viernes, 7 de junio de 2019

Jesucristo es el Señor

- Cuando hablamos de la iglesia local hablamos de una comunidad que vive bajo la autoridad de Jesús. Una comunidad sana es una comunidad que declara a Jesucristo como el Señor de todo el universo. * > "Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra", Mt 28:18. David Bosch comenta que Jesús después de la resurrección recibe toda autoridad en la tierra y en el cielo. Se afirma la extensión universal de su autoridad. "El crucificado se convierte en el Señor del cosmos" * > Ahora bien, esta declaración parece una contradicción a lo que sigue diciendo Jesús: "por tanto vayan y hagan discípulos", Mt 28:19. Si su soberanía ya se estableció ¿por qué es necesario aún ir a todo el mundo a persuadir a las naciones para que se sometan a él?. Si Jesús tiene "toda autoridad en el cielo y en la tierra ", ¿que sentido tiene tratar de hacer que se manifieste aún más? ¿Implica que todavía Jesús no es el Señor universal?, ¿Sus seguidores tienen que hacerlo Señor, discipulando, bautizando y enseñando a las naciones?, ¿Su reino se pone en duda? * > Una palabra clave que pasa inadvertida nos da la respuesta: "por tanto" (vayan). ¿Que significa o implica ese "por tanto"? Muestra lo que esta antes, el porque, el motivo y el impulso de nuestro mandato. Vamos a todas las naciones porque hay una realidad anterior, algo ocurrió, es algo que Dios hizo. Jesús afirma su autoridad suprema. ¿Por que vamos a todas las naciones para hacer discípulos? Porque Dios ha exaltado a Jesús como el Rey prometido. Es por medio de su autoridad y su reino que Dios va a bendecir a todas las naciones * > Si Jesús no es el Rey de este mundo, las naciones no recibirán la bendición prometida a Abraham. Pero, si Jesús, en realidad, es Señor de todo, esta realidad tiene que ser proclamada. Es imposible quedarse callado ante semejante realidad. Y precisamente esto significa la misión: "la proclamación del señorío de Cristo". Porque Jesús es el Rey inaugura y posibilita una misión global. El dominio universal e ilimitado del Jesús resucitado implica una respuesta igualmente universal e ilimitada de todos nosotros

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