristo puso en ustedes. Por eso no necesitan que nadie les enseñe, pues el Espíritu de Dios les enseña todo; y lo que él enseña no es mentira, sino la verdad. Por eso, sigan las enseñanzas del Espíritu Santo, y manténganse siempre unidos a Cristo.”, 1 Jn 2:27. “El Espíritu Santo vendrá y los ayudará, porque el Padre lo enviará para tomar mi lugar. El Espíritu Santo les enseñará todas las cosas, y les recordará todo lo que les he enseñado. »Les doy la paz, mi propia paz, que no es como la paz que se desea en este mundo. No se preocupen ni tengan miedo por lo que pronto va a pasar”, Jn 14:26-27 "Cuando venga el Espíritu Santo, él les dirá lo que es la verdad y los guiará, para que siempre vivan en la verdad. Él no hablará por su propia cuenta, sino que les dirá lo que oiga de Dios el Padre, y les enseñará lo que está por suceder", Jn 16:13. Todo tiene su tiempo y estamos en el camino confiando en aquel que sigue siendo la verdad y la vida.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

Dejarse cuestionar

  Abrir los ojos “Entonces Jesús dijo: —Yo he venido a este mundo para hacer justicia, para que los ciegos vean y los que ven se queden cieg...