jueves, 13 de febrero de 2020

¿Cómo te ves a ti mismo?

¿Cómo te ves a ti mismo? “Este es el testimonio de Juan cuando los judíos de Jerusalén enviaron sacerdotes y levitas a preguntarle quien era. No se negó a declararlo sino que confeso con franqueza: Yo no soy el Cristo” (Jn 1:19-20) ¿Por qué los judíos enviaron a preguntarle a Juan acerca de su identidad? Para los judíos Juan representaba un enigma, nadie lo conocía, venia del desierto. Su aparición repentina exigía una explicación. ¿Quién eres tú? Fue categórico y su primera respuesta fue: “Yo no soy el Cristo”. “¿Quién eres entonces? –le preguntaron-. ¿Acaso eres Elías? No lo soy. ¿Eres el profeta? No lo soy... ¡Tenemos que llevar una respuesta a los que nos enviaron! ¿Cómo te ves a ti mismo?”(Jn 1:21-22). Juan se veía como una voz que llamaba al pueblo a preparar el camino del Señor. Nada más que una voz (Is 40:3). Lo importante era su función (Jn 1:6-8). Reconocía y hablaba que solo el Mesías es quien toca y cambia las vidas. Se veía como un instrumento y siervo de Dios. “No era la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz”. Daba testimonio de Jesús y anuncio su presencia. “Cualquier grandeza que poseyera provenía de la grandeza de Aquel cuya venida anunciaba” (Jn 3:27). Juan buscaba la sencillez. No buscaba gloria, poder o una posición elevada. No se creía el único o el más importante. Entendía que la gente le pertenecía a Dios. No son las instituciones, nuestros métodos y programas los que cambian a las personas. Con su vida señalaba a Jesucristo. A su vez se veía a sí mismo, como más bajo que un esclavo. “Yo no soy digno ni siquiera de desatarle la correa de las sandalias” (Jn1:27). “Tener en claro nuestra identidad es el principio de un ministerio sano”. ¿Conozco cuál es mi identidad?, ¿Cuáles son mis motivaciones en el servicio cristiano? ¿Cómo te ves a ti mismo? Carlos Scott

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